ZP DINAMITA LA SOLIDARIDAD

 

 Artículo de Iñaki ZARAGÜETA  en “La Razón” del 03.10.05

 

 Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

El foco de atención se centra ahora en comprobar cómo sale de ésta José Luis Rodríguez Zapatero. Dentro y fuera del PSOE. Me recuerda a un amigo mío de antaño, no es Rogelio, que le decía a todas

lo mismo. Le fue muy bien un tiempo, pero llegaron a complicársele tanto las cosas que cambió de trabajo y de ciudad.

Tanto predicar el talante, desprestigiar el término nación y comprometerse con los acuerdos que provengan de los Parlamentos autonómicos, que Pasqual Maragall le ha tendido una trampa

saducea, cuya superación tiene visos de pasar por la alternativa del arrepentimiento –después se

conocerá la penitencia– o el abandono por superficial o/e inútil.

Comentaba ayer con un par de prestigiosos miembros del PSOE la reforma catalana y su indignación

abría las puertas a la preocupación.

Como convencidos socialistas, acusaban a Zapatero y a Maragall de dinamitar el principio de solidaridad, base esencial para los herederos de Pablo Iglesias que se creen de izquierdas.

No se puede estar hablando de solidaridad hacia los países nuevos de la Unión Europea y ser cicatero

con el resto de España, en un momento además en el que los fondos continentales hacia la península van a disminuir sensiblemente en los próximos años.

Al parecer, dentro del PSOE y la mitad del PSC el cabreo es general. Recordemos cómo Manuel

Chaves, presidente federal del partido y de una Comunidad tan importante como la andaluza,

se aprestó a salir a la palestra pública, mucho antes de que le llegara la orden de callar, para advertir

de la inviabilidad de las pretensiones del tripartito y CiU.

ZP se encuentra en una tesitura que él mismo promovió al mostrarse «yo más que nadie». En lugar

de haber evitado que esto ocurriera, se enfrenta a un planteamiento bastante más allá de la Constitución que el conocido como «plan Ibarretxe», contra el que bramó hasta la saciedad y que la Convergencia y Unió de Jordi Pujol jamás planteó durante 25 años. Ahora nos daremos cuenta de que el ex-presidente

fue el mejor colaborador del Estado.

Un segundo Cambó. El gesto de preocupación con que aparecía el sábado en una fotografía de LA RAZÓN lo decía todo. Me consta que el «jedi» no se muestra satisfecho.

El presidente del Gobierno, ya no se sabe bien si de España tal como dudaba Alfonso Ussía en

uno de sus últimos artículos, no puede ceder la «caja». Si la entrega al tripartito está acabado. Si

se cobran lo suyo, tienes todo perdido. No habrá para los demás. Es como si otorgásemos la recaudación

de nuestros salarios e ingresos a quienes no desean nuestra fraternidad y, al final de mes, les pidiésemos la soldada.

A ver cómo despachan este toro. Tanto Zapatero como Maragall se han preocupado durante unos meses de su estabilidad casi en exclusiva. Como el primero no ha sabido o no ha querido detener el «tsunami» del segundo, ambos recogen unos frutos contrarios a los esperados. Están más inestables que nunca. Y es

que de aquellos polvos vinieron estos lodos.