PRESUPUESTOS Y DETERIORO

Artículo de Germán Yanke en “La Estrella Digital” del 28 de septiembre de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Mariano Rajoy y el Partido Popular se han dado este fin de semana baños de multitud en el norte y en el sur aprovechando el desconcierto y el desencanto del PSOE, incapaz de lograr no ya una eficaz política contra la crisis, sino la confianza de los ciudadanos. El PP, ante las noticias reiteradas que llegan de Valencia, se refugia en la "conspiración" gubernamental contra ellos y, aunque el argumento parezca paradójico, resulta que tiene su rédito en la medida en que el Gobierno se desangra y el partido que lo sustenta tiene que hacer llamamientos a sus dirigentes y afiliados para "salir a la calle" y defender los desilusionantes Presupuestos aprobados en el Consejo de Ministros del pasado sábado. El presidente ha perdido la invisible conexión que tuvo la pasada legislatura con la sensibilidad de la opinión pública, que terminaba por apoyarle mayoritariamente incluso cuando se empeñaba en asuntos que no respondían a las preocupaciones fundamentales de los ciudadanos. En estos momentos no acierta a restaurarla ni con la promesa de ocuparse por la protección social, ni rodeándose de los grandes líderes internacionales, ni con el acuerdo general de apoyo a la presidencia española de la Unión, ni tratando de buscar, en medio del naufragio, nuevos "derechos" que ofrecer.

Es tan evidente el deterioro que el PP, en Silleda o en Dos Hermanas, es decir, en donde se ha polemizado sobre una moción de censura de tránsfugas o en donde gobierna la izquierda, disimula sus debilidades y sus problemas. Nada está aún dicho sobre el futuro, y aún queda para los próximos comicios, pero a día de hoy le basta con quedarse quieto y esperar que sus adversarios se diluyan. Suelen ganar las elecciones los que demuestran capacidad de iniciativa convincente, y esto es todavía una asignatura pendiente para el PP, pero no se puede negar que, en el instante de la fotografía política del momento, para defenderse y mejorar posiciones le está bastando con colocar el foco en el desastre gubernamental. Pretender ahora, como pretende el PSOE, que sean los Presupuestos del 2010, como gran norma para la actividad política del año, los que aglutinen la reacción de sus partidarios, resulta de una ingenuidad pasmosa. Es difícil emocionar a nadie con las cuentas públicas y, en este caso, no hay quien doblegue el convencimiento de que la subida de impuestos, ya de por sí con mala imagen, se hace para ajustar en lo posible -que es poco- la ruina y no para la consecución de grandes objetivos políticos, que se desconocen.

La negociación de los apoyos necesarios para aprobarlos va a ser, además, otro baldón para el Gobierno y su partido. De hecho, se plantea precisamente con los grupos minoritarios que no plantean una alternativa ni coinciden con la política económica del PSOE, sino con los que, a cambio de alguna prebenda o de determinadas compensaciones, quieren obtener algo a cambio de olvidarse en el fondo del asunto que realmente se trata. Los apoyos de Coalición Canaria, de UPN, del Bloque o del PNV, como se vio ayer en la fiesta del partido de los nacionalistas vascos, no se plantean como quiere presentarlos el PSOE (como el respaldo a una determinada política económica), sino como un mercadeo que, al aprovechar la debilidad del presidente Rodríguez Zapatero, la subraya. Ésta es la otra paradoja, la del Gobierno: en la medida en que logre más votos en el Congreso se acentúan sus males.