CUÍDENSE TODOS
Artículo de Hermann Tertsch en “ABC”
del 15 de abril de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
Con muy breve comentario a
pie de título:
NO TODOS, SINO MUY POCOS
Luis Bouza-Brey (15-4-10,
6:30)
No todos, sino muy pocos, nos damos cuenta
de la atrocidad de la era zapatética. Llevamos seis
años así: con el país narcotizado y manipulado por una secta golpista.
Lo que uno se pregunta es de qué averno de
atrofia histórica ha salido esta recua de acémilas; cómo es posible que se haya
anulado tan de raíz todo vestigio de inteligencia en sus circuitos cerebrales…
Un amigo sostiene que se está produciendo la
muerte en vivo y en directo del antifranquismo, y quizá sea la explicación más
verosímil de lo que ocurre. Pero entonces, ¿por qué a este país, tan
pretendidamente moderno, le cuesta tanto discernir y deslindar lo válido de lo
fraudulento? ¿O es que todavía no ha emergido lo válido, y necesitamos más
tiempo y desastres para consolidarnos y madurar como país democrático viable?
No sé
realmente si todos se dan cuenta de la atrocidad política y jurídica en la que
han metido a nuestra patria. No sé si todos ustedes son conscientes de que nos
están embarrancando para mucho tiempo. Y que puede que tardemos dos
generaciones de salir de la miseria moral, política y económica en la que nos
meten unos memos insensatos y sin escrúpulo alguno. Unos procaces ignorantes
que, surgidos después de nuestra transición a la democracia, están envenenados
por una ideología caduca, maniquea y miserable que todo lo emponzoña y
corrompe. El aquelarre habido el martes en una universidad pública de Madrid,
con presencia y apoyo de mandos del Gobierno, dedicado a la demonización de
nuestra máxima institución judicial, es un escándalo sin parangón. Y demuestra
las credenciales de un Gobierno y un presidente que no han sabido ni querido
condenarlo. Ni han cesado a todos aquellos miembros del poder que participaron
en ese acto bolchevique. Porque en realidad están de acuerdo. El único acto de
decencia posible sería cesar a quienes allí estuvieron o abandonar el gobierno
que ampara esta insólita agresión al Estado. De agresión directa a la división
de poderes.
Esto, me
temo yo, es sólo el principio. Según la terrible realidad económica y social
vaya haciéndose evidente en este país, la secta que ha secuestrado al Partido
Socialista hará todo por perpetuarse. Y cuando digo todo es todo. Liquidar
instituciones. Dinamitar un Estado de Derecho que estaba orgulloso de serlo. Y
que tanto costó a los que realmente lucharon por la democracia frente a la
dictadura. No a estos que se inventan su pasado, a sus abuelos y hasta su lugar
de procedencia. A estos nada les impedirá moral o políticamente perseguir a sus
propios ciudadanos. Porque perciben a media España como enemiga. Ni les costará
nada fumigar prestigio y honor de individuos que resisten a sus tentaciones
totalitarias. Machacando a todo aquel que crean susceptible de ser un peligro
para sus intereses. Tengan cuidado. Porque la inseguridad no nos acosará sólo
por parte de aquellos desesperados que se han hundido en la ruina por la
política económica socialista, por sus mentiras e ineptitudes. Nuestra amenaza
mayor es la voluntad decidida de la peor gente en dominar el destino de los
demás.
El
aquelarre contra la justicia que parte del Gobierno y que quiere proteger a un
juez partidista que tiene al propio Gobierno cautivo por lo que sabe, es el
anuncio de lo que son capaces algunos por mantenerse en el poder. El juez
Garzón tiene cogido al Gobierno y a su policía política por los santos huevos,
y perdonen la expresión. Los cadáveres en el armario se acumulan y el juez hace
el papel del forense y guardián de la morgue. Tiene pillado al Gran Timonel,
Rodríguez Zapatero, cuya relación con la verdad y probidad es de permanente
combate. Y el Timonel sabe cómo las gasta el juez de los amaneceres. Tengan
todos mucho cuidado. Porque gente como Jiménez
Villarejo nos meterían a la mitad de los españoles en una cheka.
Ese sujeto que era fiscal en el año 1962, fiscal entonces sin abrir la boca y
hoy acusa a otros de complicidad con el franquismo. Un señor que cuando
condenaron a muerte a Grimau podría haberse siquiera
quejado. Un valiente ahora, aferrado como antes al poder y que nos es
antifranquista furibundo ahora, con Franco muerto hace 35 años. ¡Qué dignidad,
Dios mío! ¡Qué valentía! La villanía, está claro, tiene ahora su época de
gloria. De ahí la apología constante del asesino de Paracuellos,
el Katyn español, que se llama Santiago Carrillo, que
llevan a cabo los medios oficiales, comprados o cautivos. Son indolentes o
ineptos ante la ruina de este país. Pero son inmensamente eficaces en
defenderse a sí mismos en su combate guerracivilista.
Cuídense todos. Porque el acto miserable de la Complutense con ese personaje
incalificable que es su rector al frente, con los sindicatos pagados por este
Gobierno y toda su tropa sectaria detrás no sólo es detestable. Es para tener
miedo.