ENTREVISTA A JOSU JON IMAZ, PRESIDENTE DEL PARTIDO NACIONALISTA VASCO (PNV),

 

 por LOURDES PÉREZ   en  “ABC” del 24/04/05

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado la entrevista que sigue para incluirla en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 

 «Queremos un acuerdo de autogobierno que sume a la izquierda abertzale y al PSE»

 

El presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV) cree que se ha abierto la posibilidad de «cerrar» el problema vasco y apuesta por buscar renovados pactos que no reediten «ni Ajuria Enea ni Lizarra».

 

 

BILBAO. Parece que la vida le debe bastantes horas de descanso, pero el líder del PNV se faja con energía en explicar adónde pretende avanzar en el alambicado tablero dibujado por las elecciones. No maquilla la decepción por los resultados, pero se muestra persuadido de que, pese al revés, el tripartito PNV-EA-EB debe liderar el camino que conduzca a un nuevo marco de autogobierno capaz de aunar, «sin exclusiones», a la izquierda abertzale y al PSE.

-¿Se han despertado bruscamente del sueño soberanista?

-Los resultados reflejan la fotografía de la Euskadi que tenemos y que representamos cada uno. Y aunque no han sido lo que esperábamos, la sociedad nos ha dado la confianza para liderar este complejo momento. Es a lo que estamos obligados y aceptamos gustosos el reto. A partir de ahí, tenemos que iniciar un diálogo entre las fuerzas políticas para intentar encauzar la paz y un acuerdo sobre autogobierno, normalización o como lo queramos llamar.

-¿Dónde creen que están los 140.000 votos que han perdido?

-En un análisis grosso modo, la mayor parte de ellos han ido o han vuelto a la abstención porque no han existido trasvases fuertes entre partidos. Una parte importante de la sociedad, que sintió en 2001 un temor a la alternativa que encabezaba Mayor, no se ha motivado, o no le hemos motivado lo suficiente, en estas elecciones.

-¿Habían asustado con el plan Ibarretxe a su propio electorado?

-Yo creo que no, creo que los ciudadanos que no han votado esta vez no lo han hecho tanto en clave ideológica, como por distancia con respecto a la política. Y hay otro factor a considerar: la sociedad siente una cierta necesidad de que los partidos avancemos en las soluciones y haya acuerdos. Es el momento de una apuesta seria por resolver este complejo puzzle.

-¿Y por qué están tan convencidos?

-Siendo muy prudente y sin generar falsas expectativas, diferentes entornos políticos -el tripartito, el Partido Socialista y también la izquierda abertzale- estamos emitiendo señales que no deberían pasar desapercibidas y que apuntan a que, más que nunca, puede ser posible un camino de solución.

-Para la paz y un nuevo Estatuto.

-Sí, paz y acuerdo político de fondo sobre la búsqueda en el marco jurídico de una formulación aceptable sobre cómo articular la capacidad de decisión de la sociedad vasca acerca de su autogobierno. Unos le llaman a eso conflicto, otros normalización, otros agenda política, no quiero hacer tabú de las palabras. Se trata de cerrar políticamente de una forma estable el problema vasco. Y luego -en paralelo, porque no tienen que estar vinculados necesariamente- alcanzar un escenario de paz duradero. Hay ingredientes para explorar esa posibilidad y eso va a exigir mucho diálogo. Sobre todo entre esos tres mundos a los que aludía, sin excluir a ninguno, porque al final del camino tendremos que estar todos en esa fotografía.

-¿Cómo piensan trabajarlo? ¿En el Parlamento, fuera...?

-Tengo mis propias ideas, pero no es bueno empezar a hablar de instrumentos que no estén acordados con los demás. Lo importante no es que sea una mesa dentro o fuera, un sofá o reuniones bilaterales.

-¿Pretenden pactar el método?

-Creo que deberíamos intentarlo.

-Insisten en que el momento puede ser decisivo, pero la percepción es que ustedes ya no lo lideran.

-Vamos a ver, yo no soy amigo de triunfalismo. Pero dicho lo dicho, que no han sido los resultados que esperábamos, también hemos obtenido casi el mismo apoyo que la segunda y tercera fuerzas juntas y representamos casi el 40% de los votos, lo que supone un liderazgo nítido. Eso es relevante en una situación compleja.

-Pero no tienen amarrada la investidura de Ibarretxe.

-Hay que esperar, pero parece muy, muy complicado en términos políticos, absolutamente inviable, otra opción de Gobierno. El tripartito representa una minoría mayoritaria, equivalente a la del PSOE en el Congreso. Por lo tanto, existen condiciones, siempre que no haya una vocación clara de bloqueo, para que podamos gobernar. Antes, durante y después tenemos que seguir hablando con los partidos para intentar trenzar los acuerdos que nos puedan llevar a ese escenario final de solución y, entretanto, podemos tener pactos puntuales con unos y con otros, en función del «fair play» parlamentario. Eso obliga al Gobierno a ser flexible y jugar con cintura. Pero como le está tocando hacer al PSOE.

-¿Su seguridad parte de que ya tienen garantizado un apoyo externo?

- No, no lo tenemos. Hay que hablar con todos, con mucha cocina.

-Lo que necesita la izquierda abertzale no se lo pueden proporcionar ustedes, sino Zapatero.

-Tenemos tres vértices, sin excluir a nadie: el tripartito, los socialistas y el mundo sociológico y político de la izquierda abertzale. Y no podemos construir el futuro con dos vértices excluyendo al otro, lo veo con mucha nitidez. (Imaz garabatea un triángulo en un folio). Esto no se puede construir con un acuerdo del tripartito con Batasuna excluyendo al PSE, ni con el PSE excluyendo a la izquierda abertzale, cuando una parte importante de ella trata de avanzar hacia la normalización. Y tampoco pueden hacerlo el Partido Socialista con la izquierda abertzale excluyendo al tripartito, al que la sociedad ha dado el liderazgo. No sería bueno y los números tampoco lo permitirían. Nos necesitamos todos a todos en este triángulo complejo, en el que tampoco debemos excluir a nadie. No me gustaría que el PP estuviese fuera de los acuerdos.

-¿Perciben la tentación de «puentearles»?

-No, en absoluto. No lo temo y soy un convencido de que cada lado del triángulo debe tender puentes con los otros dos vértices.

-¿Y quién es el interlocutor válido de la izquierda abertzale?

-Pues tendremos que verlo. Ese mundo nos lo tendrá que decir.

-El que el Gobierno no haya obstaculizado a EHAK, ¿les ha liberado del impedimento de no pactar con ellos mientras no condenen a ETA?

-Su presencia es buena, porque una sociedad tiene que tener una representación plural y porque debe haber una interlocución institucional si existen indicios para encauzar el problema de la violencia. Pero los pactos estables deberán apoyarse en bases de acuerdo sobre cómo debe ser la paz, en un rechazo inequívoco a la violencia y sobre cómo vemos el autogobierno a partir del respeto a la voluntad sociedad vasca.

-¿Eso precisa de una tregua previa?

-Vamos a ver. Por prudencia no quiero adelantar acontecimientos. Pero cualquier acuerdo estable necesitará una posición de desaparición definitiva de ETA o la apuesta inequívoca por el rechazo a todo tipo de violencia.

-Dicho con simpleza, parece que se encuentran ante una reedición de Lizarra con EHAK o ante la del Pacto de Ajuria Enea con el PSE.

-El horizonte no debe pasar por una reedición de Ajuria Enea ni por una reedición de Lizarra. Sería en estos momentos un planteamiento erróneo. No creo que sea el horizonte al que vayamos a ir. Si no, estaríamos apostando por una exclusión de una parte.

-En este nuevo escenario, ¿se ha convertido el proyecto de Ibarretxe en su programa de máximos?

-Hay una propuesta aprobada en el Parlamento y tenemos que tratar, también lo decíamos antes de las elecciones, de alcanzar acuerdos que la superen numéricamente. En ese camino nos tenemos que empeñar, y que la sociedad refrende el pacto que alcancemos.

-Y si no lo logran, ¿desempolvarán el plan y lo someterán a consulta?

-La propuesta está en el Parlamento, el camino es ver si podemos avanzar. Y vamos a tratar de que ésta sea la vía de solución.