EN EL UMBRAL DE LO PEOR

 

 Artículo de Gabriel ALBIAC en  “La Razón” del 27/04/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Con la fría certeza de las cifras, sólo alguien puede formar gobierno hoy en el País Vasco: Ibarreche.

Aun así, tendrá que hacerlo en la más inconfortable de las hipótesis: la de que su elíptico socio principal,

el que debe apuntalar con nueve escaños a un tripartito en minoría, ni tenga la menor intención de entrar en gobierno alguno que pudiera deteriorar esa pureza arcangélica que nutre las mitologías de su infantil milenarismo, ni mucho menos la de poner un milímetro de distancia con los chicos de las pistolas, que son, al fin, el único soporte material de las vagos delirios sobre los que ha sido alzado su altar de patrióticos destinos; milagrosos, infantiles, homicidas.

Pero las cifras son insoslayables: 32 escaños el tripartito, 33 PP más PSOE, 9 ETA. En suma: 41 escaños secesionistas, 33 españoles. Y no es inteligente consolarse, revistiendo con apariencias más o menos agradables lo que no es sino una trampa. Mortífera. La peor con que podíamos soñar para los ciudadanos vascos. Y para todos nosotros.

Es tenue la frontera entre el consuelo y la mentira. Y vivimos en un empecinado rumiar poco creíbles consuelos. Que suenan a falsedad tosca; a ficción nada creíble, en todo caso. Cuando todo el edificio está a punto de derrumbarse sobre nuestras cabezas. No diré siquiera que me asombre. Lo de tratar de  mantener a la clientela esperanzada, aun en medio del más mórbido empantanamiento, parece ser

la única habilidad conocida de los partidos políticos. Y todo aquel que quiera complacerse

con la agradable trivialidad de que PSOE más PP han obtenido un escaño más que el tripartito

PNV-EA-IU puede hacerlo. No seré yo quien reproche a nadie un poco de onanismo en instantes tan duros. Un poco. Mas habrá que retornar al duro imperio de las cifras. La línea de demarcación en

Vascongadas no pasa por tripartito o no tripartito. Es una erizada línea de trincheras que, al 50% casi exacto, divide a los ciudadanos vascos en nacionalistas y constitucionalistas. Y, si los segundos andan con la mayor frecuencia a la gresca, los primeros tienen transparentemente claro que su unidad frente al enemigo –enemigo, no adversario– pasa por encima de cualquier conflicto interno. Y que, si no es ahora, con 41 escaños secesionistas en Vitoria y con el Gobierno más débil de la España reciente en Madrid, cuando consigan imponer la independencia, no será nunca.

PNV sólo tiene una opción: gobernar con el apoyo externo de los 9 escaños de EHAK. Y EHAK, y Batasuna, y ETA, una sola baza: forzar, a cambio de esos escaños, el salto hacia el abismo de Ibarreche: referéndum inmediato y apertura de proceso constituyente. Ha sido el fantástico regalo que, al negarse

a aplicar la ley vigente a EHAK, hizo Rodríguez Zapatero al País Vasco: ponerlo en el umbral de una guerra civil. ¡Qué anacronismo!