RECONSTRUCCIÓN TOTAL

Artículo de Aleix Vidal-Quadras en “La Gaceta” del 18 de mayo de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

La primera medida, la más urgente, es sustituir a ZP por alguien con cara y ojos.


La fiesta se ha acabado, la resaca es muy dura y lo será todavía más. Nos encontramos atrapados en una espiral descendente para la que no existe salida a base de medidas parciales. España necesita un replanteamiento completo de su sistema productivo, de su estructura institucional y política, de sus instrumentos de protección social y de sus referentes éticos. Hay que reconstruir una casa común en la que las grietas, los escapes y las goteras ya no nos permiten vivir con un mínimo de seguridad y bienestar. Es más, ni siquiera podemos descartar el derrumbe total del edificio con nosotros dentro. Examinemos, por ejemplo, la fiebre de estos días por la austeridad y la reducción del gasto público, sin duda muy necesario a la vista del déficit galopante que nos devora. Si nos limitamos a eso, a bajar sueldos de funcionarios, a congelar pensiones y a podar subvenciones, sólo estaremos haciendo una parte de la tarea que, en sí misma y aislada, puede resultar incluso contraproducente. Todas las personas y entidades que vean reducidos sus ingresos procederán de inmediato a moderar su consumo y la recesión se agudizará, el desempleo seguirá castigando a las familias, los ingresos del Estado no saldrán de su desfallecimiento y así sucesivamente.
Idéntico razonamiento es aplicable a un eventual incremento de la presión fiscal, aunque sea a los millonarios. El problema es doble; por una parte, despilfarro irresponsable y por otra, deficiente capacidad de generar riqueza. Si únicamente nos apretamos el cinturón hasta asfixiarnos sin ponernos a la tarea de conseguir ingresos, el colapso queda garantizado.
Por tanto, la Nación ha de cambiar de rumbo, de mentalidad y de dirigentes. La primera medida, la más urgente, es sustituir a ZP por alguien con cara y ojos. Después, la reforma de la Constitución, la competitividad de la economía, la mejora del capital humano y la recuperación de los valores perdidos y de la unidad nacional. Casi nada.