RAJOY PLANTA CARA A ZAPATERO: LA CONSTITUCIÓN NO SE TOCA SIN CONSENSO

 

  Editorial de   “El Semanal Digital” del 10.11.05

 Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web

  

Zapatero ha intentado engañar a los españoles, negociando con el PP una reforma mínima de la Constitución y pactando un Estatuto radical con los nacionalistas. Le han descubierto.

10 de noviembre de 2005.  El líder del PP, Mariano Rajoy, es un político veterano. Ha sido todo en su partido y en el Gobierno de España, y sabe que hay un momento para las concesiones y otro para la firmeza. Ha decidido que es la hora de la firmeza, y el Partido Popular ha condicionado su apoyo a las reformas constitucionales a un consenso entre los dos grandes partidos sobre los Estatutos de Autonomía. Es, sin duda, una apuesta fuerte, aunque lógica.

También es una decisión inevitable. Jurídicamente, los Estatutos forman parte de lo que los técnicos llaman el "bloque de constitucionalidad", las normas generales que afectan a todos los ciudadanos. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha intentado manejar al PP, buscando sus votos para reformar la Constitución propiamente dicha y rompiendo a la vez el consenso constitucional con el centro derecha en Cataluña. Porque para eso no necesita sus votos, y en cambio sí quiere los de Josep Lluís Carod-Rovira y Esquerra Republicana para gobernar.

Zapatero ha querido atrapar al PP en el consenso sobre una reforma limitada de la Constitución, en asuntos como la sucesión real, el Senado y las relaciones con Europa; y a la vez ha aceptado cambiar cuestiones esenciales a través del Estatuto del presidente catalán Pasqual Maragall, intentando evitar al PP, cuyos votos serían imprescindibles.

El PP responde ahora de la única manera posible: condicionando su apoyo a una reforma consensuada de la Constitución a que Zapatero incluya en el consenso todo lo que ha querido hurtar, a través del proyecto de Carod y Maragall.

El PSOE dirá ahora que Rajoy no es dialogante, y que no quiere acuerdos; pero la verdad es que no se puede alcanzar acuerdos con quien no los cumple –y Zapatero no ha cumplido su acuerdo institucional sobre nacionalismos y terrorismo de enero de 2005 con Rajoy- y no se puede pactar asuntos decisivos con quien no suele cumplir sus pactos o, peor aún, es capaz de negociar en términos absolutamente opuestos con otros interlocutores.

Cuando además lo que Zapatero hace es elegir los votos minoritarios de Carod en vez de los diez millones de votos de Rajoy, es lógico que éste reaccione ofreciendo consenso pero negándose a prestar sus votos para una mascarada. Es posible que en el Congreso y en el Senado el PP esté –como dice Zapatero- "solo y descentrado". Pero es seguro que el PP cumple sus promesas y que no quiere cambiar las reglas del juego contra la voluntad general. Tal vez por eso Rajoy ha podido decir "estamos solos, sí, pero con medio PSOE detrás". Y es que el que a consenso mata a consenso muere.