ENTREVISTA CON VIDAL QUADRAS EN “EL
IMPARCIAL”
DEL
2-3-08
Con una apostilla a pie de título: de
acuerdo en todo, LINEA A LINEa. ni un solo motivo de discrepancia (l. b.-b.,
2-3-08, 22:30
Vidal Quadras: "Sólo queda una
cosa por darle a los nacionalistas: España"
Alejo Vidal Quadras, actual vicepresidente del Parlamento Europeo por el Grupo
Popular, es uno de los políticos españoles intelectualmente mejor preparados,
de más lúcido diagnóstico y de convicciones más insobornables. Fue dirigente
del PP en Cataluña en el momento de mayor pujanza de este partido, gracias a su
denuncia del intento de hegemonía del nacionalismo pujolista. Tras su salida,
coincidente con el pacto entre el PP y CiU en la primera época de Aznar, ha
continuado en las labores europeas de su partido, pero sin dejar de denunciar
la deriva soberanista del nacionalismo catalán, al que se ha sumado el propio
Partido Socialista en el Principado, y que ha tenido como consecuencia la
aprobación de un nuevo Estatuto de Autonomía que desdibuja, cuando no rompe, el
marco constitucional del 78. Por esa razón, Vidal Quadras, junto a
representantes de diferentes organizaciones cívicas, ha puesto en marcha un
movimiento encaminado a proponer la reforma de la Constitución, cada vez más
vaciada en su espíritu y en su letra, para blindar al Estado de forma duradera
contra la agresión nacionalista, aliada ahora de forma sorprendente con la
dirección nacional del PSOE de Rodríguez Zapatero. Vidal Quadras, en entrevista
con EL IMPARCIAL, describe este proyecto, que considera mucho más urgente que
cualquier otro contenido de la presente campaña electoral, y el verdaderamente
decisivo para la supervivencia a corto plazo de la España que conocemos.
(15-02-2008) ( Envíe esta noticia)
"Si el PP gana, debe dirigirse al PSOE para crear
una coalición a la alemana y reformar la Constitución"
Alberto L.Marín. Madrid
¿Cuáles son sus motivos para realizar esta propuesta
de reforma?
La propuesta de reforma constitucional que ha presentado un grupo de
entidades cívicas como la Fundación Concordia, el Foro de Ermua o la Fundación
para la Defensa de la Nación Española, parte de un diagnóstico, y es que
después de 30 años de desarrollo de la Constitución de 1978, el nuevo Estatuto
de Cataluña la ha transformado en papel mojado. Por un procedimiento
fraudulento se ha provocado una mutación grave de la Constitución sin
aparentemente haber realizado una reforma. El nuevo Estatuto liquida el sistema
político e institucional que se puso en marcha con la Transición.
Define una tabla de derechos y deberes distintos para catalanes y el resto
de los españoles, marca la obligatoriedad del conocimiento del catalán,
destruye la unidad e independencia de la administración de justicia, es
incompatible el sistema de financiación que configura con el principio
constitucional de solidaridad interterritorial y, en definitiva, impide que el
Estrado opere en la práctica en territorio catalán. Por tanto, marca el final
de una etapa histórica, lo que se inició con buena fe, ilusión y sentido del
Estado hace 30 años, ha llegado a su fin. Y lo ha hecho por dos motivos: uno,
el encono nacionalista incesante para liquidar la nación y, en paralelo, las
ingenuidades y los egoísmos partidistas de los dos grandes partidos nacionales.
La agresividad de unos y la debilidad de los otros ha llevado a esta situación
que ya no tiene solución dentro del actual texto constitucional.
A esto añade un hecho que no estaba en el guión, que es que el presidente
hace suya la agenda nacionalista. Suárez, Felipe o Aznar, cuando se veían en la
necesidad de buscar el apoyo de los nacionalistas, entregaban competencias y
financiación, pero siempre reteniendo, frenando, evitando que el debilitamiento
del estado y la desvertebración de la nación fueran excesivas. Ahora, el cambio
brutal inesperado es que quien tiene el timón hace suya la agenda nacionalista.
No es que la tolere, es que la hace suya y la impulsa con sumo entusiasmo, más
que los propios nacionalistas, como cuando salvó un Estatuto de Cataluña que
estaba a punto de naufragar.
El escenario, por tanto, no tiene visos de mejorar.
¿Cuál es la alternativa inmediata?
Si el 9 de marzo Zapatero ganara las elecciones, en la siguiente
legislatura se consumaría la transformación de España, de ser un Estado
autonómico, plural, a una confederación de naciones prácticamente soberanas y
algunas de ellas hostiles entre sí. Pero no se detendría ahí, ese es el paso
anterior a la disgregación. En esta situación, lo que nosotros hemos propuesto
es la única salida. Si se quiere preservar a España como entidad
político-jurídico-económica reconocible en el mundo, la salida es que después
del 9 de marzo Zapatero sea derrotado, porque Zapatero es el gran impulsor del
desastre, y que un PP ganador, encargado de formar gobierno, se dirija al otro
gran partido nacional -con una nueva dirección del PSOE que se supone será de
un tenor distinto- para proponerle un pacto del Estado o coalición a la
alemana, y llevar adelante una reforma seria del sistema. No abrir un periodo
constituyente, sí abrir una reforma parcial para tapar todas las vías de agua y
corregir esos defectos que han permitido que las cosas llegaran al punto en el
que estamos.
"Hay que delimitar perfectamente las competencias del Estado y las de las
Comunidades"
¿Cuáles serían los aspectos fundamentales de la
reforma?
Hemos preparado una reforma completa y articulada, no una serie de
principios generales y orientativos como han hecho los dos grandes partidos. En
ella se modifican una cuarta parte de los artículos de la Constitución, que
requiere una reforma por el sistema agravado o del artículo 168. Hay que hacer
cirugía profunda. Nuestra propuesta, basada en una treintena de puntos,
contempla por ejemplo que se consagre constitucionalmente el derecho a
escolarizar a los hijos en todos los puntos del territorio del estado e impedir
fraudes. Se constitucionalizaría la Ley de Partidos, se asegura que el Tribunal
Supremo sea la última instancia jurisdiccional en todos los órdenes y en todo
el territorio nacional, se introducen principios para una nueva ley electoral
que equipare la anomalía de que partidos con una minoría de votos se vean
sobrerrepresentados en el Congreso y tengan un poder que no se corresponde con
su apoyo en las urnas?
La propuesta se parece a la del sistema alemán, en la que hay un sistema de
doble lista: la lista nacional y las listas por circunscripciones. Se le da al
Senado una composición distinta y unas competencias que haga más razonable el
reparto de poderes entre las Comunidades Autónomas. La composición de órganos
como el Tribunal Constitucional o el Consejo General del Poder Judicial se
modifica de tal forma que se garantice la independencia de presiones políticas.
Se elimina el artículo 150.2, en virtud del cual el Estado puede delegar
competencias exclusivas mediante ley orgánica y, el Estado, en la propuesta que
hacemos, tiene sus competencias exclusivas perfectamente delimitas, y las
Comunidades Autónomas tienen sus competencias perfectamente delimitadas. Con lo
cual, no se puede producir ese trasvase de competencias que se ha venido
produciendo hasta ahora. El Estado tiene competencias que vertebran el propio
estado, tiene la última palabra en cuestiones que ahora están provocando
escándalos como en el terreno urbanístico. O, por ejemplo, al Estado se le atribuyen
competencias mucho más fuertes en Educación, que se asegure que los currículos
educativos sean uniformes en todo el territorio y no como ahora, donde en
muchas escuelas se enseña a odiar.
En definitiva, todos los defectos, debilidades e inconsistencias que la
Constitución alberga hoy, fruto de la buena fe, de la confianza que reinaba en
el año 78, todas ellas son corregidas y se taponan las vías de agua. Si no se
hace eso, España está abocada a una crisis de sistema en una hipotética próxima
legislatura de Zapatero. Podemos decir que esa crisis tendría un coste muy
alto. Es absurdo que los españoles permitan esto. El 9 de marzo, no es tanto un
problema de que actúe en cada votante su preferencia política, sino que debe
primar su instinto de conservación.
"No hay ningún modelo de Estado ni cesión de soberanía que satisfaga a los
nacionalistas"
¿Cómo cree usted que está abordando el PP este asunto?
Estoy francamente preocupado porque creo que el PP no está explicando con
suficiente contundencia este mensaje. Hay una cierta timidez, fruto de no
querer parecer radicales o no querer eso que se llama “perder el centro”. Esta
campaña electoral está llena de ofertas interesantes del PP, me parecen todas
muy atinadas, pero se está tratando como una campaña más, en la que lo que se
dilucida es la alternancia entre centro-derecha o centro-izquierda. Por
supuesto que es eso, pero mucho más. Nos jugamos la supervivencia del Estado
como tal, y eso no se está diciendo con la suficiente rotundidad.
La combinación de una crisis económica que nos dará un año 2008 muy
difícil, con la crisis política, dibuja la tormenta perfecta. Se va a combinar
una etapa de desaceleración económica, por no decir recesión, con una crisis de
modelo de Estado y unas fuerzas políticas secesionistas y tremendamente
agresivas que van a dar el último impulso a su proyecto. Antes que eso, la
campaña no puede ser una mera propuesta de políticas dentro de un contexto de
normalidad. El ciudadano no adquiere conciencia de la gravedad de la situación.
¿Es conveniente o posible un pacto entre el PP y los
nacionalistas?
El pacto con los nacionalistas es imposible, no es que no sea conveniente o
aconsejable, es que no es posible. Porque implica hacer nuestra la agenda
nacionalista y negarnos a nosotros mismos. No hay que saber mucha filosofía
escolástica para saber que el ser que se niega a sí mismo se autodestruye.
En 1996 se hizo porque había cosas que transferir, dinero que dar pero,
¿ahora?, ¿después del nuevo Estatuto de Cataluña? Si ya tienen convocado un
referéndum de autodeterminación. Sólo hay una cosa que darles: España. ¿Cómo va
a retirar el PP el recurso del Estatuto? Sería negarse a sí mismo.
Repito, sólo hay una salida, si se toma puede haber una solución. Si no se
toma, estamos condenados al fracaso colectivo. La única salida es que el PP
gane las elecciones porque Zapatero es una amenaza para España, es un castigo
divino. Me pregunto qué habremos hecho para merecer esto. Hay que quitarlo de
en medio y no desde una perspectiva de centro-derecha sino desde una
perspectiva nacional. La izquierda tendría que estar dispuesta a quitarse a ese
señor de encima por su propio bien. Creo que el mensaje que habría que dar a
los votantes d izquierda por parte del PP es: no quiero que renuncie a sus
convicciones de izquierda, pero hemos de eliminar de la escena política a esta
bomba de relojería, y usted como izquierda necesita tener un cabeza de lista
serio, consistente, de izquierda pero español, patriota, normal. Todos los
españoles nos tenemos que quitar de encima a este señor, y yo me comprometo,
señor votante de izquierdas, a trabajar juntos para reformar la Constitución,
fortalecer el Estado y preservar la existencia de nuestra nación que es tan
suya como nuestra y de todos los españoles.
El panorama es muy decepcionante porque hay dirigentes socialistas que, en
privado, te reconocen muchas cosas y hablan de Zapatero con alarma y con
expresiones muy descalificadoras. Después, a la hora de la verdad, pasan por el
aro y votan un Estatuto de Cataluña en el Congreso, y son disciplinados, y
hacen la pelota. Hemos llegado a un punto en España en el que el patriotismo de
partido prevalece sobre el propio patriotismo, y así una nación no puede salir
adelante.
El PP ha mantenido un discurso nacional sólido, está comprometido, pero
después ha pactado toda una serie de estatutos que contienen elementos del
Estatuto de Cataluña. Zapatero, no quiero decir el PSOE, ha entregado a los
nacionalistas Cataluña y País Vasco a cambio de un apoyo. El PP tiene un
discurso nacional serio pero se queda a medias. Y en campaña no acaba de dar
ese mensaje dramático, fuerte. Rajoy ha dicho que será un presidente
previsible, pero además tiene que ser audaz, valiente y contundente, y llamar a
las cosas por su nombre y decir la verdad de lo que está pasando. El votante se
desorienta si ve que todo parece normal, que los líderes se comportan como si
esa dinámica fuera algo que está dentro de lo esperado.
"Zapatero ha hecho suya la agenda nacionalista. Es una amenaza para
España, un castigo divino"
Es común entre la izquierda negar que haya problemas
para la pervivencia de España. Siempre preguntan en voz alta ¿en qué se rompe
España?
Las reformas estatutarias que se han aprobado, sus efectos tangibles sobre
la vida de la gente, sobre la movilidad de los españoles sobre territorio
nacional, sobre los derechos y libertades, no se notarán de manera patente
hasta dentro de 5 ó 10 años. Los efectos son lentos porque hay todo un
desarrollo legislativo, pero dentro de esos 5- 10 años, sí. Le pasará a un
notario, o a un médico de la Seguridad Social, cuando quieran una plaza en Barcelona
y no se la den porque no saben catalán, mientras que los mismos médico o
notario podrán optar a una plaza en el resto de España sin problemas . Cuando
se vea eso, se va a montar un lío. Pero ya será tarde. Vamos a entrar en
procesos de secesión abierta, insisto, referéndums de autodeterminación con
fecha puesta.
El problema es que el resto del mundo nos mira, y en vez de ser una nación
respetada, seria, nos van a perder completamente el respeto y aquí no querrá
venir nadie porque nos dirán: ustedes se aclaran primero. ¿Qué inversor va a
meter aquí dinero si ve que esto está en un proceso de discusión sobre si
España existe? Todo eso tiene consecuencias en todos los órdenes y es un
desastre. La única forma de evitarlo es esa, que gane el PP y que haga un pacto
de Estado con el otro gran partido nacional para reformar las bases de nuestro
sistema y poderle dar fortaleza. Ese mensaje, con la claridad que yo le estoy
diciendo, lo echo de menos en el discurso del PP. Si el PP gana por escaso
margen, lo que tiene que hacer inmediatamente es dirigirse al PSOE para crear
una coalición a la alemana.
¿La situación actual es un diseño o fruto de la
ingenuidad del presidente?
Zapatero no está muy dotado para la abstracción. Lo que tiene claro es que
quiere estar en el poder y ha visto que la forma de estar en el poder y apartar
al PP del poder es el pacto de hierro con los nacionalistas. Ha echado sus
números y ha pensado que la solución es esa. A partir de ahí ha llevado
adelante su plan. ¿Cómo me garantizo el apoyo de los nacionalistas?: dándoles
lo que quieren.
¿Cómo me garantizo que ETA deje de matar?: dándoles lo que quieren. Su
forma de negociar es la rendición. Su plan, sin embargo, tiene un fallo, y es
que los nacionalistas ni siquiera se conformarán con esto; para ellos es sólo
un paso más antes del salto final. Por tanto, Zapatero se encontrará con
procesos abiertos de secesión. Y lo mismo que ocurrirá en Cataluña ocurrirá en
el País Vasco. Y ETA no admite otra cosa que una Albania marxista, racista totalitaria
en el cantábrico. Aunque les diera el derecho de autodeterminación o
reinsertara en la sociedad a todos los etarras y les diera 1500 euros al mes,
es inútil. El problema de Zapatero, aparte de su absoluta carencia de
principios, es su ignorancia. Zapatero tendría que estudiar, leer algún libro.
Tiene que saber que una organización marxista revolucionaria toma el poder por
la violencia, no esperan a nada. Pegan tiros por la espalda a la gente, ¿es que
no lo ve? Y una vez que están en el poder se dedican a eliminar a todo el que
se opone, por ejemplo al PNV. En el momento en el que el País Vasco fuera
independiente empezaría la caza de la gente del PNV. Zapatero no ve todo esto.
No hay ningún modelo de Estado, por descentralizado que sea, ningún tipo de
cesión de soberanía por amplia que sea, que satisfaga a los nacionalistas. No
dejarán nunca de buscar la independencia y la escisión. Una vez que has
entendido esto, tu agenda política debe ajustarse a este hecho.
Esta iniciativa que hemos lanzado de reforma constitucional la ha hecho
suya parcialmente Mariano Rajoy. Pero aconsejado por asesores que no quieren
dar imagen de radicales, de repente ha desaparecido de la campaña y ahora todo
es la crisis económica y el cambio climático. Yo sé, porque lo he vivido cuando
he sido presidente del PP de Cataluña, que a la gente también le preocupan
estas cosas. La gente tiene dignidad, tiene principios, siente emociones. ¿Es
que creemos que la mayoría de los españoles asistirá pasivamente a la
fragmentación de su nación multisecular en trazos ajenos entre sí?; ¿de verdad
creemos que la gente va a estar encantada y no va a decir nada? Eso es no
conocer a los españoles. Y por no hacerlo ahora, dentro de dos, tres, cuatro
años, nos encontraremos con una crisis en el sistema, con una sociedad
convulsa, sometida a tensiones internas brutales y probablemente un conflicto
civil abierto. El papel de agorero o de visionario es muy incómodo, pero el
tiempo me ha dado la razón en todo. Siempre se ha buscado la solución a corto plazo,
pero las crisis son fruto de soluciones a corto plazo.
Dice un amigo optimista que, aunque no lo parezca,
cuando se rasca a los españoles termina por salir España
Es mucho mejor que aflore a que estalle. El sentido nacional de los
españoles, su patriotismo, tiene que aflorar, manifestarse. Si Zapatero gana
las elecciones, el patriotismo no aflorará sino que estallará.