OBSESIONES NACIONALISTAS

Artículo de Aleix Vidal-Quadras en “La Gaceta” del 07 de julio de 2011

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Con un breve comentario al final:

CERRILISMO NACIONALISTA

Luis Bouza-Brey (7-7-11, 11:30)

Lo que les molesta a mis queridos compañeros no es que se impida el etiquetado en catalán, cosa que la norma no hace, sino que se suministre la información al consumidor en castellano.

 

Diversos medios han destacado estos días que he sido el único eurodiputado catalán que no me he sumado a la enmienda presentada por el resto de mis paisanos en la Eurocámara para eliminar la palabra "oficiales" en el artículo del Reglamento sobre etiquetado de alimentos que establece que los Estados Miembros podrán estipular que la información en el envase de un producto se haga en "una o más lenguas oficiales de la Unión Europea". El motivo de tan peregrina pretensión es mantener la posibilidad hoy en vigor en nuestro descabellado sistema autonómico de que en Cataluña se etiquete únicamente en catalán. Es decir, que lo que les molesta a mis queridos compañeros no es que se impida el etiquetado en catalán, cosa que la norma no hace, sino que se suministre la información al consumidor en castellano. Por tanto, su afán no se centra en la defensa de nuestra venerable lengua vernácula, empeño loable y comprensible, sino en la supresión del detestado idioma español de los recipientes y envoltorios en los que se comercializan embutidos, frutas, verduras, aceites, arroces, conservas variadas, cereales, lácteos y demás apetitosas ofertas de la potente industria agroalimentaria del Principado. He de reconocerles y agradecerles que ni siquiera me propusieran añadir mi nombre a tan gloriosa iniciativa, seguramente porque ya conocen cual habría sido mi respuesta. Para mayor ridículo de esta tropilla tribal, la ocurrencia en cuestión ha sido declarada inadmisible por la Presidencia del Parlamento por no cumplir ninguno de los supuestos que deben satisfacer las enmiendas presentadas en segunda lectura. No sólo son excluyentes y fanáticos, además son incompetentes por desconocimiento del Reglamento. En fin, otra jornada para olvidar del comando identitario catalán en Bruselas, que no se cansa de deteriorar la imagen de una región europea que fue en otros tiempos ejemplo de creatividad, innovación y apertura, y que tras treinta años en manos de los nacionalistas malvive ahogada por el déficit, endeudada hasta las cejas y exhibiendo una de las tasas de paro más altas del continente.

Breve comentario final:

CERRILISMO NACIONALISTA

Luis Bouza-Brey (7-7-11, 11:30)

 

Lo que me parece inadmisible es que el cerrilismo nacionalista siga imponiendo sus políticas anacrónicas, reaccionarias y etnicistas después de treinta y pico años de democracia. Pero me parece inadmisible no por ellos solamente, sino porque esta perversión demencial es resultado de una retroalimentación positiva de su demencia por la inepcia de los que no son nacionalistas. Inepcia porque el PP, el PSOE e IU ya deberían haber construido un esquema actualizado de interpretación de la realidad española en el contexto de la globalización y la Unión Europea, pero no lo han hecho.

Cerrilismo de unos, encerrados en ideas del siglo XIX asincrónicas con la realidad del siglo XXI, e inepcia de otros, incapaces de gobernar la complejidad y renovarse para actualizar sus esquemas perceptivos y de gobierno.

Porque es intolerable que en el siglo XXI, en el contexto europeo y en el marco de una globalización acelerada y radical, se siga pensando en términos de implantación de un modelo etnicista, de imposición más o menos ladina o brutal, pero siempre coercitiva, de los rasgos de una etnia minoritaria al conjunto de la sociedad; porque es inadmisible que se intente implantar un objetivo secesionista en una sociedad democrática, plural y europea como la española, rompiendo el Estado y la unidad social para perseguir delirios de hace dos siglos; porque es demencial que este estancamiento político de partidos tarugos encerrados en nichos de irracionalidad consiga amplios apoyos de sectores significativos de sus sociedades; porque constituye una perversión patológica añadida que los dos grandes partidos, que cuentan con el apoyo del 80% de la ciudadanía española, se plieguen al chantaje nacionalista, traicionando sus programas electorales, su juramento de defender la Constitución, y sus principios fundacionales de modernidad, libertad y progreso.

Lo que es aberrante es que el cerrilismo nacionalista adquiera día a día más fuerza porque nadie le hace frente desde el constitucionalismo, el europeísmo y la libertad, mediante la denuncia de la degeneración derivada de hacer de la necedad narcisista virtud, del anacronismo reaccionario progreso y de la opresión liberación.

Uno oscila entre dos esquemas de interpretación de esta realidad degenerativa: el primero, el optimista, se inclina por pensar que es la clase política, con su ignorancia, oportunismo, cobardía y manipulación, la que crea esta realidad aberrante. El segundo, el pesimista, se inclina más bien por la idea de que la clase política es producto de una sociedad políticamente inculta, democráticamente irresponsable e ideológicamente cerril, que sigue apoyando lustro tras lustro a los tarugos que se orientan por ideas putrefactas y valores perversos, por mucho que los disfracen de interés general o patriotismo.

España necesita una élite intelectual y política que sea capaz de decir las verdades, de enfrentarse a la perversión y corrupción ideológica institucionalizadas, y que esté dotada del coraje y la perseverancia necesarias para hacer llegar a la opinión pública el impulso de salvación nacional que los despierte de una vez: mientras este proceso de descomposición continúe nadie está legitimado para dirigir al caos a la sociedad española; el régimen del 78  necesita una revisión constitucional total para recuperar legitimidad, y si ninguno de los poderes establecidos inicia este proceso constituyente, están condenando al país a una crisis muchísimo más grave y radical que una revisión constitucional. Crisis que nos enviará de  nuevo a la periferia de Europa y a enjaularnos otra vez en un continente tribal y atrasado que no debería ser el nuestro.