OPORTUNIDAD

 

 Artículo de JOSEBA ARREGI  en  “ABC” del 20/04/05

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 Se han celebrado las elecciones autonómicas vascas. Han sido muy esperadas. Más al parecer por los políticos y por los analistas que por los ciudadanos vascos. El primer dato a resaltar es precisamente el de la abstención: más del 30 por ciento, a pesar de hallarnos en un ciclo alcista de participación. No ha sido pues ni el plebiscito planteado por Juan José Ibarretxe, ni el clamor popular esperado por él. Ha sido una manera de decir no al plan Ibarretxe, además del resto de resultados.

El mapa parlamentario que han decidido los votantes vascos es un mapa complicado. No hay mayorías naturales claras, aunque la palabra natural necesite de explicaciones y de matices. El tripartito PNV-EA más IU, que nunca tuvo mayoría en la anterior legislatura, ha perdido cuatro escaños. El escaño que pudiera aportar Aralar no suma para ninguna mayoría nacionalista, con el añadido difícil de calificar en términos de naturalidad de IU.

Tampoco el conjunto de los parlamentarios constitucionalistas conforma una mayoría clara, además de la dificultad de considerarla natural. Cuentan con un escaño más que en la pasada legislatura, siguiendo con la tendencia de ir cerrando el diferencial respecto de la representación nacionalista. El haber ido por separado no parece haber supuesto ninguna quiebra en las expectativas electorales del conjunto. Los representantes del PSE y del PP suman 33 escaños, igualando con ello una hipotética repetición del tripartito anterior más el escaño de Aralar.

No queda, pues, fácil la formación de una mayoría parlamentaria suficiente para poder gobernar con tranquilidad. Los votantes han reflejado lo que es la realidad de la sociedad vasca: una realidad compleja en todos los sentidos. Y la complejidad requiere de mucha inteligencia en la gestión del momento. Y en esa inteligencia no se puede perder de vista que lo que importa para el futuro de la sociedad vasca es el marco de convivencia.

Los electores han dicho con claridad que el marco de convivencia no puede ser impuesto por unos a todos los demás, que tiene que ser pactado. Es la primera lectura que se debe hacer del resultado electoral. Plan Ibarretxe ad acta. No se puede hacer nada fuera del pacto estatutario. El pacto estatutario se puede reformar para renovarlo, no para sustituirlo.

El nuevo gobierno debe estar al servicio de esa renovación del pacto estatutario. Lo contrario sería mortal para quien participara en la operación, sea partido nacionalista o no. El futuro gobierno vasco debe tener como tarea prioritaria la renovación del pacto estatutario, su consolidación. Lo demás es secundario.

La consolidación del pacto estatutario vía renovación -nadie puede dejar de lado el hecho de que quienes han optado no por la renovación del pacto estatutario, sino por su ruptura y sustitución, han obtenido 29 escaños- es un cometido que debe incluir la lucha decidida contra el terrorismo y la consecución de la paz.

Y es en esta cuestión en la que la presencia del PCTV adquiere importancia. Es lícito pensar que el PNV, mejor dicho Ibarretxe, vaya a optar por pactar con ese partido, con la izquierda radical. Y hay quien piensa que el PNV va a pactar con los socialistas. Y algunos añaden que ambas alternativas son un desastre, una catástrofe para la democracia.

Conviene, sin embargo recordar, que la Ley de Partidos Políticos sigue vigente y que si la izquierda radical no apuesta definitivamente por la vías políticas, dejando atrás para siempre el terrorismo, terminará como Batasuna. Si apuesta por las vías exclusivamente políticas, puede haber una oportunidad para la paz. En este caso su referente principal será el gobierno central, no el PNV.

La gestión de esta situación requiere sentido de Estado, frialdad política, serenidad, mucha prudencia y capacidad de hacer frente a la complejidad, huyendo de los simplismos y de los catastrofismo. Necesitamos una oportunidad.