ZP, LA MAYOR PRIMA DE RIESGO
Artículo de Yolanda Gómez en “ABC”
del 05 de junio de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Cada vez
nos creen menos. Ni el plan de ajuste, ni el anuncio de aprobar una reforma
laboral con o sin acuerdo, ni la aceleración del proceso de reestructuración
bancaria son suficientes elementos para convencer a los mercados de que España
va en serio y de que hará las reformas necesarias para garantizar la sostenibilidad
futura de nuestras finanzas públicas.
Cualquier
excusa es buena para castigar a España. Ayer la crisis húngara llevó la prima
de riesgo que tiene que pagar el Tesoro español por su deuda a largo plazo a
rozar los 200 puntos básicos, o lo que es lo mismo, España tiene que pagar un
2% más que Alemania por colocar sus títulos. Y si destina más a financiar una
deuda creciente, una de dos, o recorta otros gastos (en pensiones, en
funcionarios...) o sube impuestos, o ambas cosas como está sucediendo, y es solo
el principio.
Pero
¿por qué tosen los húngaros y nos constipamos nosotros? Nos preguntamos los
ciudadanos de a pie. A estas alturas yo sólo encuentro una respuesta. España no
es creíble, y no es creíble porque su presidente, Rodríguez Zapatero, se ha convertido
en la principal prima de riesgo de nuestro país.
Desde
que llegó al poder en 2004 Zapatero ha hecho caso omiso a quienes desde sus
propias filas le advertían de la necesidad de garantizar la sostenibilidad de
las finanzas públicas. Además ha rechazado por activa y por pasiva la
posibilidad de tomar medidas que supongan un abaratamiento del despido, o una
merma del poder adquisitivo de los pensionistas y un sinfín de promesas más. Y
ahora, cuando presionado por los mercados y los altos mandatarios internacionales
anuncia un cambio drástico en su política económica, nadie le cree.
En menos
de dos semanas habrá reforma laboral, y estoy casi segura de que incluirá
cambios radicales que ni el PP se atrevería a abordar por temor a un
levantamiento popular, pero ni aún nos creen.