PENDIENTE ABAJO
Artículo de Aleix VIDAL-QUADRAS en “La Razón” del 22/12/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
La presentación por parte del Partido Socialista del País Vasco de las líneas
maestras de su propuesta de reforma del Estatuto de Guernica proporciona un
ejemplo más de que el PSOE está inmerso en una inquietante confusión mental. Una
modificación estatutaria que introduce la denominación «Comunidad nacional» para
una Comunidad Autónoma, que pone en manos del Gobierno vasco la totalidad de las
políticas activas y pasivas de empleo así como la cogestión de los fondos de la
caja única de la Seguridad Social, y que incluye la atribución de la potestad de
designar directamente miembros de órganos estatales como el Tribunal
Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, el Consejo del Banco de
España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Instituto de Crédito
Oficial, revela una pérdida grave de referentes conceptuales, lo que en un gran
partido nacional, una de cuyas funciones básicas es garantizar la cohesión entre
todos los españoles, representa una catástrofe de alcance general.
Llama la atención, y lo ha señalado Rosa Díez con su habitual franqueza, que
una iniciativa de semejante calado se lance a los medios sin un debate previo en
las instancias correspondientes de la dirección, donde seguramente se hubieran
alzado numerosas voces sensatas para expresar su disconformidad con
planteamientos tan arriesgados. También resulta curioso que el secretario
general, que es casualmente presidente del Gobierno, y el secretario de
Organización, no estuvieran aparentemente al corriente del contenido del
documento elaborado por el antiguo peneuvista Emilio Guevara. La reforma
estatutaria que apadrina el PSE equivale a la transformación de España en una
confederación de naciones yuxtapuestas y destruye por completo la solidaridad
entre los distintos territorios y entre los ciudadanos. Las pensiones y el
desempleo han de gestionarse a nivel central porque los españoles se mueven a lo
largo y ancho de la geografía nacional y en cuanto a las instituciones que deben
arbitrar y ordenar asuntos de dimensión estatal no pueden estar internamente
fragmentadas sin perder su perspectiva global, imprescindible para el desempeño
correcto de su función. El diseño de España implícito en la concepción de los
socialistas vascos rompe con una tradición perfectamente asentada de su partido
y habrá hecho remover en sus tumbas a Pablo Iglesias, a Indalecio Prieto y a
Julián Besteiro. Será interesante ver qué dice Felipe González ante este
disparate de sus correligionarios, si es que le queda tiempo dada su actual
dedicación plena a la artesanía decorativa.
Que Ibarretxe y Carod-Rovira estén entregados a la tarea de demolición de la
Constitución de 1978 no es novedad, pero que les ayuden en tan edificante
propósito Maragall y Patxi López demuestra que Zapatero nos lleva pendiente
abajo a velocidad creciente. O esto se para, o nos estrellamos sin remisión.