El preámbulo

 

 Artículo de FLORENCIO DOMÍNGUEZ en “El Correo” del 13/04/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 

Los grandes mitines de la campaña del nacionalismo institucional están protagonizados por los presidentes de los dos partidos coaligados, Josu Jon Imaz y Begoña Errazti, y por el candidato común, Juan José Ibarretxe. El protocolo de intervenciones en los actos públicos está fijado en virtud de la dote que cada novio aporta a este matrimonio. Eusko Alkartasuna es el socio menor del pacto y, por ello, a Begoña Errazti le toca hacer la primera intervención, como los teloneros en los conciertos de música. Tras ella habla Imaz y cierra el candidato a lehendakari.

Desde el día mismo en que firmaron el acuerdo de coalición, la presidenta de EA viene haciendo un discurso independentista. De forma reiterada, y sin tapujos, proclama su propósito de convertir a Euskadi en una república vasca con su bandera ondeando en las sedes de las instituciones europeas. «No podemos renunciar a la independencia», dice Errazti que, acto seguido, aclara que «estamos en un momento previo» y que ese momento previo es el Plan Ibarretxe, «que vamos a aprobar otra vez en el Parlamento vasco».

Mitin tras mitin, la dirigente de EA repite este discurso como préambulo de las palabras de sus socios del PNV. Ni Imaz ni Ibarretxe hablan nunca en clave independentista. Su lenguaje es muy distinto. Pero tampoco pronuncian nunca una rectificación ni una corrección a lo que dice Errazti, de forma que los militantes nacionalistas que asisten a estos actos electorales se van a casa con la idea de que el Plan Ibarretxe es el preámbulo de la independencia.

Esta misma idea le recogía el profesor Antonio Elorza en la presentación de su último libro, 'Tras la huella de Sabino Arana. Los orígenes totalitarios del nacionalismo vasco' (Temas de Hoy): «El Plan Ibarretxe es una escala necesaria porque no pueden imponer la independencia a corto plazo».

Concebir el nuevo estatuto de Ibarretxe como un paso intermedio hacia una independencia que hoy no podrían conseguir conlleva el germen de la inestabilidad permanente. Al día siguiente de aprobarse el estatuto, el nacionalismo comenzaría a denunciar su insuficiencia y a erosionarlo para llegar cuanto antes a la etapa final, a su objetivo último, un objetivo que será entonces más fácil de alcanzar porque para eso se ha pensado el artículo 13.3 del nuevo estatuto, que regula la forma de alterar la relación con España mediante la mayoría de los votos válidos.