CALIDAD
INSTITUCIONAL
Artículo de Aleix Vidal-Quadras en “La Razón” del 06 de junio de
2008
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web.
La oferta final de
Casas de una eventual ayuda si la cuestión llega en amparo al órgano que
preside roza el delito
El penoso episodio de la conversación telefónica de la presidenta del Tribunal
Constitucional con una abogada acusada de asesinar a su marido pone de relieve
una vez más el preocupante deterioro de nuestras instituciones. María Emilia
Casas, en un acto de notoria imprudencia, además de escasamente compatible con
la necesaria distancia que una persona en su elevada responsabilidad debe
mantener respecto de asuntos tan turbios, llama a una desconocida a partir de
la recomendación de una amiga y sostiene con ella un largo intercambio de
impresiones con irreflexiva ingenuidad. Su oferta final de una eventual ayuda
si la cuestión llega en amparo al órgano que preside roza el delito y arroja
serias dudas sobre su idoneidad para el cargo que ostenta. Pero esta torpeza
difícilmente perdonable de la quinta autoridad del Estado se suma a una
dilatada lista de desprecios a las más altas instancias de nuestro entramado
institucional. Hay que recordar los nombramientos de Luis Pascual Estivil y de Alfons López Tena
como vocales del CGPJ, ambos a propuesta de los nacionalistas catalanes, el
primero un magistrado que extorsionaba a sus justiciables y que acabó en la
cárcel, el segundo un notario expedientado y sancionado por irregularidades
manifiestas, como tampoco cabe olvidar las actuaciones de la Comisión Nacional
del Mercado de Valores en relación a opas en el sector energético en extraña
connivencia con la Oficina Económica de La Moncloa o las de la Comisión
Nacional de la Energía en este mismo ámbito. El aterrador panorama de la
corrupción urbanística con implicación de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas
es otro campo que produce alarma y bochorno entre los ciudadanos. La
transparencia, independencia, eficiencia y honradez de la función pública y del
poder judicial son elementos clave para la competitividad de un país y para la
confianza que despierte en los inversores. En la España de Zapatero vamos
pendiente abajo también en esfera tan sensible, de acuerdo con la divisa del
preclaro líder, copiada de un monarca absoluto: Después de mí, el diluvio.