ZP, ¿AVENTURA PRECIPITADA?

 

  Artículo de  Iñaki ZARAGÜETA  en “La Razón” del 23.05.05

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 El presidente José Luis Rodríguez Zapatero logró la pasada semana en el Congreso de los Diputados

algo más que un permiso para negociar con ETA. El apoyo de todos los grupos, a excepción del PP, le concede una especie de red jurídica y quizás política para el salto mortal que ha iniciado. Si le sale bien, la

gloria será suya. Si fracasa, pretenderá compartir la responsabilidad con quienes se han adherido un tanto temerariamente a la aventura. Aún así se dejará importantes jirones de su talante.

He defendido desde esta periferia que los españoles demostraríamos sensibilidad ante una disolución TOTAL Y DEFINITIVA de ETA. Sin embargo, el escenario actual plantea muchas dudas, incluso más que en ocasiones anteriores de diálogo. Y siempre fracasaron. Ahora se ha permitido a los terroristas marcar la

pauta. Da la impresión de que nuestras señorías los han legitimado, casi legalizado. En estos momentos, quienes se ciscan en el Estado de derecho van a creerse tan serios como nosotros. Lo más lógico es que estén crecidos.

Desconozco las garantías secretas, las cartas marcadas del Gobierno. Todos sospechamos que las tiene. Si no existen, la audaz ocurrencia se convertiría en una temeridad impropia de quien está obligado a regir con tino el destino de España y, aunque no sería culpable de haber liado a la mayoría de partidos, éstos no se lo

perdonarán.

En cualquier caso, ZP no ha hecho gala de las mejores formas. Parece más entusiasmado por ofrecer la  imagen de un PP aislado que en conseguir la unanimidad. Ni le ha importado el 40 por ciento de la sociedad

que sigue a Mariano Rajoy, ni los casi mil muertos, ni los miles de víctimas familiares.

Ni siquiera quienes en la propia organización socialista callan públicamente su desacuerdo. El tiempo dirá si ZP se ha plegado a las exigencias terroristas y ha embarcado a medio país, de hecho a todo, en una odisea innecesaria, sin haber obtenido previamente una justificación. Ojalá me equivoque, pero no conocemos

el margen de maniobra ni la disposición a abandonar las armas, ni un dato que muestre expectativas para la esperanza. Es como si hubiera ido a pedir la mano de una novia inexistente. Ayer mismo, su diario adicto reclamaba a ETA casi con angustia un gesto «declarar cuanto antes el fin de la violencia». La respuesta,

como el domingo anterior, unas cuantas bombas.

Esperemos que el inquilino de La Moncloa no haya optado de nuevo por el imperio del relativismo, en donde no existen principios, en donde todo vale para asegurar el poder. Una actitud que, por otra parte, no debería sorprendernos tanto cuando no ha tenido reparo para coaligarse con quien negoció que no se asesinara

en Cataluña.

Deseo que no se haya apresurado y haya pagado por adelantado -legalización del PCTV, negociación- a quienes no son de fiar.