NUEVA INICIATIVA CIUDADANA: 'ALDAKETA' ASPIRA A IMPULSAR LA ALTERNANCIA «CON LOS INSTRUMENTOS DEL ESTATUTO»

 

Ex políticos, sindicalistas y otros profesionales se han sumado a la iniciativa para recuperar el espíritu pactista en Euskadi y estimular la «transversalidad»

 

OLATZ BARRIUSO/BILBAO  Noticia en  “El Correo” del 20/11/2004

 

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado la noticia que sigue para incluirla en este sitio web. (L. B.-B.)

 

La plataforma ciudadana 'Aldaketa. Cambio por Euskadi' es ya una realidad. El ex portavoz y ex consejero del Gobierno vasco Joseba Arregi, el profesor de la UPV Imanol Zubero y el sindicalista de UGT Carlos Trevilla fueron los encargados de presentar ayer en sociedad la iniciativa, que nace con los objetivos declarados de «impulsar la renovación política y social con los instrumentos del Estatuto, su desarrollo y sus potencialidades» y «regenerar la cultura política vasca», algo que, en su opinión, en la actualidad pasa inequívocamente por «apostar por un cambio» en el Gobierno de Vitoria.

No obstante, el colectivo descarta pedir el voto para ningún partido -«no estamos al servicio de nadie», subraya- y asegura que no sólo carece de «aspiraciones electorales» sino que pretende desarrollar su actividad «más allá» del horizonte que marcan los comicios autonómicos de la próxima primavera. Más bien, el reto que se plantea 'Aldaketa', según explicó ayer Arregi -que se dio de baja en el PNV el pasado verano- es estimular la «transversalidad» de opciones políticas, de tal modo que los votantes menos ideologizados se decidan a apoyar opciones no nacionalistas y «hagan posible la alternancia» en Euskadi.

El manifiesto fundacional se centra en defender la pluralidad, la recuperación del espíritu pactista, la estabilidad del marco constitucional y estatutario y la reivindicación de la memoria de las víctimas, a quienes considera también agentes políticos. Entre sus firmantes se encuentran antiguos dirigentes nacionalistas como Arregi, socialistas como los ex consejeros José Ramón Recalde y Francisco Egea, otros provenientes de Euskadiko Ezkerra -la viuda de Mario Onaindia, Ezozi Leturiondo, o Roberto Lertxundi-, sindicalistas de UGT y CC OO como Santiago Bengoa, la ex Ararteko Mertxe Agúndez, profesores universitarios, periodistas y otros profesionales. Además, varios de ellos han sufrido en primera persona el terrorismo de ETA, como el mencionado Recalde, Gorka Landaburu o la presidenta de la Fundación Fernando Buesa y viuda del parlamentario del PSE Nati Rodríguez.

«Preocupados» por la dinámica de confrontación que se ha instalado en la política vasca, los integrantes de 'Aldaketa' aseguran estar unidos por la convicción de que el futuro del país es «desalentador» si no se logra superar «la dicotomía que enfrenta a 'los nuestros' y a 'los otros'» y seguros de que la Euskadi del siglo XXI sólo puede asentarse «sobre el pacto y el acuerdo». Cualquier otra fórmula de construcción política es, en opinión de este nuevo colectivo, «indeseable», al atentar contra el «estructural e irreductible» pluralismo vasco y «amenazar» por lo tanto «las bases mismas de la constitución política de la sociedad vasca».

Se muestran por ello muy críticos con el Ejecutivo de Ibarretxe, al que acusan de utilizar sus «ensoñaciones virtuales» como «guía» de acción política -en alusión al plan del lehendakari, que no se cita de forma expresa- en lugar de velar por la resolución de los «problemas reales» de los ciudadanos y apuestan, en esta línea, por «ampliar y enriquecer el debate político, social y cultural» en Euskadi, «limitado y empobrecido por un determinado nacionalismo» que lo «somete» a sus intereses y lo «asfixia».

«La ley de la selva»

Arregi y Zubero -que alternaron escrupulosamente el euskera y el castellano en sus intervenciones- subrayaron la apuesta de la nueva plataforma por la Constitución y el Estatuto, convencidos de que la estabilidad del marco vigente es al mismo tiempo garantía de que podrá ser convenientemente modificado y mejorado. «Sin estabilidad, sin acuerdo y sin respeto al principio de legalidad no es posible cambio alguno. Sólo queda el caos y la ley de la selva», denunciaron los firmantes, convencidos de que el futuro de Euskadi está garantizado «en el marco europeo por medio de una España democrática fuerte» así como por la capacidad de los vascos de «actuar decisivamente en la conformación de las políticas globales del Estado».

No fue la única alusión a España y Europa. 'Aldaketa' ensalza los logros que el autogobierno ha permitido en los últimos veinticinco años, pero los enmarca «en el contexto de la Constitución española, la consolidación de la democracia y la construcción europea».

Aunque aún no ha definido cuál será su papel en la campaña electoral, la plataforma prepara de momento diversas jornadas sobre temas como las políticas lingüísticas y educativas, la interpretación de la historia, la «innovación» de actitudes entre los vascos y la pedagogía política. Además, su 'web' (www.aldaketa.org) está plenamente operativa en la red -ayer ya recogía la noticia de su presentación y había activado los foros de debate- y ha abierto una cuenta corriente «mientras consigamos las subvenciones que nos puedan corresponder».

 

 

 

 

 

 

TEXTO ÍNTEGRO DEL MANIFIESTO

 

CAMBIO POR EUSKADI

 

«Nos hemos constituido en plataforma cívica para trabajar en defensa de un cambio profundo en la cultura política»

 

 

 

Quienes suscribimos este manifiesto desempeñamos nuestra labor en diversos ámbitos profesionales de Euskadi. Somos personas diferentes en nuestras concepciones ideológicas y políticas, aunque nos sentimos vinculadas por un interés razonable hacia la marcha de los asuntos públicos y por una preocupación común acerca del futuro del País Vasco. Un futuro que se nos antoja francamente desalentador, si no somos capaces de corregir las inercias del presente.

Llevamos viviendo ya muchos años de desencuentro. Demasiados años instalados en una dicotomía diabólica que enfrenta a «los nuestros» y «los otros». Una dicotomía que nos rompe como comunidad política y que nos impide hablar de nosotros, los vascos, en toda nuestra diversidad política, lingüística y cultural; es decir, en nuestra verdadera forma de ser, en el pluralismo interno que nos constituye y que únicamente el pacto y el acuerdo internos pueden armonizar.

Desgraciadamente, no es el pacto entre vascos lo que hoy predomina, sino la imposición unilateral. No es el diálogo político lo que se promueve, sino la deslegitimación del adversario. No son los proyectos de país los que se están defendiendo, sino los que obedecen a intereses partidarios, impidiendo hacer realidad que Euskadi se convierta en una verdadera patria vasca: en el lugar donde nadie, por ningún motivo, pueda sentirse marginado o apátrida, sino ciudadano en plena igualdad de derechos y obligaciones.

Vemos con profunda preocupación que, para el Gobierno de Ibarretxe, no constituyen las principales prioridades políticas los problemas reales de los ciudadanos y las ciudadanas de Euskadi, sino las ensoñaciones virtuales de un nacionalismo que se radicaliza de día en día. Y nos preocupa, igualmente, el deterioro progresivo de la calidad de nuestra democracia: deslegitimación del poder judicial, aunque algunas veces tenga unas actuaciones criticables, desde las instituciones de autogobierno, el control del Parlamento desde el Gobierno y la utilización partidista de los medios públicos de comunicación, son buenos ejemplos de esta tendencia.

Muchos ciudadanos asisten atónitos a esta situación, en buena medida porque se sienten presos de un doble freno a la participación en la vida pública: por un lado, la violencia terrorista en toda su amplitud, que amenaza a los que se atreven a posicionarse en contra del pensamiento único; y, por otro, la comodidad que supone situarse en los aledaños del poder y que implica autocensuras más o menos encubiertas.

Ante este diagnóstico de situación, pensamos que no es posible permanecer impasibles por más tiempo. Es necesaria una gran movilización cívica, para expulsar la abulia y el fatalismo de la vida política en Euskadi. Por ello, nos hemos constituido en plataforma cívica, para trabajar en defensa de un cambio profundo en la cultura política de Euskadi, a través de la recuperación del protagonismo de la ciudadanía vasca.

Por todo ello:

1.- Pensamos que Euskadi puede construirse de otra manera. Sumando, y no restando. Desde la integración, y no desde la exclusión. Desde el pacto y el acuerdo interno, y no desde las imposiciones unilaterales. Desde el respeto y la colaboración en pie de igualdad, y no desde el menosprecio sistemático a quienes piensan de manera diferente. Y también desde nuevas prioridades que pongan el acento en las libertades de todos, en la construcción política y social del país y en su calidad democrática, y no en los símbolos y en las obsesiones identitarias. Esperamos, así, hacer verdad que todo lo que nos constituye como vascos, como el euskera, es realmente patrimonio de todos.

2.- Consideramos que esa Euskadi que integra, que respeta las diferencias, que promueve la igualdad política y social, que se asienta en el derecho de ciudadanía y prioriza las libertades, el progreso y los intereses generales sobre cualquier reivindicación partidista, es la Euskadi que se constituye como comunidad política a través del pacto interno entre los vascos. La Euskadi que tiene su punto de partida en el Estatuto de Autonomía.

3.- Tenemos claro que el Estatuto de Gernika es el instrumento jurídico en el que encuentra Euskadi su constitución como sujeto político y se caracteriza por que distintas formas de ver, sentir, imaginar y definir la sociedad vasca renuncian cada uno a su pretensión de exclusividad, respetándose mutuamente en su particularidad y creando así un espacio para la convivencia de identidades e ideas complejas y plurales.

4.- Pensamos, por ello, que la estabilidad del marco de convivencia (Constitución y Estatuto) permite la renovación democrática permanente, incluyendo en ella la reforma del propio Estatuto. Sin estabilidad, sin consenso y sin respeto al principio de legalidad, no puede haber renovación alguna. Sólo el caos, el imperio de la ley del más fuerte y un viaje a no se sabe dónde. Además, si algo nos garantiza a los vascos, como país y como sociedad, un futuro en el marco europeo, es que la España democrática sea fuerte en Europa y que Euskadi influya decisivamente, con ambición y liderazgo en la definición global de la política española.

5.- Apostamos por la Euskadi del siglo XXI y ello implica un cambio profundo, que, a nuestro juicio, tiene que ser sereno, pero continuado. Un cambio desde la tolerancia, la participación, la apertura y el debate permanente. Un cambio basado en los valores de la libertad, la justicia, la solidaridad y los principios de ciudadanía y legalidad.

6.- Queremos derribar fronteras. Fronteras entre vascos, entre hombres y mujeres, entre generaciones: las fronteras mentales de la intolerancia, el fanatismo y la exclusión, transformando lo tuyo y lo mío en lo nuestro y poniendo el acento más en lo que nos une que en lo que nos separa. Y fronteras físicas entre territorios, entre comunidades autónomas y entre Estados. Queremos construir la Euskadi, la España y la Europa de los ciudadanos. Y todas sin fronteras. Porque, si no derribamos las fronteras internas, ¿cómo vamos a adaptarnos a desafíos del presente, como es el de la inmigración? Euskadi, país de emigrantes hasta hace pocas décadas, está siendo ya tierra de acogida para las personas que, en busca de trabajo y bienestar, abandonan su país de origen y pasarán a ser en el futuro inmediato una parte cada vez más importante de la ciudadanía vasca. Sólo una política democrática alejada de actitudes excluyentes tendrá capacidad de integrar a estos nuevos vascos del siglo XXI.

7.- Queremos garantizar a las víctimas del terrorismo memoria y dignidad; y que las instituciones del Estado les proporcionen justicia. Somos conscientes de que los terroristas de ETA las asesinaron porque no aceptan una Euskadi basada en la convivencia y en el Estado de derecho. Pero la memoria de las víctimas nos obliga a mantener un pacto de respeto y de tolerancia. Lo contrario sería volver a enterrar a las víctimas y a su memoria. Una memoria que, además de su contenido personal, tiene un nítido contenido político.

8.- Tenemos que poner en valor el importante crecimiento económico y el bienestar social alcanzado en estos 25 años, gracias al autogobierno propiciado por el Estatuto de Gernika en el marco de la Constitución española y del proceso de construcción europea. Consideramos, por ello, dudoso que una alteración en las bases fundamentales de ese autogobierno, realizada al margen del pacto y del acuerdo pueda garantizar en el futuro esa senda de mejora del bienestar que todos anhelamos. Al contrario, será la continuidad en esta senda estatutaria la que hará posible la profundización en un autogobierno para una Euskadi de la ciudadanía.

9.- Estamos convencidos de que existen alternativas a las políticas públicas desarrolladas hasta la fecha y, por tanto, vías diferentes de establecer las prioridades y de redistribuir el bienestar que el Estatuto está propiciando. Siempre sin perder de vista el objetivo de un pleno empleo de calidad como prioritario, nos parece especialmente urgente abordar otros déficits sociales existentes en materia de acceso a la vivienda, educación infantil, desarrollo tecnológico, integración de los inmigrantes, sanidad, entre otros.

10.- Nos proponemos intensificar nuestros esfuerzos para abrir y enriquecer en Euskadi un debate político, social, económico y cultural, que, al día de hoy, nos parece sumamente pobre y limitado, por monotemático, y agobiantemente encorsetado en los presupuestos ideológicos e intereses del nacionalismo. Buscamos la participación de todos los ciudadanos, que quieran sumarse a esta propuesta de cambio en la cultura política. Estamos abiertos a cualquier aportación que permita enriquecer este debate.

Nos comprometemos, en suma, a utilizar como herramientas de transformación política y social: el Estatuto de Autonomía, su desarrollo y sus potencialidades, con el mismo espíritu de pacto entre vascos que dio origen a nuestro autogobierno; el compromiso cívico, la participación ciudadana en las decisiones políticas, la superación de los miedos al cambio que han podido calar en el subconsciente colectivo y la búsqueda incesante de una sociedad vasca hecha de hombres y mujeres libres; una sociedad moderna, inserta en la España democrática, abierta a Europa, al mundo, segura de sí misma y orgullosa de ser libre.

Queremos, en definitiva, ser una fuente de esperanza, a través de la movilización cívica, porque confiamos en las potencialidades de la sociedad vasca. Pretendemos, con humildad pero con decisión, mostrar que otra Euskadi es posible. Invitamos a los ciudadanos y a las ciudadanas a construir juntos la nueva Euskadi del siglo XXI.

 

 

 

 

LAS ADHESIONES

 

 

Las personas que se han sumado a la iniciativa comparten, según las «bases para la definición» de la plataforma, su condena «activa» del terrorismo, la reivindicación de la memoria de las víctimas, la apuesta por la pluralidad y el pacto y la defensa de la Constitución y el Estatuto. Estos son sus integrantes: Rafael Aguirre: Teólogo.

Mertxe Agúndez: Ex-Ararteko.

Ricardo Arana: Sindicalista del sector de la enseñanza.

Joseba Arregi: Ex-consejero de Cultura y ex-portavoz del Gobierno vasco.

Jesús Astigarraga: Profesor universitario de Economía e historiador.

Lurdes Auzmendi: Traductora.

Josune Barrena: Presidenta de la Asociación de Empresarias y Directivas de Vizcaya.

Santiago Bengoa: Ex-secretario general de CC OO

Javier Corcuera: Catedrático de la UPV.

Francisco Egea: Ex-consejero de Economía del Gobierno vasco, experto en Economía Regional.

Luisa Etxenike: Escritora.

Pedro Gómez Damborenea: Periodista.

Gorka Landaburu: Periodista.

Roberto Lertxundi: Médico. Presidente de la Clínica Euskalduna. Bilbao. Parlamentario vasco 1980-1986. Miembro de la comisión redactora del Estatuto de Autonomía.

Ezozi Leturiondo: Profesora.

Begoña Muruaga: Traductora.

Luis Miguel Pariza: Dirigente de CC OO.

José Ramón Recalde: Ex-consejero de Educación y de Justicia del Gobierno vasco y profesor emérito de la Universidad de Deusto.

Antonio Rivera: Es catedrático de Historia Contemporánea en la UPV-EHU. En los últimos siete años ha sido Vicerrector del Campus de Álava de la Universidad pública vasca.

Nati Rodríguez: Presidenta de la Fundación Fernando Buesa.

Carlos Trevilla: Ex-secretario general de la UGT. En la actualidad es miembro del Consejo Económico y Social Vasco.

Andoni Unzalu: Presidente de la Fundación Aurten Bai.

Koldo Viguri: Traductor.

Imanol Zubero: Profesor de Sociología en la UPV-EHU. Columnista de Prensa. Desde 1979 ha impulsado o participado en diversos movimientos sociales, como Gesto por la Paz.