EL ESTATUTO CATALÁN EN EL CONSTITUCIONAL


Artículo de Germán Yanke  en “La Estrella Digital” del 07 de agosto de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Vuelven a aparecer los rumores en torno a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña. Son, como se podía esperar, dispares, algunos intencionados, otros de carácter político y no exactamente jurídico, como los que hacen referencia a si la resolución será hecha pública antes o después de la renovación de ciertos miembros del Constitucional. Parece haber, de todos modos, una coincidencia acerca de que el Tribunal considerará inaceptable, desde el punto de vista constitucional, la “bilateralidad” en las relaciones entre el Estado y aquella comunidad autónoma, asunto que hace referencia al debate actual sobre la financiación pero que afecta también a otros ámbitos competenciales.

La inconstitucionalidad de la “bilateralidad” es una evidencia: no sólo un privilegio no respaldado por la ley, sino la consideración de una comunidad autónoma como lo que realmente no es en nuestra estructura constitucional y también una traba inaceptable a las necesarias políticas generales que, según este planteamiento, acabarían necesitando en muchos casos el previo acuerdo con las instituciones catalanas mientras las políticas transferidas se llevarían a cabo independientemente de los criterios de las instituciones estatales.

Un detalle adicional pero que revela como el fraude interesado de un razonable Estado de las Autonomías puede volverse absurdo, desde el punto de vista legal y desde el punto de vista de la coherencia de la acción de Gobierno, es decir, también desde la perspectiva de los intereses generales. En el último Debate de Investidura, tanto los nacionalistas catalanes como los vascos criticaron que el presidente Rodríguez Zapatero hablara de una política general de protección civil argumentando que atentaba contra las competencias autonómicas. Cuando una política lógica, teniendo en cuenta que las comunidades autónomas no son islas incomunicables y autosuficientes, se ve trabada por una cierta concepción de lo autonómico estamos en el estadio –incluso más allá de la Constitución- en el que se prefiere salirse con la suya, aunque la suya sea atrabiliaria, que ser razonables. Los problemas que han llevado a Alemania a buscar una reforma de los vetos de los lander para poder desarrollar políticas democráticas generales no es algo relacionado con uno u otro concepto de la nación, pero sí revela el callejón sin salida que debe, para ser eficientes, ser abierto definitivamente.

En España, el asunto se complica por los nacionalismos, a los que falta la lealtad constitucional para que el sistema funcione correctamente. El laberinto de las “balanzas fiscales” (que es un dato parcial y no definitivo), como si pagaran impuestos los territorios o, más bien, los gobierno autonómicos, es un epígono de este “egoísmo” lamentable. El asunto no es, como dicen ahora algunos dirigentes nacionalistas catalanes, que lo que es malo para Cataluña (que no haya bilateralidad en el acuerdo de financiación, que se compense un supuesto déficit, etc.) es malo para todos, sino, sencillamente, que lo que es malo para todos es malo, sin duda, para Cataluña.