RENDICIÓN A PLAZOS

 

Artículo de Aleix Vidal-Quadras  en “La Razón” del 02.05.08

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

El variopinto panaché que gobierna Baleares ha anunciado que está preparando un decreto en virtud del cual se volverá a exigir a los funcionarios el conocimiento del catalán al nivel C, es decir, el superior, en vez de al B, el elemental, tal como había dispuesto el anterior Ejecutivo del PP. Asimismo, se anula la exención de este requisito para el personal de edad superior a cincuenta años, medida asimismo introducida en la etapa precedente. Otras acciones de los pancatalanistas que forman la mayoría parlamentaria en las Islas consisten en eliminar el español de toda señalización institucional, en imponer a los empleados públicos que utilicen exclusivamente el catalán para dirigirse a los ciudadanos y en vigilar que los alumnos de los centros de primaria hablen sólo la lengua «propia» también en el recreo. Sobre las obligaciones lingüísticas en los lavabos, de momento, no hay previsiones reglamentarias. Lo más extraordinario de esta nueva vuelta de tuerca en la expulsión del idioma común del espacio oficial y del sistema educativo no es que Antich y sus secuaces la hayan acometido, porque estaba en el guión de su visión reduccionista y fanática de la cultura, sino que se apoya en una reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia balear. Ahora bien, el razonamiento que el órgano judicial autonómico esgrime para su decisión es el cumplimiento de la Ley de la Función Pública aplicable en el archipiélago aprobada en 1989, cuando gobernaba, ¿lo adivinan?, ¡el Partido Popular! Este episodio demuestra, como tantos otros, que el auge de los nacionalismos separatistas en la periferia peninsular obedece a un doble fenómeno: la agresividad implacable de estos movimientos políticos y la rendición paulatina de los grandes partidos nacionales ante su ofensiva permanente. Se impone una reacción enérgica en defensa de las libertades civiles y de la cohesión nacional, gravemente deterioradas por este tipo de disparates. Todo indica que el alcalde de Calviá, Carlos Delgado, se propone darle un vuelco al PP balear en su próximo Congreso para devolverle el vigor perdido. Ojalá tenga suerte.