NO APRENDEN NADA

 

 Artículo de Cesar Vidal  en “La Razón” del 14.05.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Igual que el Azaña de 1931, el gobierno de Zapatero está enfermo de sectarismo

 

El 11 de mayo de 1931 –esta semana ha hecho setenta y cinco años– el gobierno republicano se reunió a las nueve de la mañana. Uno de sus miembros, Miguel Maura, señaló la enorme gravedad que entrañaba el que, desde el día anterior, se hubiera comenzado la quema de iglesias y conventos en la ciudad de Madrid. Tras escuchar a Maura, los diferentes miembros del gobierno republicano reaccionaron de manera no por clara menos decepcionante. Azaña actuó con un lamentable  sectarismo indicando que la quema de todos los conventos de España no valía la vida de un solo republicano; Largo Caballero se percató de la gravedad, pero dijo «yo, ante todo, soy socialista y no tengo por qué cargar con la responsabilidad de lo que pase»; Alcalá Zamora minimizó lo acontecido calificando la quema de iglesias y conventos de «fogatas de virutas»y Marcelino Domingo incluso abogó por dialogar con una comisión de incendiarios para «procurar, por la reflexión, que desistan de su locura y se retiren a sus casas». No sólo eso. De hecho, Marcelino Domingo se entrevistó con ellos y llegó a abrazar al que los dirigía porque pertenecía como él a una logia masónica.

No resulta difícil entender que cada cuarto de hora llegara la noticia de una nueva quema de escuelas, iglesias o conventos al consejo de ministros y todavía durante el día 12 los actos de barbarie siguieran multiplicándose hasta el punto de que, por ejemplo, en Málaga fueron pasto de las llamas sus 22 iglesias y conventos. Aun salvando las distancias con la España actual, aquel comportamiento irresponsable, cobarde y antidemocrático recuerda actitudes y comportamientos de gobierno del actual ejecutivo presidido por ZP. Igual que el Azaña de 1931, el gobierno de ZP está enfermo de sectarismo. Igual que el Marcelino Domingo de 1931, está dispuesto a dialogar con los incendiarios, pero no con las víctimas. Igual que el Alcalá Zamora de 1931, se empeña también en minimizar gravísimos actos como la escandalosa OPA sobre Endesa que debería haber ocasionado la dimisión de Montilla o el bochornoso caso Bono que debería haber causado la destitución de Alonso. Igual que el Largo Caballero de 1931, no son pocos los socialistas que se percatan de que la política de ZP es un puro dislate, pero, socialistas antes que nada, siguen respaldando todo por inconstitucional o disparatado que sea. Finalmente, igual que aquel malhadado gobierno de mayo de 1931, utilizan una doble vara de medir que aulló hipócritamente durante el episodio del Prestige, pero ha echado tierra por encima de once muertos en un incendio en Guadalajara. En todas y cada una de esas cuestiones, la izquierda de 2006 se parece tremendamente a la de 1931 a la que tanto gustan de retratar con colores tan falsos como mitológicos e ignorantes.

Sólo que ahora es peor porque España ha vivido la aniquilación de una república, una guerra civil, el franquismo y una Transición. Y es que lo peor, a fin de cuentas, no es que sean ignorantes. Es que no aprenden nada.