LA ÚNICA
NACIÓN ES ESPAÑA, SR. RUBALCABA. ESO ES UN HECHO.
Artículo de Vicente A. C. M. en su blog “Un país a la deriva” del 03 de septiembre de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Lo que España no puede hacer es dejar que los secesionistas, los ventajistas y los traidores decidan el futuro de la Nación.
El
Gobierno se acaba de posicionar en la voz del Ministro de Interior SR.
Rubalcaba. Sus declaraciones son inaceptables tanto en el momento como en la
carga de presión que llevan. “España no puede negar la decisión del Parlamento
elegido por los catalanes” y añade que el término “nación es el reconocimiento
de un hecho”. Esa es su opinión personal pero que amplifica en los medios
informativos para sumarse a aquellas voces que quieren hacernos tragar con
ruedas de molino e influir en la decisión de los jueces.
Claro
que con el historial político del Sr. Rubalcaba, nada puede extrañar. Un sujeto
que fue el portavoz del Gobierno que creó el Gal y que lo negó repetidamente,
con la misma soltura que puede usar para explicar la fuga de la etarra Aranalde. Ellos “son unos mandados” y hacen lo que dicen
los jueces. Eso, Sr. Rubalcaba, será ahora, porque antes y no solo me refiero a
lo del GAL, han hecho de su capa un sayo, es decir lo que les ha venido en
gana, lo digan o no los jueces. La hipocresía puede ser algo común en cierta
clase de políticos, quizás en la mayoría, pero no se puede aceptar además la
subversión y la prostitución de la Ley, mucho menos de la Constitución.
El Sr.
Rubalcaba, como el resto del Gabinete con Zapatero al frente, están intentando
a la desesperada llegar a acuerdos para poder salvar la legislatura, aprobar
los presupuestos, obtener una sentencia favorable al Estatuto inconstitucional
y secesionista de Cataluña y exprimir a los españoles para mantener los pagos y
el despilfarro de los Presupuestos Generales del Estado del próximo año y
siguientes. Por ahora ya han conseguido el apoyo de IU y de ERC con las promesas
del aumento de las prestaciones a parte de los parados y el respeto del
concierto económico con Cataluña. Y para sellar su disposición, aquí están las
palabras del Sr. Rubalcaba, erigiéndose en juez y parte al interpretar la
Constitución a la conveniencia de sus intereses.
Ignoro
si la actual Presidenta Dª María Emilia Casas habrá recibido este u otros
mensajes más directos, como aquella entrevista tan bochornosa y pública con la
Vicepresidenta primera Dª María Teresa Fernández de la Vega. Ignoro si el TC
está ya en disposición de dar a conocer de una vez la sentencia. Lo que sí que
tengo certeza es que cualquiera que sea, siempre estará enfangada y manchada
por las continuas e intencionadas declaraciones, todas contrarias a que se
quite ni una coma a un texto vergonzoso, por mucho que lo haya aprobado el
Parlamento elegido por los catalanes. Eso no es la Soberanía Nacional, sino
solo una pequeña parte de ella.
El Sr.
Rubalcaba emite además un juicio temerario, como el que ya dijo su jefe, el Sr.
Zapatero, al poner en cuestión el término de “Nación”, esté o no en un
preámbulo,. Ignora voluntariamente que todo el texto que se desarrolla en ese
Estatuto se deriva de considerar “Nación” a Cataluña en plan de igualdad con
España, lo cual es una declaración de secesión por la puerta de atrás. Según la
Constitución a la que el Sr. Rubalcaba, el Sr. Zapatero y gran parte del PSOE
se niegan a aceptar, la única Nación que existe y así se le puede llamar es
España y la Soberanía Nacional reside en el pueblo español, no en los pequeños
o grandes grupos de españoles que viven en las Autonomías o en las ciudades y
pueblos y sus Parlamentitos y Alcaldías, por mucho que sus alcaldes o
Presidentes de Comunidad se lo crean.
Estoy
harto de estas declaraciones que considero no solo fuera de lugar, sino
indignas de representantes del pueblo español. Desde aquí, pido la inmediata
dimisión o cese del Sr. Rubalcaba. Este Gobierno no puede seguir cediendo al
chantaje y no merece seguir al mando de España. Si no se van voluntariamente y
se convocan elecciones generales, al pueblo español no le quedará otra
alternativa que exigirlo en el único foro donde puede expresarse.