LA CREDIBILIDAD DE ETA

 

 Artículo de Florencio Domínguez en “El Correo” del 01.05.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 El Gobierno ha descartado que fuera ETA quien ordenó los ataques contra el comercio del concejal de UPN en Barañain y contra la oficina de seguros de Algorta. No lo ha descartado por lo que haya descubierto la investigación policial -no se ha averiguado todavía quiénes perpetraron los ataques, así que difícilmente se puede saber quién estaba por encima de los autores materiales-, sino porque ETA, Batasuna o ambos a la vez le han dicho al Gobierno que ellos no fueron. Y el Ejecutivo les ha creído y les ha exonerado de cualquier responsabilidad.

ETA y Batasuna han aparecido en ese episodio como interlocutores creíbles, pero, por lo que se ve, no siempre ocurre así. El Gobierno unas veces les cree y otras no.

La banda y su brazo político están afirmando sin tapujos que la autodeterminación y Navarra no son negociables. Dicen que el alto el fuego no es un proceso para resolver el problema de ETA y poner fin al terrorismo, sino una iniciativa para intentar lograr de otra forma sus objetivos, manteniendo la amenaza de volver a emplear las armas si fracasan. Pero cuando dicen esto, el Gobierno no les cree porque si no el Ejecutivo se estaría engañando a sí mismo y nos engañaría a todos al presentar la tregua como un proceso de paz para el abandono de las armas.

Cuando ETA dice que su tregua pretende réditos políticos, quienes no le creen responden indicando que se trata de un argumento de consumo interno, dirigido hacia sus propias bases, al que no hay que hacer demasiado caso. Ocurre que, si fuera verdad que se trata de mensajes que buscan crear una apariencia de éxito ante sus bases, estaríamos ante un problema tan grave como el de la falta de voluntad de abandonar las armas.

La izquierda abertzale, que ha introducido en el argot político el concepto de socialización y es experta en tareas de agitación, al reiterar su mensaje de condicionar el fin de las armas al logro de sus objetivos de toda la vida, estaría haciendo una pedagogía contraria a sus auténticos propósitos, si damos por buena la tesis de los argumentos para consumo interno.

Las bases de ETA y los simpatizantes de la banda están recibiendo un adoctrinamiento similar al de siempre, al que ha servido para mantener sus posturas favorables a la violencia. En esas condiciones será difícil conseguir que dentro de unos meses acepten la renuncia a las armas si no han logrado aquello por lo que hasta hace poco estaban matando.

Igual hay que ponerse en lo peor y creer también a ETA cuando dice que seguirá el conflicto (a tiros, se sobrentiende) si no se alcanzan las contrapartidas reclamadas.