CUANDO HAY QUE RESALTAR LO OBVIO

 

 Artículo de Justino Sinova en “El Mundo” del 27.12.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. 

 

Mal está la cosa política cuando una alusión del Rey a la «primacía de la ley y del Estado de Derecho» se ha convertido en noticia. Los tiempos en que hay que resaltar lo obvio son tiempos de crisis. La justicia, la paz y la libertad se basan en el imperio de la ley, que obliga a todos por igual, pero eso es algo que se sabe en una democracia sana. Cuando se hace necesario que alguien lo recuerde es que algo grave falla. Lo significativo del mensaje del Rey en la Nochebuena es que ha recordado lo obvio y eso ha parecido muy oportuno. Mala cosa. Hasta se ha dicho que éste ha sido el mensaje navideño más importante que ha pronunciado el Rey; hasta tal punto estamos pasando por momentos excepcionales.

El Rey no podía referirse sino al proceso de negociaciones del Gobierno con ETA, y su alusión al Estado de Derecho evocaba la sospecha de que los negociadores hayan propuesto o proyectado o prometido algo que no está en su mano, sospecha que no es gratuita pues algunos actores del montaje la provocan: portavoces de la ilegal Batasuna han insistido en promesas recibidas; de hecho, el que la ilegal Batasuna actúe como si fuera legal, sin que la ley se aplique como se debe, no puede ser otra cosa que el fruto de una promesa.

Hay mucha gente que recela ahora de la gestión del Gobierno con el terrorismo mientras resurge la preocupación por el terrorismo etarra. ¿Cómo no va a desconfiar la gente si el ministro del Interior convoca una rueda de prensa para negar y no negar al mismo tiempo que el Gobierno haya autorizado un contacto con la banda terrorista ETA? ¿Cómo no va a desconfiar la gente cuando se entera de que, mientras tanto, ETA se rearma y prepara explosivos? ¿Cómo no va a desconfiar la gente cuando un portavoz socialista asegura que el pacto antiterrorista está vigente mientras el presidente del Gobierno no quiere oír hablar de él y mientras otras voces socialistas divulgan que el culpable de la ruptura es el Partido Popular? ¿Cómo no va a desconfiar la gente cuando la insistencia de Rajoy en que no se negocie con ETA ningún asunto político es rechazada como una exigencia retórica poco menos que insignificante?

No es gratuito, no, sino necesario en estos tiempos repetir que «en democracia, la única respuesta a la extorsión, a la coacción y la violencia es la que resulta de la primacía de la ley y del Estado de Derecho». La necesidad de invocar solemnemente tal axioma elemental es muy preocupante, tanto como tener que recordar que no cumplirlo equivale a atentar gravemente contra la democracia, contra los ciudadanos.