FUERA MÁSCARAS

 

 Editorial de   “ABC” del 09/04/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 BATASUNA pidió ayer públicamente el voto para el Partido Comunista de las Tierras Vascas. Habrá quien se asombre y empiece a preguntarse si no tenían razón tantos malpensados que venían advirtiendo de que estos exóticos comunistas no eran más que la célula «durmiente» de ETA. Primero anunciaron que recogían el testigo de Aukera Guztiak después de que esta candidatura fuera ilegalizada. Luego lanzaron los típicos mensajes de la izquierda proetarra sobre el conflicto vasco, las «agresiones a Euskadi» y los derechos humanos para todos y todas. Por supuesto, nunca, en ningún momento, hicieron condena expresa a ETA, que es lo que habría dado sentido democrático a tanta preocupación por la violencia y los derechos humanos. Sin esa condena, no es más que la facundia habitual de los proetarras. Ahora, cuando las estrategias de Batasuna y el PCTV están sincronizadas bajo la batuta de ETA, Otegi pide el voto de sus seguidores para el banquillo de suplentes que tenía guardados para la ocasión. Al final, no ha sucedido nada que no se corresponda con la astucia etarra y con su perseverancia por condicionar la vida política vasca. ETA está haciendo lo que, conforme a su criterio, tenía que hacer: evitar ser expulsada de la última institución democrática en la que aún ocupaba un espacio y no perder posiciones frente al PNV. De manera finalista, el entramado batasuno persigue asimismo no quedarse fuera, y como voz autorizada, en una hipotética negociación con ETA que Rodríguez Zapatero, más allá de sus proclamaciones retóricas, pudiera estar pensando en entablar.

Toda la atención está ahora en el Gobierno, porque es bueno recordar que al Estado sólo le ha ido bien la política antiterrorista cuando se ha preocupado más de hacer en cada momento lo que debía hacer que de esperar a que ETA o el nacionalismo -o ambos al mismo tiempo- le marcaran la pauta de los cambios. Las reformas legales antiterroristas, el acuerdo de Estado PP-PSOE, la cooperación internacional, la deslegitimación del discurso nacionalista y la marginación de la izquierda proetarra son decisiones que nunca se habrían tomado si su hubiera esperado a que ETA «diera pasos». El que los tenía que dar era el Estado. Y ahora tiene que volver a dar otro. El Gobierno no tiene excusa para no actuar contra el PCTV. Es su obligación, y la de los jueces será resolver como proceda. El Ejecutivo no puede desistir negando indicios en vez de buscarlos con afán, como el que ese partido participara en la refundación de Batasuna. Aquí no caben cálculos electorales, pues la presión de las evidencias aumenta cada día. El tiempo apremia y la pasividad y las omisiones no hacen sino beneficiar a la estrategia batasuna.