Artículo de Hermann Tertsch en “ABC” del 21 de mayo de
2009
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que
sigue para incluirlo en este sitio web
El formateado es mío (L. B.-B.)
EL
nuevo vídeo presentado por el PSOE para la campaña electoral a las elecciones
europeas que comienza hoy a medianoche, y presenta a unos seres detestables
como votantes de la derecha, está muy bien hecho. Si en algo han demostrado
capacidad los socialistas españoles bajo el zapaterismo
ha sido en difundir con éxito todo tipo de mensajes propagandísticos, algunos
contradictorios entre sí. Nunca han entorpecido este éxito ni dichas
contradicciones, ni las más obvias mentiras ni difamaciones después reveladas
como tales. Ni siquiera se ha visto afectado negativamente por la participación
en la difusión de sus mensajes de algunos de sus dirigentes, personajes que
supondrían un descrédito hasta para organizaciones con objetivos mucho menos
piadosos que los que se atribuyen los socialistas españoles. Era lógico que el
continuo deterioro del capital humano en el partido desde la partida de Felipe
González trajera consigo una pauperización de los mensajes. Aunque muchos
puedan sorprenderse de que el primitivismo ideológico haya vuelto en ocasiones
a los niveles de los Años Treinta. De que todo esfuerzo por pretender al menos
una cierta honestidad intelectual haya desaparecido en profundidades abisales.
En
realidad, la población española se pasa todo el año consumiendo propaganda
socialista en todas las series televisivas nacionales y la inmensa mayoría de
los programas de entretenimiento. Ese es el vídeo de decenas de miles de horas
que se emite ininterrumpidamente por las cadenas públicas y privadas. Es el
interminable vídeo que muestra, con mayor o menor gracia, la forma de vivir y
de pensar que los socialistas consideran la adecuada a su pequeño universo
cultural y sentimental. Y la conveniente para eternizar su hegemonía en el
discurso socio-cultural y político. La mediocridad
como signo de identidad, desconfianza y resentimiento hacia la excelencia,
culto a la comodidad, la radical división ideológica entre la bondad
izquierdista y la maldad de la derecha y, por supuesto, la lucha constante
contra el hecho religioso, el católico, por medio de la caricatura y la
ridiculización, del insulto y la manipulación de textos, hechos y medias
verdades. El poder socialista paga a las
productores de cine y televisión, cuenta con la simpatía o el miedo de la
mayoría de las cadenas y maneja para ello el dinero público sin complejos y ha
dado patente de corso a su tropa de la Zeja. Hace
tanta propaganda durante todo el año que hasta para ellos debe ser difícil
inventar algo especial para una campaña. Ésta debe ser la causa de que el vídeo
sólo tiene como novedad una radicalización del mensaje del odio, dentro de los
cánones de manipulación de la palabra ajena y de los mensajes del enemigo. Este
enemigo aparece como la personificación del mal. En ese sentido, no se
diferencia de las caricaturas y los textos de la revista «Der Stürmer» que publicaba Julios Streicher
en la Alemania nazi contra los judíos. O de los que publicaba la prensa
soviética contra los kulakos y los judíos. En
resumen, el zapaterismo va mostrando su rostro más
auténtico.