EL ESPEJISMO

 

 Artículo de Aleix VIDAL-QUADRAS en “La Razón” del 29.05.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 El formateado es mío (L. B.-B.)

 

El PP trabaja con la dificultad de que en muchas localidades donde es la

fuerza ganadora, está obligado a obtener la mayoría absoluta

 

 

 

Asomado al balcón de la sede de la calle Génova, Mariano Rajoy era aclamado anteayer noche por un nutrido grupo de simpatizantes, exultantes, al igual que su líder, por la victoria sobre el PSOE en las municipales, con una ventaja en el conjunto de España de siete décimas de punto. Además, al estar flanqueado por dos de los grandes ganadores de la jornada, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón, que acababan de infligir a sus respectivos adversarios una paliza de las que hacen época, la sensación de euforia resultaba inevitable.

Igual hubiera sucedido si una escena análoga hubiese tenido lugar en Valencia o en Murcia, donde el repaso propinado a las huestes de Zapatero ha sido también  monumental. Pero el problema es que España es muy grande y junto a los lógicos motivos de alegría, la cúpula del primer partido de la oposición tuvo también que enfrentarse una vez cerrados los colegios a algunos disgustos. No cabe duda que si el pasado día veintisiete había un territorio en el que el veredicto de las urnas era trascendental, ese era Navarra. Y Navarra ha caído del lado oscuro. El viejo Reino, opulento, feraz y foral, es la presa apetecida por la Bestia desde hace un siglo y ahora se encuentra a su alcance. Si el Presidente del Gobierno de la Nación con mayúscula se decide por una alianza con los nacionalistas con minúscula para arrebatar Navarra de las manos de UPN, el paso hacia la liquidación de nuestra continuidad histórica será de gigante. Otra muestra del daño inmenso que la irresponsable política zapateril de asumir como propia la agenda particularista está causando a la integridad y unidad de la patria común de todos los españoles, la única que nos garantiza un marco de libertad e igualdad sin discriminaciones ni injusticias.

Obviamente, a la hora de repasar contrariedades, hay que referirse a Baleares. La pérdida de un escaño, de uno sólo, ha debilitado al PP de las Islas y lo ha vuelto a dejar a merced de una señora tan voluble como vulnerable. Queda la duda razonable de si una determinada pirueta a la hora de confeccionar las listas ha podido retraer el sufragio de unos pocos miles de votantes del núcleo duro del centro-derecha mallorquín con consecuencias letales.

En cualquier caso, la ignorancia del sabio y célebre consejo del maestro D´Ors sobre los experimentos, el champán y la gaseosa, suele pagarse a un alto precio.

Cataluña es de nuevo una fuente de insatisfacción. El PP de esta Comunidad retrocede en votos, en concejales y en porcentaje respecto a 2003, perdiendo la cuarta parte de sus regidores, la quinta parte de sus votos y la décima parte de su porcentaje, dándose el caso insólito de que en la mitad de las comarcas del Principado el PP carece de presencia municipal. Este cuadro desolador se aproxima bastante al de 1988, cuando el centro-derecha constitucionalista estuvo al borde de la desaparición en Cataluña, lo que provocó el golpe de timón de la dirección nacional en 1990. La constatación de que el PP vuelve a ser en Cataluña la quinta fuerza a nivel local, por detrás de Iniciativa y de Esquerra, ofrece un serio

motivo de reflexión de cara a las generales de 2008. Semejante agujero negro en un territorio que posee nada menos que el catorce por ciento de los Diputados al Congreso abre una grieta en el flanco de los populares que conviene cerrar lo antes posible, aunque el margen de maniobra es ya muy estrecho teniendo en cuenta la inminencia de las legislativas.

El Partido Popular trabaja con la dificultad añadida de que en muchas localidades donde es la fuerza ganadora, está obligado a obtener la mayoría absoluta so pena de verse desbancada por alianzas de grupos minoritarios normalmente articulados en torno al PSOE. Esta molesta condición de contorno ha generado en determinados estrategas próximos a Rajoy una discreta pero intensa actividad de preparación de futuros entendimientos con los nacionalistas, sobre todo después de que las martingalas de Zapatero en Cataluña y en el País Vasco hayan llenado de  resentimiento a los dirigentes de CiU y del PNV.

Sin embargo, la advertencia de los máximos responsables de estas organizaciones de que un pacto con ellos implicaría necesariamente la aceptación por parte del PP del nuevo Estatuto de Cataluña y de una reforma del de Guernica en línea soberanista, ciega completamente dicha salida. Por consiguiente, el resultado de las recientes municipales, que nadie puede negar muy esperanzador para el  centroderecha nacional, trae consigo mensajes inequívocos. Rajoy ha de olvidarse de los nacionalistas y buscar el encuentro con la fracción sana del PSOE, tan interesada

como él en la derrota de Zapatero el año que viene. Un enfoque distinto transformaría el éxito del día veintisiete en un espejismo que al desvanecerse mostraría la arena seca y ardiente de la crisis defi nitiva del sistema.