EL LUGAR DEL PNV



Artículo de
Germán Yanke  en “La Estrella Digital” del 05 de junio de 2008

 

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Cómo se trataba ayer de una sesión de control al Gobierno, eran los grupos de la oposición los que preguntaban. Soraya Sáenz de Santamaría tiene su propio estilo, pero hay que anotar que, a diferencia de Ángel Acebes, no necesita demasiadas notitas ni adjetivos de más de cuatro sílabas para reafirmar cada frase con pretendida contundencia. Novata en estas lides, es mucho mejor parlamentaria de lo que presagiaban incluso los más tibios de sus críticos en la marabunta del PP de los últimos meses. Preguntó Sáenz de Santamaría sobre la actitud del Gobierno ante la posible convocatoria del referéndum ilegal de Ibarretxe, y preguntó el nacionalista Erkoreka por el cumplimiento de los “compromisos públicos” sobre el autogobierno vasco. Era el momento de las preguntas al Gobierno, claro, pero las de más enjundia, las que implicarían en su misma formulación una actitud política ante el desafío autodeterminista, hay que hacérselas ahora al PNV.

En la respuesta a la portavoz popular —que acertó, junto al ánimo de consenso, al referirse a la retórica gubernamental como un empeño en “alargar las palabras”—, la vicepresidenta dejó claro que el Estado no acepta desafíos y no habrá referéndum ilegal. En la del presidente Rodríguez Zapatero al diputado nacionalista vino a establecer un principio elemental: las transferencias comprometidas por el PSOE se encuadran en una lealtad constitucional que falta mientras el PNV y el Gobierno vasco no se ajusten a la legalidad de la Constitución y el Estatuto de Autonomía. Lo que aquí he planteado de forma negativa (lo que no hay), el presidente lo dijo de manera positiva (lo que quiere que haya) y el asunto, aunque sea de matiz, es importante.

Es importante porque la cuestión política que hay que plantear al PNV, no como pregunta sino como posicionamiento claro de quien la formula, es dónde quiere estar este partido nacionalista. Ibarretxe, con sus planes reiterados y su actitud desafiante, se ha colocado no sólo fuera de la legalidad constitucional, sino en el bando de Batasuna y ETA. A ese bando pertenece el etnicismo de sus posiciones, el enfrentamiento con el Estado, el contenido de sus preguntas para el hipotético referéndum, etc. El PNV está preso de esas decisiones y quiere, apoyándolas, esbozar un escorzo que es una tapadera transparente porque es incapaz de alejarse en el fondo y en la formal de esas iniciativas.

La posición consensuada de los dos grandes partidos ante el terrorismo y los desafíos violentos de ETA/Batasuna tiene que tener en cuenta que, además, deben enfrentarse políticamente a quienes, como el PNV, prefieren estar en la práctica en ese bando y no en el de las posiciones constitucionales. No se trata de colocarse en el radicalismo ni en ninguna suerte de frentismo, sino en consensuar políticas firmes y razonables para no permitir, no ya el avance de ese desafío, sino la mera posibilidad de que se vean, alargando las palabras como dice la portavoz popular, como proposiciones normales. En el catálogo de mistificaciones del nacionalismo está eso de la “normalización”, pero la única normalización aceptable es el cumplimiento de las normas, de las leyes. Cuál sea el lugar del PNV le corresponderá decidirlo a ese partido. Se trata de que su deriva no desplace a los que defienden la Constitución y la sociedad abierta.