LA PAZ QUE NUNCA EXISTIO

 

 Artículo de José Antonio VERA en “La Razón” del 06.01.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Si nunca hubo guerra, difícilmente pudo haber paz. Primer error. Aceptar la terminología de ellos. Al terrorismo lo llamaron violencia. Al fi n del terrorismo, paz. A algunos antiguos terroristas, hombres de paz. A algunos terroristas de hoy, mensajeros de la paz. A la banda, el otro bando.

Pero esto nunca fue una guerra. No era un país en guerra. Es un país en el que unos matan y otros son asesinados. Si hubiera una guerra de verdad, los etarras serían perseguidos y abatidos.

Pero aquí no. Aquí son detenidos, juzgados y condenados por matar. No por matar en igualdad. No en defensa propia. No luchando en un frente. Por matar de la manera más vil y cobarde. Por matar por la espalda y a bocajarro. Por matar a civiles y a niños. Por matar a inocentes que pasaban por allí. A inmigrantes ecuatorianos que se refugiaban del frío en la T4.

Nunca hubo paz porque es falso que hayamos tenido nueve meses de tregua. Siempre hubo violencia. Extorsionaban a los empresarios cobrándoles el impuesto. Quemaban cajeros y autobuses. Quemaban coches y viviendas. Quisieron quemar vivos a dos policías. Robaban armas y pistolas. Pegaban tiros al aire. Salían en videos con  ametralladoras y la cara tapada. Construían zulos para meter allí explosivos. Para intimidar a la auténtica gente de paz.

Nunca hubo paz pero él sigue hablando de paz. No habla, como debiera, de perseguir a los asesinos y de derrotar a Eta. Habla de su «ansiainfinita-de-paz». De «alcanzar-la-paz». Habla con ambigüedad. No habla de romper, sino de suspender. ¿Quizás de reemprender? ¿Cómo piensa Zapatero llegar a la paz?, ¿derrotando a Eta o negociando y cediendo ante Eta? No lo quiere explicar.

Y eso es dar esperanza a los que no están por la paz ni nunca lo estuvieron. Es decirles que pueden seguir matando, porque siempre tendrán abierta la puerta de la  negociación. Es decirles que matar vale. Que matar sirve. Que matando se pueden conseguir cosas. Que pueden continuar albergando la esperanza de la aministía o el indulto. Que no se van a pudrir en la cárcel, porque va a continuar el proceso.

Porque habrá negociación y habrá acuerdos. Y ellos saben que si hay acuerdos saldrán a la calle por la misma puerta que entraron. Libres y sonrientes.

Como el amenazante Txapote. Como de Juana Chaos. Como Iñaki Bilbao.

Esta vez no lo ha dicho el pepé ni lo ha dicho Rajoy. Lo dice Bono. Bono ha dicho que negociar con Eta es faltarle el respeto a los muertos.

A los más de ochocientos muertos de Eta. A sus cientos de heridos. A sus miles de damnifi cados. A la legión de víctimas que en estos nueve meses fueron tachadas de intolerantes y fachas, de enemigos del proceso de paz por decir, como ha dicho Teresa Jiménez Becerril, que hubo tiempos en los que nos enfrentábamos a Eta con dignidad, llamando a los criminales por su nombre, haciendo que se cumpliera la ley.

No se puede caer en el error de llamar asesino a Zapatero, como hicieron algunos el otro día. Eso es falso. Se le presupone la buena voluntad. El problema es la ingenuidad. Quizás también la inmadurez. Probablemente la soberbia. Puede que la incompetencia. El problema es que está gobernando España alguien que se cree lo que le dice Eta. Que ha sido humillado por Eta, como sostiene Le Monde. Que está siendo una marioneta en manos de Eta, como argumenta la oposición.

Hasta Llamazares reconoce que ha habido errores. Ese empeño absurdo en  considerar que las amenazas etarras eran actos para la galería. Esa insistencia en ver gestos para consumo interno allí donde sólo había continuidad de la actividad terrorista. Esa persistencia en decir que no había rearme. Esas reuniones de tú a tú con Batasuna. La renuncia a perseguir a los batasunos. La legalización de los batasunos de las Tierras Vascas. El debate en Bruselas con los batasunos triunfantes y sonrientes. Las manifestaciones constantes de los que no sólo no condenan el terrorismo, sino que además hacen apología todos los días.

El problema es que todo se ha hecho mal. O casi todo. El problema es que éste es el estilo Zapatero. El barullo del estatut. El ridículo de Miguel Sebastián. La improvisación constante. La ambigüedad permanente. Se negoció con Eta incluso cuando Eta mataba. Se lo reprochó a Pachi López la madre de Joseba Pagaza. Y hablaron de abordar la autodeterminación y la territorialidad. De anexionar Navarra. Llegaron al alto el fuego porque habían hablado de autodeterminación y de Navarra, y de resolver estos temas en una Mesa Política vigilada-por-Eta. Porque si no había entregado las pistolas, Eta iba a seguir ahí, como garante del proceso. Como gendarme de la paz.

Y Eta ha vuelto a matar y a poner bombas porque entiende que Zapatero no ha cumplido su parte del trato. Le recuerda a Zapatero que el trato era la negociación política, los acuerdos políticos, la salida de los presos, la resolución del confl icto.

Nunca hubo voluntad de entregar las armas ni de abandonar el terror. Nos dijo el presidente que le creyésemos, que él sabía que esta vez no había vuelta atrás. Pero hemos visto que esta vez ha sido como siempre. El mismo Zapatero de siempre . La misma Eta de siempre. Una paz vigilada que nunca existió. Entre otras cosas porque aquí no hay guerra. Hay terrorismo. Aunque algunos se empeñen en ver lo contrario.