POR QUÉ LES MOLESTA AZNAR

 

 

 Artículo de José Antonio VERA en  “La Razón” del 04/12/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)


Porque, hombre, es duro que te saquen los colores y te digan y demuestren que no fue él quien mintió, que no fue él quien manipuló, que no fue él quien rompió la jornada de reflexión ni el que amenazó ni insultó. Es muy duro y molesta ver cómo durante diez horas y cuarenta minutos van cayendo uno a uno todos los argumentos, todos los cimientos, todos los acusadores, todos los inquisidores. Todos los que en teoría tenían que demostrar que enredó y tergiversó, pero que a medida que pasaban los minutos se veía cómo no sólo no demostraban nada, sino que iban cayendo zarandeados, oscurecidos, enrojecidos, claramente abatidos. Eso es duro y doloroso, sí. Lo es porque iban a cazarle, a acosarle, a acorralarle, y resulta que fue él quien les acusó de planear, de inventar y de mentir con los kamikaces, con los vídeos, con los mails convocando a la gente a la calle, con los correos que anunciaban golpes y estados de excepción. Eso es duro y molesta, cierto. Porque no puede ser que Aznar les deje sin argumentos y en evidencia ante varios millones de españoles por la televisión. Cómo no podía ser tampoco que les diera lecciones, en otra época, sobre cómo dirigir un país, sobre cómo crear empleo, sobre cómo bajar la inflación y el paro y el iérrepefe. Claro, llegó con los peores augurios, con la leyenda gris de ser un tipo sin atractivo ni carisma, con la tara del hombre corriente con pinta de funcionario opositor que nunca ganaría, pero resulta que ganó. Dijeron que nunca gobernaría. Pero gobernó. Que no duraría más de un año. Y duró ocho años enteros y se fue porque quiso.
   También dijeron que cuando gobernara, horror, sería terrible, el caos, una catástrofe. Pero mandó y decidió, y decidió bien. Dijeron que bajaría las pensiones, pero las subió. Qué sería la risa del continente, pero nos metió en el euro y en la primera clase del tren europeo. Que nunca pactaría con nadie, porque era un apestado de la derecha, pero pactó todo lo que hizo falta, y pactó sin hipotecar a España. Es verdad, no era un progresista. Pero demostró que progresar no significa sólo avanzar en corrupción y derroche y escándalos políticos. ¿Cuántos roldanes hubo en su era? ¿Cuántos olleros y gales y urralburus? ¿Cuántos juanguerras y filesas y malesas?
   Aznar será lo que sea y lo que quieran: un antihéroe, un tipo gélido y distante, un dirigente sin ironía y sin gracia. Pero los muchos que le siguen saben por qué lo hacen. Porque supo ordenar su partido y también a este país. Porque cuadró las cuentas del Estado y liquidó la deuda. Porque se acercó al déficit cero y puso la seguridad social por vez primera en superávit. Aznar será lo que Llamazares y Carod Rovira quieran y digan con odio y nocturnidad, pero los millones que le votan o votaron, lo que la mayoría ha visto en este hombre es a un dirigente austero, a un buen gestor, a un político serio y con sentido común que sabe cumplir su palabra, aunque eso le obligara a retirarse antes de tiempo.
   Y digo todo esto porque conozco a Aznar desde hace más de veinte años, cuando aún no era nada popular ni tenía tantos amigos. Y lo digo aun a riesgo de parecer adulador, pero con la misma firmeza con la que discrepé de él en ocasiones. No me gustó alguna decisión del Aznar de los dos últimos años, porque pudo hacerlo mejor. Estuve en contra de la guerra como en contra de la guerra estuvo el Papa y tantos y tantos millones de españoles que detestan el horror de las guerras. Pero lo estuve por las formas, no por el fondo. En el fondo tenía razón Aznar. Y no la tenían los cientos de bestias que se dedicaron a insultarle y perseguirle con piedras y cornadas.
   Aznar no es responsable del onceme ni mintió el onceme. Conmigo habló dos veces ese día y me dijo la verdad, lo que en ese momento le transmitían las fuerzas de seguridad: primero, que era Eta; después, que había aparecido una furgoneta con una cinta del Corán, pero que se seguía sin descartar a Eta. ¿Qué querían que dijera? ¿Era eso mentir? Mentir, creo yo, era acusarle de ser el responsable del atentado, de inventarse kamikaces suicidas, de especular con el contenido del vídeo cuando el video aún no había sido grabado, de difundir cartas por toda España diciendo que estaba preparando un golpe de Estado. Y como eran mentiras, y lo sabían los que mintieron, fueron el otro día ridiculizados los que le acusaron sin motivo y sin pruebas. Por eso les molesta tanto Aznar. Porque los ha desarmado. Y porque gobernó sin escándalos ni norias. No como otros.