LA ESTAFA PIRAMIDAL DE ZAPATERO

Artículo de José Antonio Sentís en “El Imparcial” del 01 de enero de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

La verdad es que no se puede entender por qué todo el mundo se ha escandalizado por la estafa de Madoff, cuando es de uso común. Su chiringuito fraudulento podría haber continuado por décadas, puesto que sólo se trataba de pagar suculentos intereses con las aportaciones de nuevos inversores, que a su vez recibirían intereses de las entregas de otros especuladores.

Ciertamente es un fraude, pero sólo duele cuando se descubre, pues más de uno de los paganos de Madoff hubiera deseado que no se revelara nunca el engaño. Con la mentira vivían mejor.

"Madoffes" hay en todas partes. Especialmente en la política. Miren, si no, el caso de Zapatero en España.

Su invento piramidal, tan piramidal como el del ex respetable financiero americano, es que se compromete a dar suculentos beneficios a todos sus interlocutores a cuenta de lo que otros paguen en el futuro.

El ejemplo vale para casi toda iniciativa económica de este Gobierno, pero ciñámonos a la actualidad, que es la financiación autonómica.

En esencia, Zapatero promete a todos y cada uno de sus bilaterales regionales todas y cada una de las cosas que le piden. Solbes, desde esa distancia amable que sólo puede prestar el absoluto cinismo, asegura que todas las Autonomías ganarán en recursos. Las unas, por población; las otras por extensión; las de más allá por su dinamismo; las de más acá por su atraso; éstas, por lengua propia; aquéllas por periferia; todas según lo que dicen sus Estatutos y, si no, por si alguna vez se les ocurre decirlo.

¿Hay dinero en España para pagar esta fiesta? Si lo hubo, esta molesta crisis lo ha dilapidado. ¿Cómo dar más a todos sin reducir otros gastos del Estado, según la solemne promesa de Zapatero? Es muy sencillo. Se pide prestado. A gente que ni siquiera sabe que lo está prestando. Incluso a la gente que difícilmente lo puede saber, porque aún no ha nacido.

El timo es casi perfecto: los ciudadanos entregan su dinero para que Zapatero tenga la chequera disponible para sus componendas políticas. Con ellas, Zapatero gana las elecciones, y puede volver a pedir dinero para pagar las promesas que le llevarán al poder de volver a prometer.

La pelota se agranda, y a eso se le llama déficit público; ese rubro de las cuentas que no es de nadie, como dijo la inefable ex ministra Calvo. Es, efectivamente, la inversión de los nuevos primos que apuestan por el chiringuito de Zapatero, pues por ellos paga los intereses de sus compromisos actuales. Y cuando se le agote ese dinero, bastará con pedir más.

Ésta, la del déficit como instrumento para saciar la voracidad autonómica, sí que es una estafa piramidal. Porque mientras se gaste más de lo que se gana, y ésta es la especialidad del buenismo socialista que nos gobierna, el déficit se pagará con más déficit.

Como en el caso de Madoff, a Zapatero le irá bien mientras nadie se dé cuenta. Pues a los políticos autonómicos (y a otros vampiros del gasto público, por ejemplo los sindicatos) les conviene que la pirámide continúe. Que les llenen ahora el bolsillo, aunque mañana alguien tenga que pagarlo. Un Zapateroff les viene muy bien, y lo único que deben hacer para conservarlo es apoyar el engaño de propaganda masiva del modelo socialista para que el pueblo crea que debe mantener a estos timadores que ofrecen un sobre lleno de felicidad a cambio de unos pocos impuestos.

¿Se imaginan un cuento de Navidad en el que estos protagonistas de nuestra política se hubieran reunido y hubieran dicho: ante la virulencia de la crisis, todos y cada uno reduciremos nuestros (escandalosos) gastos suntuarios, aparcaremos coches oficiales, dejaremos palacetes y haciendas, embajadas, asesores, visas oro y viajes exóticos?

O que hubieran dicho: olvidaremos nuestra megalomanía, nuestra envidia del Estado y nuestra eterna necesidad de diferenciarnos, que cuesta carísima.

Y, por el contrario, que hubieran prometido la mayor austeridad y eficiencia compartiendo una tarea común por España, ese lugar donde la gente se agrupa en familias para acometer más eficazmente sus gastos, pero se divide en territorios donde esos gastos se multiplican.

España ha entrado en una crisis profunda, y una manada de buitres pelea vorazmente por los despojos. Y Zapatero está encantado porque, como los buenos timadores, vive a medias del engaño y a medias de la avaricia ajena.