ENTREVISTA A   PEDROJOTA RAMÍREZ,

 

Por Juan Delgado, en “El Semanal Digital” del 26.11.05



"Zapatero tiene impulsos muy intransigentes y demasiado maniqueos"

Sus afirmaciones son tajantes: "Zapatero está siendo un aprendiz de brujo. O rectifica o su caída será tan fulgurante como su ascenso".



26 de noviembre de 2005.  El director de El Mundo sigue contemplando la actualidad española y haciendo todos los días su –"mi"- periódico con la misma pasión que hace 16 años cuando fundó este rotativo después de que le echaran de Diario 16, gracias a una maniobra en la que tuvieron mucho que ver algunos de los integrantes de la llamada "banda de Interior". Ahora, en su despacho de la calle Pradillo, una alegre y divertida estancia en la que se ve la mano de Ágatha Ruiz de la Prada hasta en el más mínimo detalle, disfruta de la última distinción que acaba de recibir. Mientras aquí, en su país, algunos políticos le dedican algunos improperios -"amoral" y "ególatra"-, en Alemania, la Fundación Alfred Toepfer y la Universidad de Tubinga, le acaban de otorgar el Premio Montaigne 2006.

- ¡Qué contraste! – responde-. He dicho en tono jocoso que si lo uno lleva aparejado lo otro, ojalá que me insulte cada semana un miembro distinto del Gobierno. Bromas aparte, el Premio Montaigne ha sido para mí una de las mayores alegrías de mi vida profesional porque se trata de una distinción absolutamente inesperada que viene del ámbito académico internacional por decisión de un jurado a cuyos miembros no conocía. Además, se trata de un premio que, en su primera edición, otorgaron a Raymond Aron y que han ganado personas a las que tanto he admirado como Salvador Espriú, Pedro Laín o Martín de Riquer. Probablemente sea imposible encontrar mejores ingredientes para darte un rato de felicidad.

En el fallo del Jurado se asegura que usted "toma partido y se compromete en una época en la que España lucha contra el nihilismo filosófico, político e intelectual". Le pido que traduzca a lo concreto esta frase. ¿Cuáles son sus principales compromisos con la sociedad española?

Defendemos una sociedad abierta y democrática, en la que las libertades públicas y los derechos individuales se materialicen de acuerdo con los principios constitucionales. Creemos que la prensa tiene una función social que cumplir y nos empeñamos en ejercerla proporcionándoles a los ciudadanos los elementos de juicio para que puedan tomar sus decisiones como titulares plenos de sus derechos. En algunas ocasiones, esto significa revelar cosas importantes que los poderosos pretenden que se mantengan ocultas. Ésa ha sido, a lo largo de estos años, nuestra principal contribución al vigor del sistema democrático.

¿La ofensiva actual contra la COPE es puntual o responde a una estrategia más duradera?

Zapatero ha adquirido unos compromisos públicos ante la sociedad española que, además, se corresponden bastante con rasgos verdaderos de su personalidad. A él le gustaría ejercer el poder de forma respetuosa con los usos democráticos y con la libertad de prensa, pero a las primeras de cambio, y él personalmente en algunos casos, se están haciendo demasiadas concesiones. Además, está aceptando que desde su entorno se recurran a gestos de carácter intolerante propios de las ofensivas más duras del felipismo contra los medios críticos.

En el marco de esa campaña, uno de los objetivos principales es Federico Jiménez Losantos, por cierto un "invento" periodístico suyo...

No, no, no... Federico es un invento en sí mismo. Tengo la pequeña satisfacción de haber contribuido a que su principal actividad intelectual fuera el periodismo.

¿Cómo le ve? ¿Es un radical, tiene la pasión del converso, como dicen sus críticos?

Para mí es muy difícil ser objetivo porque tengo por Federico la admiración que siempre me producen las personas inteligentes, cultas y, sobre todo, brillantes. Es una persona empecinada y tenaz, a la resulta muy difícil apearle de sus ideas cuando está convencido. Federico no es un ultraderechista como algunos de sus enemigos dicen. Federico Jiménez Losantos está defendiendo unas ideas liberales y modernas. Discrepamos a menudo sobre la manera de entender el liberalismo, pero sus convicciones son democráticas y coinciden mucho más con los valores constitucionales que las de sus principales inquisidores.

¿Por ejemplo?

Desde luego, los defiende mucho más genuinamente que Carod Rovira o el propio Durán i Lleida, quien de manera probablemente oportunista está defendiendo un proyecto de Estatuto en el que, me consta, él mismo no cree.

Cuando oye estas críticas, ¿se acuerda de la década de los ochenta y de los comienzos de la de los noventa? ¿Le viene a la cabeza la "banda de Interior"?

Afortunadamente, estamos muy lejos de todo aquello. No es lo mismo. Lo más grave es la operación que está en marcha para quitarle a la COPE sus nueve emisoras de Cataluña. Pero, claro, no es comparable con asesinar a dos docenas y pico de personas, llevarse dinero del erario público, espiar y grabar las conversaciones del Rey o poner en marcha operaciones tan repugnantes como el montaje del vídeo contra mí. Sinceramente, no creo que Zapatero sea capaz de llegar a esos extremos ni de permitir que nadie a su alrededor lo haga. Creo que la sociedad española ha quedado vacunada contra ese tipo de barbaridades.

¿Le está decepcionando Zapatero? Parece que lo del talante se ha quedado en un mero recurso electoral.

Me está decepcionando como gobernante. Zapatero tiene grandes cualidades que hubieran dado enormes frutos si las hubiese utilizado para resolver los problemas reales de los españoles. Podría haber sido un gobernante unificador y pacificador y, sin embargo, se está dedicando a inventar nuevos problemas que están dislocando y causando tensiones muy preocupantes en la sociedad española. Zapatero está siendo un aprendiz de brujo. O rectifica de una manera muy rotunda y cambia de estrategia, sobre todo en relación con sus malas compañías nacionalistas y sus alianzas con estos grupos radicales, o viviremos una caída tan fulgurante como su ascenso.

¿Estaba preparado para gobernar España?

Su personalidad es muy compleja. En su interior hay impulsos radicales. Por ejemplo, cuando se autodefine como "rojo", está haciendo evidentemente una broma, pero está dando rienda suelta a algunas de las fantasías de su subconsciente. Neutraliza sus cualidades con impulsos muy intransigentes y extraordinariamente maniqueos. Y este segundo impulso, avivado también por la aritmética parlamentaria, está arrastrándole y convirtiéndole en un presidente que crea división en la sociedad española de manera absolutamente innecesaria.

¿Entiende su constante mirada a la Guerra Civil?

Se explica, pero creo que es uno de sus mayores errores. Zapatero ha tenido la gran oportunidad de ser un presidente pacificador. Recibió una sociedad española traumatizada por la masacre del 11-M, con una situación económica estupenda y sin grandes problemas de cohesión social y de estabilidad política. No existía una demanda social para reformar la Constitución -tal vez para resolver el tema de la sucesión de la Corona- ni los estatutos de autonomía. La sociedad tampoco pedía que se rompiera el Pacto Antiterrorista, ni que la asignatura pendiente de los derechos civiles de los homosexuales se resolviera echando mano de la institución jurídica del matrimonio. Tampoco había una demanda para cambiar radicalmente nuestra política exterior. Mucha gente le ve como un señor muy simpático que en menudos líos nos está metiendo.

¿Qué piensa de su equipo? ¿Está obligado, en su opinión, a hacer algún recambio? ¿Cuáles?

Nosotros hemos planteado la cuestión del ministro de Industria. De acuerdo con las propias normas y los criterios éticos que, según él mismo, inspirarían su mandato, Montilla no puede continuar como titular de esa cartera. Existe una incompatibilidad flagrante entre su condición de deudor de un favor que le ha hecho La Caixa al partido del que es secretario general –y, además, durante un tiempo miembro del Consejo General de esa entidad- con su papel actual de regulador de todos los sectores industriales en los que se encuentran inmersas las empresas participadas por La Caixa. Por otro lado, creo que el Gobierno en su conjunto es de perfil muy bajo. Es un gabinete malo. Se salvan tres o cuatro individualidades.

La regeneración democrática que usted tanto ha reclamado desde El Mundo no ha llegado. Le falló Aznar y le está fallando Zapatero. ¿Cuáles deberían ser las piedras angulares de esa regeneración?

Hay que revitalizar los mecanismos de control social del poder. Hay que conseguir una separación efectiva entre los distintos poderes del Estado, y muy especialmente hay que rescatar el Poder Judicial de su colonización por los partidos políticos. Al igual que otros órganos como el Consejo de RTVE o el Tribunal de Cuentas. Otra asignatura pendiente es la reforma de la Ley Electoral para establecer una mayor correspondencia entre representantes y representados para que quienes elija de verdad a los diputados seamos los ciudadanos y no las cúpulas de los partidos. Esto supondría probablemente establecer un sistema electoral de tipo mixto, en el que el componente mayoritario sea, por lo menos, uno de los ingredientes. Entre tanto, como mínimo, tendríamos que ir a listas desbloqueadas. El fiscal general del Estado debería ser nombrado por el Parlamento por un período tasado y, por tanto, independiente del Gobierno. Debería procederse a la privatización de la mayor parte de los medios de comunicación públicos. El Estado no es quien para tener radios ni televisiones, ni por supuesto para repartirlas. En el ámbito de la libertad de expresión, nos encontramos con un problema cada vez más acuciante: a través del reparto audiovisual discrecional, las administraciones públicas cada vez tienen más capacidad de influir en la cuenta de resultados de todos los medios de comunicación. Los periodistas tenemos que estar yendo detrás de los políticos para controlarles y, a veces, da la sensación de que muchos compañeros van detrás de los políticos a pedirles cosas. Esto trastoca extraordinariamente las reglas de juego de lo que tienen que ser las relaciones entre los periodistas y el poder.

¿Teme que el "caso Montilla" que su periódico ha sacado a la luz sea sólo el prólogo de una larga crónica de corrupción?

La experiencia me enseña que no hay que anticipar acontecimientos. No creo que esto afecte a la integridad personal del señor Montilla. Sí que es verdad que su comportamiento como consejero y miembro de la Asamblea General de La Caixa ha sido desleal, y eso le hace acreedor de una cierta censura moral. Pero estamos, sobre todo, ante un problema político. El Gobierno no solamente tiene que ser honrado, sino que tiene que parecerlo, y para que tenga credibilidad como árbitro, no puede aparecer estrechamente vinculado con una de las partes. Zapatero está incurriendo en un grave error al no darse cuenta de las implicaciones que esto tiene respecto a la credibilidad de su proyecto y a la confianza que inspira su Gobierno. Si hubiera actuado con reflejos, lo podría haber solucionado en 48 horas, simplemente cambiándolo de cartera, porque entiendo que para él sea importante mantener en el Ejecutivo al número dos del PSC.

¿Corre riesgo la unidad de España?

Sinceramente, sí. El problema de España no es la crispación, sino el Estatuto de Cataluña. Ese texto es absolutamente incompatible con la unidad de España que reconoce la Constitución.

Hablemos del 11-M. ¿Tiene interés el Gobierno por esclarecer lo ocurrido?

No el suficiente. Desde que ganó las elecciones, Zapatero siempre ha estado incómodo con la idea de que el 11-M había sido decisivo para su triunfo. Y no es que él y su Gobierno mantengan una actitud de obstrucción deliberada de la investigación, pero, consciente o subconscientemente, demuestran muy pocas ganas de llegar hasta el final en el esclarecimiento de los hechos. Diría que están incurriendo en un pecado de omisión.

De lo que se sabe hasta la fecha, ¿usted ha podido extraer alguna conclusión nítida en torno a la autoría tanto material como intelectual?

Cuanto más averiguamos del 11-M, más nos damos cuenta de lo poco que sabemos. El que más sabe de todo esto es quien más misterios ha detectado hasta ahora. El 11-M es un jeroglífico dentro de un misterio encerrado en un enigma. No cabe duda de que los imputados del comando de Lavapiés y los suicidas de Leganés participaron en los hechos, pero soy incapaz de decir cuál fue su nivel de participación y en qué medida fueron manipulados y utilizados por otras personas. Nadie ha averiguado áun quién es el autor intelectual del 11-M.

¿Cree que el final de ETA está tan cerca como dice Zapatero?

No. Desgraciadamente, ETA sobrevivirá a Zapatero.

¿Cómo ve al PP? ¿Se ha radicalizado como dicen desde el PSOE?

No. Conozco desde hace mucho tiempo a sus principales dirigentes y a ninguno de ellos le encaja ese remoquete. Rajoy es un moderado. Ideológicamente puede ser un conservador, desde luego no un extremista, pero por su talante, espíritu y estilo es un centrista. Un hombre moderado siempre dispuesto al diálogo y al pacto.

¿Le está gustando Rajoy o le falta algo como líder de la oposición?

Ese tipo de personas reflexivas, inteligentes, dispuestas a racionalizarlo todo y a tratar los problemas desde el sentido común y a la luz del conocimiento, no puedo ocultar que siento una gran simpatía. No falta quien piensa que debe ser más pasional y con más capacidad como líder de masas. A mi juicio, ése es un concepto anticuado del liderazgo. Creo que como líder de la oposición Rajoy esté más capacitado de lo que lo estaba Aznar.

¿Tiene la Monarquía asegurado su futuro?

No. Felipe se lo tendrá que ganar como se lo ha ganado su padre.