EL CALLEJÓN CON EL QUE SE HA TOPADO ZP ENCIENDE LAS ALARMAS DEL PSOE

Artículo de Ángel Tejedor en “El Semanal Digital” del 05 de marzo de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Se respira preocupación en las filas socialistas, especialmente entre los "negociadores" encargados de sacar al presidente de un embrollo que amenaza con amargarle los tres próximos años.

 

Ya sabía José Luis Rodríguez Zapatero cuando revalidó su victoria en las urnas que su decisión de gobernar en minoría iba a traerle no pocos problemas. Pero prefirió eso antes que casarse con otro partido durante cuatro largos años. Y ahora, irónicamente, es la única alegría que se llevó la noche del 1-M (la de los resultados de Patxi López) la que más quebraderos de cabeza le está dando.

En los escasos meses de esta legislatura, los socialistas han contado con la ayuda inestimable de los seis diputados del PNV para sacar adelante iniciativas tan importantes como los Presupuestos Generales de 2009. Pero los peneuvistas ya han advertido a Zapatero que puede ir olvidándose de ellos para todo si López consuma su amenaza de echar a Juan José Ibarretxe de Ajuria Enea, pese a que el PNV fue el partido más votado.

Ya no sólo sería una cuestión de los Presupuestos, sino que les declararían la guerra en todas las votaciones de la Mesa del Congreso y el Senado, en todas las proposiciones y proyectos de ley... E incluso durante la Presidencia española de la Unión Europea, que comenzará el 1 de enero de 2010. En una palabra: ni agua ante lo que considerarían una "agresión política" del PSE.

Y, para colmo de los males de los socialistas, con el otro socio estable que han tenido en este primer año de legislatura -el BNG- ocurre algo parecido. El PSOE ha manejado casi a su antojo los dos escaños que los nacionalistas gallegos tienen en el Congreso. Como en Galicia gobernaban juntos, la alianza se extendía también a Madrid. Pero ahora que Alberto Núñez Feijóo ha guillotinado el bipartito gallego, ¿prestará tan fácilmente el BNG sus diputados al PSOE en el Congreso? A buen seguro no. Y menos aún teniendo en cuenta que el nacionalismo gallego anda de uñas con los socialistas por haberles culpado a ellos -lo insinuó el propio José Blanco- de perder la Xunta.

El ambiente que se respira en el socialismo es de preocupación. Especialmente en los pasillos del Congreso. Para papelón, el que les ha caído encima al portavoz en la Cámara Baja, José Antonio Alonso, y a su número dos, Ramón Jáuregui. Son los encargados de asegurarle a Zapatero nuevos apoyos. Un plan B que pasaría por los once escaños de CiU, pero los de Artur Mas ni olvidan ni perdonan, y ya han advertido públicamente que no cuenten con ellos como "salvavidas". 

En las elecciones autonómicas catalanas de 2006 a CiU le pasó lo mismo que puede ocurrirle en las próximas semanas al PNV: ganaron en número de escaños al PSC, pero un pacto de José Montilla con ERC e ICV les impidió gobernar. CiU nunca le ha perdonado aquello a los socialistas. Es más. Tras las elecciones generales y ante la necesidad de buscarse apoyos más o menos estables, el PSOE tanteó a CiU en el Congreso. Para ello, tal y como desveló El Semanal Digital en su momento, Zapatero jugó la baza Alfredo Pérez Rubalcaba, alias El negociador, al que a buen seguro el presidente volverá a recurrir en este delicado momento. Rubalcaba goza de buenas relaciones en CiU, especialmente con su portavoz en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida.

Pero, en aquel momento, tanto el ministro del Interior como el resto de socialistas se toparon con un muro, puesto que los de Mas ponían como condición sine qua non que Montilla les devolviera el Gobierno de Cataluña para empezar a hablar. Obviamente, algo inaceptable para el PSOE. Un hipotético acuerdo de futuro entre PSOE y CiU tendría un problema añadido con nombres y apellidos: José Montilla. En Cataluña CiU está en la oposición, y sería difícil conjugar eso con un pacto en Madrid. Así las cosas, el PSOE ve difícil salida del túnel en el que se ha metido. Y aún quedan tres largos años de legislatura.