SEIS MESES DE GOBIERNO
Artículo de César VIDAL en “La Razón” del 21/10/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Ha sido Lucas, el médico macedonio autor del tercer Evangelio, el que nos ha
transmitido el dicho de Jesús acerca del hombre que comenzó a construir una
torre y, al no poder concluir su cometido, sólo cosechó las burlas de la gente.
Recordar el pasaje lucano resulta especialmente oportuno cuando se examina la
andadura del primer semestre del Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero. Lo
de la falta de cálculo, por añadidura, no se restringe tan sólo al terreno
constructor aunque es de sobra sabido que las 90.000 soluciones habitacionales
que prometió la ministra Trujillo para esos seis meses no han pasado ni siquiera
de las palabras al papel. En realidad, la torre que comenzó a levantar Rodríguez
Zapatero ha cosechado hasta ahora poco más que preocupación entre aquellos que
no esperan obtener alguna prebenda de este gobierno o que se la agradecen
adulándola. En el terreno internacional, la famosa «alianza de las
civilizaciones» tan sólo ha recibido el respaldo de Mongolia y de la Venezuela
de Chávez, a la vez que nos ha dejado capitidisminuidos en el seno de la UE, nos
ha llevado a realizar concesiones vergonzosas ante Marruecos y nos ha privado
del apoyo de los Estados Unidos colocándonos en una situación de debilidad que,
prácticamente, no teníamos desde hacía más de dos décadas. En el área de la
economía, el gabinete socialista ha conseguido en agosto la peor cifra de empleo
de los últimos veinte años y dos meses consecutivos de subida del paro.
Son datos, sin duda, alarmantes aunque no tanto como el hecho de haber
perdido más de 200.000 cotizantes a la Seguridad social, el tener unos
presupuestos imposibles o el haber amedrentado a sectores productivos
indispensables para esta nación. Y a esto se podrían sumar los diversos
desbarajustes en cultura, defensa, industria o medio ambiente, junto con dos
temas de especial relevancia como son las relaciones con los nacionalistas y la
justicia. En estos aspectos, Rodríguez Zapatero ha dado muestras más que
suficientes de no saber que España es una nación y que puede verse
descuartizada, y también de estar dispuesto a acabar con la poca independencia
que conservan los jueces. Casi las únicas áreas en las que el Gobierno ha dado
pasos son aquellas en que se puede dividir estúpida e innecesariamente a esta
sociedad como es el caso del matrimonio de homosexuales, los ataques a la
Iglesia católica o la aniquilación del espíritu de reconciliación nacional que
caracterizó la Transición. Difícilmente, se podría haber obtenido un resultado
más triste. Pero lo más inquietante es que la torre la pagamos nosotros y, a
juzgar por el engreimiento del presidente del Gobierno, lo peor está por venir.