LA GRANDEZA DE LA SOLEDAD

 

 

 Artículo de Aleix VIDAL-QUADRAS en “La Razón” del 09.12.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

El hecho de que en todo el arco parlamentario español, únicamente el Partido Popular, por encima de sus errores y sus fragilidades, que sin duda los ha tenido y los tiene, mantenga con admirable constancia su defensa de una España unida en su pluralidad, cohesionada en sus diferentes territorios y formada por ciudadanos

libres e iguales, nos da una medida del grado de deterioro al que hemos llegado. El «Plan Ibarretxe» y el nuevo Estatuto catalán son las muestras inequívocas de que hemos alcanzado la etapa final de una marcha cuesta abajo que se inició hace un cuarto de siglo, cuando mucha gente de bien creyó ingenuamente que los nacionalistas identitarios habían por fin aceptado las reglas de juego y que la izquierda nacional había abandonado el dogmatismo y las pulsiones revolucionarias. El tiempo ha demostrado, para nuestro infortunio, que ambas

suposiciones pecaron de excesivo optimismo.

Leyendo las respuestas de Alfredo Pérez Rubalcaba a un cuestionario presentado anteayer a diferentes portavoces en el Congreso es imposible evitar que a uno se le

revuelva el estómago, tal es el grado de malignidad y de cinismo de las respuestas. El reproche envenenado a José M.ª Aznar en relación a sus reservas respecto a nuestra vigente Carta Magna en su época de opositor veinteañero, si algo demuestran es la naturaleza extremadamente positiva de su evolución ideológica posterior, lo que no sólo no le invalida como uno de los más acérrimos paladines

de la Ley Fundamental en el momento presente, sino que, por el contrario, le dota de mayor credibilidad.

Lo inquietante es el camino en sentido inverso seguido por José Luis Rodríguez Zapatero, eso sí que causa pavor. La afirmación de que fuerzas políticas que celebran el 6 de diciembre arrancando páginas de la Constitución de 1978 y que no descuidan ocasión de demostrar en el plano simbólico y de los gestos su aversión irreconciliable a nuestro sistema institucional «respetan» el ordenamiento en vigor produce estremecimientos, dado el nivel de capacidad de engaño que revela. Y, por último, decir sin ruborizarse que Esquerra Republicana y el PNV abrigan «una vocación evidente de estar en el marco constitucional» inutiliza a este dirigente socialista como interlocutor fiable en cualquier ocasión y circunstancia.

Efectivamente, en esta hora helada y amenazante de nuestra Historia, el PP está solo, solo con sus principios, solo con su coherencia, solo con su patriotismo amasado con los enaltecedores ingredientes de la libertad y de los valores universales, solo con una gran mayoría de españoles que desean seguir siéndolo. El presidente del Gobierno se refocila suicida con esta soledad. Los pusilánimes

y los oportunistas nos llaman obsesivos a los que no tememos a la verdad. El discurso de Rajoy en la Puerta del Sol marca la senda de la que no hay que apartarse ni un milímetro.