PNV, EA, BATASUNA Y ARALAR «COCINAN» UNA NUEVA VERSIÓN DEL PACTO DE ESTELLA

 Informe de J. Pagola | Madrid  en “ABC” del 01 de marzo de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Representantes alineados con los sectores más radicales del PNV, EA, Aralar y los franceses de Abertzaleen Batasuna mantienen contactos con miembros ubicados en la corriente más pragmática de la ilegal Batasuna para trabajar con las miras puestas en la firma de una nueva versión del pacto de Estella, una vez transcurridas las elecciones autonómicas vascas, y con independencia de los resultados, aunque la nueva correlación de fuerzas incidirá en el desarrollo de las futuras negociaciones. ETA, de momento, no ha «bendecido» la iniciativa por lo que, incluso en algunos medios nacionalistas, se duda de su «viabilidad».

Según han informado a ABC fuentes conocedoras del proceso, se está en una fase preliminar, que los propios implicados han llegado a denominar «trabajo de cocina». Participan representantes de segunda fila de estas formaciones políticas, alineados con las corrientes más radicales, salvo en el caso de Batasuna donde el peso recae, precisamente, en antiguos dirigentes, que han ido abrazando posturas más pragmáticas y posibilistas.

Temores justificados

De esta manera los partidos no se sienten oficialmente implicados en la nueva aventura secesionista, temerosos, sobre todo el PNV, de que una «irrupción violenta» de ETA haga saltar por los aires lo andado, de momento poco, y reduzca los nuevos intentos de crear un gran frente abertzale y nacionalista en el enésimo fracaso. Pero han dado el visto bueno y se irán implicando a medida que observen avances con posibilidad de plasmarlos en futuros acuerdos. Los temores vienen avalados por la vieja pretensión de la banda -una tradicional constante- de tutelar y liderar cuantos movimientos y maniobras otea en el horizonte del nacionalismo vasco.

Los pistoleros reventaron las negociaciones abiertas al amparo del pacto de Estella y, después, dinamitaron la «mesa política» de Loyola con el atentado de la T-4. Aquella salvajada forzó al PNV a abandonar las gestiones abiertas con Batasuna para concurrir en coalición a las elecciones galas. Pero los nacionalistas, también se ha convertido en una constante histórica, no escarmientan. Lo cierto es que el partido de Urkullu no quiere quedarse al margen de estas maniobras detectadas en la órbita nacionalista-abertzale, en su afán de pescar en el río revuelto de una «izquierda abertzale» ilegalizada y marginada de las instituciones. De momento, ha comisionado para esos contactos a figuras de perfil bajo.

Los impulsores de Estella II asocian el éxito de la operación al logro de la suficiente «acumulación de fuerzas abertzales y nacionalistas». Suficiente como para presionar al Gobierno y forzarle a la apertura de una nueva negociación. Manejan como «hoja de ruta» la oferta de Anoeta diseñada por ETA y que también sirvió de guión en el fracasado «proceso de paz» mantenido con el Ejecutivo de Zapatero. El citado manual, aplicado ahora al «espíritu de Estella, reservaría una «mesa técnica», para que el Gobierno y la organización criminal negocien «paz por presos», y una «mesa política», no ya a tres bandas -PSE, PNV, Batasuna- como en Loyola, sino en este caso monopolizada por el bloque soberanista que impondría sus máximas de unidad territorial e independencia

La campaña electoral ha ralentizado estos «trabajos de cocina», pero no los ha suspendido del todo, ya que se mantienen los contactos para, según los mismos medios, «crear hábito». Sus protagonistas se han blindado al utilizar la cobertura de la Fundación Euskaria, que el pasado año impulsó la denominada «Mesa de Málzaga» con vistas a favorecer la constitución de un bloque nacionalista-abertzale que trabaje por la independencia. Vinculados a esta iniciativa están, por parte de EA, su líder, Unai Ziarreta, que recientemente propuso la creación de un frente soberanista con vocación de concurrir a las elecciones autonómicas vascas, su antecesora Begoña Errazti, además del consejero de Justicia del Gobierno vasco Joseba Azkárraga y Sabin Intxaurraga; por Batasuna, Tasio Erkizia, que en este cometido está avalado por Arnaldo Otegi, Rafael Díez Usabiaga, Jone Goiricelaia e Íñigo Iruín, así como Santiago Bereziartúa. Aralar está representado por Patxi Zabaleta e Iñaki Aldekoa, mientras que el PNV ha comisionado a Txomin Ormaetxea, hombre de confianza de Joseba Egíbar. Por parte de Abertzaleen Batasuna está Andde Sainte-Marie.

Una de las mayores interrogantes que se cierne sobre la enésima intentona de crear un bloque soberanista es la reacción que pueda tener ETA, que aún no ha bendecido la iniciativa. Lo hará, según las fuentes consultadas por ABC, en la medida en que pueda hacerla suya para controlarla e intervenir como «vanguardia». Estos mismos medios no dudan en que en otras circunstancias la hubiera rechazado ya frontalmente. En este sentido, recuerdan que sólo ha dado luz verde a sus propias iniciativas presentadas a través de Batasuna: «Alternativa democrática», pacto de Estella, «propuesta de Vergara», «Oferta de Anoeta», «Foro de debate Nacional», «oferta del Anaitasuna»...

Nuevos interrogantes

Sin embargo, las fuentes consultadas no descartan que en la actual coyuntura, con Batasuna ilegalizada y fuera del Parlamento vasco, la banda no haga ascos a esta iniciativa y la utilice con el objetivo de que en esta larga y tortuosa travesía del desierto, la «izquierda abertzale» tenga un instrumento con el que meter baza en el debate político para recuperar, al menos, algo de iniciativa desestabilizadora.

Pero el hecho de que los «txerokis» hayan conseguido atrincherarse en la dirección de la banda, pese a la captura de su líder Garikoitz Aspiazu, alimenta los interrogantes. Hasta el punto de que una de las hipótesis que manejan los expertos es que la ETA post-proceso, en su huida hacia adelante, intente reventar a bombazo limpio esta iniciativa ante el temor de que los más pragmáticos de Batasuna encuentren en ella la vía para desertar. El asesinato del empresario Iñaki Uría con el que la banda quiso, además de otros fines, sabotear la iniciativa de EA a favor de un frente electoral soberanista, constituye un dramático precedente. Los impulsores de Estella II pretenden trabajar al margen de los resultados electorales, por lo que tienen previsto intensificar las negociaciones desde hoy. Sin embargo, los medios consultados dan por hecho que el veredicto de las urnas influirá decisivamente, ya que con un triunfo suficiente de Ibarretxe, el PNV mantendría su discurso más radical, mientras que su derrota haría entrar a los nacionalistas en un periodo de reflexión y autocrítica, incompatible con aventuras secesionistas a medio plazo.