¡QUÉ SUERTE TIENE ZAPATERO!

 

Artículo de José Antonio Sentís en “El Imparcial” del 10 de junio de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Hay que reconocer que Rodríguez Zapatero está haciendo todos los esfuerzos posibles para apagar la buena estrella que le llevó a la dirección socialista y a la Presidencia del Gobierno. Es difícil, en efecto, gobernar peor, gobernar para menos (porque bastantes de los suyos se le van al paro) y gobernar contra más. Pero, por mucho que se empeñe, no consigue agotar su suerte.

Es difícil montar un Gobierno tan irrelevante y es complicado dilapidar el crédito electoral tan pronto, hasta ser derrotado de forma clara en apenas doce meses de ¿gestión? desde su anterior victoria y, sin embargo, mantener el tipo.

Pero es que todos los esfuerzos de Zapatero para demostrar su inanidad y su incompetencia tropiezan con un factor que podría haberse considerado imprevisible: el salvavidas que le prestan sus adversarios ideológicos. Y no estoy hablando de políticos del PP. Me refiero a cuantos opinan de política y son críticos con Zapatero, pero siempre terminan por darle la mano cuando se está ahogando.

Tal vez se trate del producto de un respeto reverencial al poder, tal vez por síndrome de Estocolmo por el que se admiran cualidades del antagonista. Es lo mismo. Cada vez que Zapatero sufre un revés político, hay que auxiliarlo como sea. Pero no desde la izquierda, lo que sería obvio, sino desde la derecha; la misma derecha insultada, agredida y menospreciada por Zapatero.

Lo único que tiene que hacer el PSOE cuando algo le va mal (y perder 700.000 de sus votos y casi ocho puntos respecto al PP en un año no es precisamente una buena noticia) es sentarse a esperar. La derecha opinativa (donde resumo el espectro liberal y conservador) correrá a defender al líder socialista de su desastre.

¿Cómo? Pues, en primer lugar, poniendo en cuestión a quien le ha ganado. En segundo lugar, anunciando que esa derrota de Zapatero no es significativa. En tercer lugar, buscando alternativas para ganar a Zapatero al margen de quien realmente le ha ganado.

Soy el primero en sostener que una victoria en las elecciones europeas no necesariamente indica una victoria en las generales. Pero parece de toda lógica que ganar en las europeas es mejor que perderlas. Que cualquier elección marca tendencia y, si no anuncia un ganador, sí anuncia la desafección, que se puede prolongar o no en el tiempo, con el derrotado. Que el que pierde muestra su vulnerabilidad y el que gana genera ilusión.

Sin embargo, José Blanco, Leire Pajín y otros genios del partido que nos gobierna sólo tienen que quedarse a esperar, porque van a ver descuartizado por los suyos el enemigo que les acaba de infligir la ofensa electoral.

En las cuarenta y ocho horas posteriores a la derrota electoral de Zapatero se ha producido una verdadera apoteosis de críticas a la victoria del PP. La derecha quería más. Y, de tanto querer más, ha dado el mejor argumento para sostener a Zapatero, como si reconociera que éste ha perdido de forma injusta, pero tiene mejor equipo que el suyo. Y que terminará por ganar en la prórroga, porque los jugadores del PP son muy malos y han marcado su tanto electoral de casualidad.

Zapatero ha salido seriamente tocado de estas elecciones (y los suyos lo saben, porque había que oír el llanto y crujir de dientes de la noche electoral socialista en Madrid y Valencia) pero parece que el derrotado es Rajoy. Del que siempre se puede decir que podría haberlo hecho mejor, pero que ha logrado, de la mano de Jaime Mayor, la nada fácil gesta de dar la vuelta al mapa electoral, y lograr tanta ventaja sobre el PSOE, como el PSOE logró sobre el PP en las últimas elecciones generales.

E insisto sobre un artículo anterior (Zapatero, un “líder planetario” vapuleado) que si aquella victoria, con una diferencia de poco más de tres puntos fue incuestionable, la de Rajoy sobre él, de 3,7 puntos, deberá merecer el mismo calificativo.

Y que si la excusa para exigir una victoria más amplia de la oposición es la crisis, por lo mismo habrá que reflexionar sobre si la resistencia socialista está en el BOE, en su despliegue de dinero público y en sus alianzas con los medios de comunicación afines, que son la mayoría. Y, los que no son afines, como si lo fueran, porque los más conspicuos de ellos son de una fiereza extrema contra Rajoy. Y pienso en importantes comunicadores, como Jiménez Losantos o César Vidal, por poner dos ejemplos de las decenas que se han pronunciado.

Rajoy tiene muchas cosas criticables (que nunca me he callado) y tiene que probarse todavía. Pero no parece el momento, precisamente cuando gana, de decir que no puede ganar. Y si es cierto que el formato de PP de Rajoy es muy cuestionable para muchos de sus votantes, es de pensar que un futuro de Zapatero debería concitar más preocupación a esos mismos votantes.

Pero, desde siempre, y con la sola excepción de Aznar, la derecha española ha sido especialista en dispararse los tiros en los pies. Esa afición autodestructiva trajo a Felipe González para catorce años, y mantiene a su capitidisminuido sucesor socialista en el poder.

Por eso tiene tanta suerte Zapatero. Ya no tiene que echar a Leire Pajín por su calamitosa campaña. Todavía podremos disfrutar de Bibiana Aído. La suya ha sido, esta vez sí, una dulce derrota.