CIUDADANOS POR CATALUÑA: PARTE DEL PROBLEMA Y NO PARTE DE LA SOLUCIÓN
Artículo de Pascual Tamburri en “El Semanal Digital” del 2-1-1-06
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
2 de noviembre de 2006. ¿Tenemos
que alegrarnos del éxito de "una alternativa al nacionalismo en Cataluña"? Tras
unas elecciones autonómicas en las que el partido más votado ha sido la
abstención, creo que lo mejor para España ha sido el resultado nada malo del PP
catalán. Y vamos a ver a qué es alternativa el nuevo grupo liberal.
¿El nacionalismo catalán? Un mal sin paliativos, un tumor basado en manipular la
personalidad regional de una parte de España. Cataluña carece de los elementos
históricos de una nación. De nación tiene, precisamente, sólo la parte
enfermiza, que es el nacionalismo. Un nacionalismo insincero y cuyo principal
resultado será, si triunfa, destruir la comunidad popular española y anular la
identidad real de la gente a cambio de una mentira. Pero un nacionalismo
vigoroso que no puede ser combatido desde otra mentira o desde prejuicios
ideológicos.
Se nos ha vendido Ciudadanos de Cataluña como una crítica sin complejos al
nacionalismo catalán. Y lo es, pero no sin pagar un precio. El nacionalismo
catalán se puede criticar por ser mentiroso y enemigo de España, como hace la
derecha social en toda su amplitud y como hace el PP. Pero Ciudadanos lo ha
criticado por afirmar la existencia de una comunidad, una historia, unos
principios y unos deberes por encima del puro individualismo; y no por la
falsificación nacionalista de esa identidad y esa historia.
¿Ciutadans ha luchado contra el nacionalismo catalán? Sí, pero lo ha hecho desde
una perspectiva aún más antigua. Contra la furia liberticida del Estatut el
nuevo partido ha defendido unas libertades, pero ha negado otras aplaudiendo por
ejemplo la eutanasia, el aborto y el laicismo educativo. El nuevo partido ha
apelado al dogma libertario contra toda nación y contra cualquier sentido
trascendente y comunitario de la vida. Menuda novedad.
Ciudadanos de Cataluña ha tenido una virtud, que es poner al descubierto
peligrosas contradicciones en el "bloque anti ZP" fraguado desde 2004. El nuevo
partido ha considerado enemigos a todos los alérgicos al libertarismo que
predica, incluyendo el PP. Con la particularidad de que, con un programa de
izquierdas, ha pescado votos en la derecha a la que desprecia, por las
contradicciones partidistas y mediáticas de ésta.
Parte de la derecha tiene la tentación de vencer al enemigo de hoy, Zapatero y
sus socios, sin afirmar a la vez sus propios principios permanentes. Por plural
que sea, una derecha española no puede limitarse a decir "ciudadanía, libertad,
igualdad, laicismo, bilingüismo y Constitución" sin añadir "patria, pueblo,
justicia social, religión, comunidad, orden, identidad". Vencer en nombre de un
cosmopolitismo apátrida no interesa a la nación española.
Albert Rivera parece un buen chico, con porvenir, pero quienes están detrás de
él han intentado beneficiarse de las dificultades del PP para sacar adelante un
experimento ideologizado. No es "aire fresco", sino un producto del siglo XVIII
muy bien envuelto y vendido en un escenario favorable. Felicidades por los
resultados, pero ahí no hay alternativa ni solución al problema de España.