EL CURA REID



 Artículo de Germán Yanke en “La Estrella Digital” del 18.04.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. 

 

Hay mil definiciones de la crisis, pero si vale la de Hans Beckel —un periodo en el que se escuchan tonterías sin que se repare en que lo son—, es evidente que estamos en crisis. La crisis posterior al “alto el fuego”, que nada tiene que ver con el tedio o la melancolía: se diría que no falta ya nada, que todo vale, hasta las más soberanas tonterías.

Un síntoma es el cura Alec Reid, omnipresente en los últimos tiempos, afincado —me temo que no por razones pastorales— en el País Vasco después de haberse hecho un pequeño currículo en Irlanda del Norte, escuchado ahora en Madrid con ese simpático papanatismo de las épocas de crisis. ¿Negaré su experiencia en el Ulster, sin duda interesante para historiadores y analistas? En absoluto. ¿Me opondré a que diga lo que quiera, lo que le plazca o lo que realmente piense? Ni se me ha pasado por la cabeza. Pero sí negaré que un personaje como él pueda presentarse como mediador en el País Vasco y que sus opiniones tengan más valor que las de un predicador de púlpito aficionado a meterse en política. En todo caso, Reid sería un representante de Batasuna, un colaborador exótico de la rama “política” de ETA. Esta última Semana Santa ha oficiado en el País Vasco junto a Arnaldo Otegi y Rafael Díez Usabiaga con un cartelón en el que pedía la “mesa de partidos”. Y lo que dice, incluso en estos momentos en los que el entusiasmo sirve de colchón a la crisis, incluso en Madrid con su inmaculado alzacuellos, no resiste el más elemental análisis intelectual.

El secreto, según Reid, es el diálogo. Un diálogo particular si se me permite, ya que, en definitiva, es el diálogo con Batasuna, su legalización antes de que ETA se disuelva y entregue las armas (si es que alguien va a exigirla). Se disfraza con la retahíla del diálogo “con todos los actores implicados”, pero es el diálogo y la negociación con Batasuna hasta el punto de que Reid exige al PP que se sume a la bendecida charla y, si no, “el diálogo se hará sin ellos”. Sin el PP, se entiende, ya que, en la concepción ideológica del cura irlandés, “todos” son los que acepten sus propuestas (o las de sus actuales mandatarios abertzales) y no el conjunto de los ciudadanos.

Lo del “diálogo” se ha convertido en una bagatela retórica, aunque tenga sus adeptos. No es un mito, ya que el mito, al fin y al cabo, es una leyenda que trata de encerrar alguna verdad, sino una trampa. El diálogo que hay que defender es el de la confrontación respetuosa y acomodada a las formas que encierra la democracia y sus instituciones. No hay que dialogar con los violadores —aunque sean “actores implicados”— la legislación para erradicar la violencia contra las mujeres. No hay que negociar tampoco con los terroristas la “normalización” que, bien entendida, no es otra cosa que la adecuación de los comportamientos a normas democráticas y justas. La democracia, lo diga Reid o su porquero, no precisa un plus de diálogo más allá de su funcionamiento de acuerdo a la Constitución y a las leyes, y ya va siendo hora de que nos bajemos de las ensoñaciones. Ensoñaciones totalitarias, además, que no significan otra cosa que dar la razón, o casi toda la razón, o parte de la razón, a quienes, violentamente, han intentado (y por lo que se ve siguen intentando) subvertir los principios de la libertad y la democracia.

Y, además, menos palabrería. El cura nos cuenta, como un oráculo, que ETA hace ya mucho tiempo le dijo que no quería participar en el diseño político del País Vasco, que eso lo deja a los representantes elegidos. Así que ha estado haciendo juegos florales desde que se entrevistaron los terroristas con Reid. El cura tiene contactos, sin duda, pero le faltan lecturas serenas y digeridas. Tiene ideología —esa suerte de nacionalcatolicismo tan conocido entre nosotros— pero le falta sentido democrático, que muy bien podría ser algo más común.

Y, por cierto, ¿quién paga la estancia —tan larga ya— de Reid en el País Vasco?