UNA COMPARACIÓN CERTERA

 

 Artículo de Aleix VIDAL-QUADRAS en “La Razón” del 17.02.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

Franco suprimió el catalán del sistema educativo, exactamente lo mismo que hacen los nacionalistas con el castellano 

 

Tengo ante mis ojos una carta circular fechada el 5 de diciembre de 2005, fi rmada por el gerente del Hospital Universitario Juan

XXIII de Tarragona y dirigida al personal del mismo, médicos, enfermeras, auxiliares, administrativos y demás. En ella se comunica a sus

destinatarios que se encuentra en preparación un plan de formación dentro del llamado plan de normalización lingüística del centro. Con el fi n de llevarlo a cabo, se solicita a los trabajadores que presenten en la Unidad de Formación Continua aquellos certifi cados que demuestren

su sufi ciencia en lengua catalana o, en caso de haber fi nalizado la EGB, la FP o el BUP con posterioridad a 1991, documentos acreditativos expedidos por el colegio o instituto correspondiente de su correcto dominio del catalán. Para aquellos que no puedan probar el conocimiento

adecuado de la que los nacionalistas denominan lengua propia del país, se pondrán en marcha cursos de capacitación de asistencia obligatoria a distintos niveles según sea el grado de normalización alcanzado, o sea, personas completamente anormales, seminormales o casi normales. También se hace saber a los integrantes de la plantilla del hospital, normales, anormales y especímenes intermedios entre la normalidad y

la aberración, que tan ambiciosas operaciones para conseguir que entre ellos no figuren en el futuro más monstruos anormales se llevarán a cabo con la colaboración del Centro de Normalización Lingüística de Tarragona y utilizando la técnica de planificación lingüística del Ámbito de Atención Primaria Tarragona-Reus.

No deja de ser curioso que la enseñanza de la lengua catalana se considere incluida en la atención primaria, como si la falta de soltura en catalán fuese equivalente a una gripe, una infección intestinal o una torcedura de tobillo. Por tanto, para los nacionalistas no se trata de poner

a disposición de la gente medios que permitan a los que así lo deseen estudiar el catalán con el objetivo de incrementar sus opciones y ensanchar su horizonte cultural. Un enfoque semejante sería loable y justificaría en una sociedad bilingüe el gasto y el esfuerzo. Aquí lo que se

pretende es «normalizar» a las personas quieran o no y obligar a todo el mundo a vivir, trabajar, relacionarse y se supone que sentir, pensar y soñar en un idioma determinado, el que define a la nación que hay que construir, incluso contra la realidad. Cuando Mariano Rajoy compara

la política lingüística nacionalista con el tratamiento que recibía el catalán durante la dictadura franquista dice una verdad como un templo, por mucho que se indignen Carod, Mas y su cohorte de tontos útiles y compañeros de viaje. Franco suprimió el catalán del espacio ofi cial y del sistema educativo, exactamente lo mismo que hacen los nacionalistas con el castellano.

Ninguna diferencia, la misma obsesión uniformizadora y liberticida. Al que le pique, que se rasque.