ENTREVISTA A EMILIO GUEVARA, COORDINADOR DE LA REFORMA ESTATUTARIA DEL PSE

 

«Hay que demostrar que la imbatibilidad electoral del PNV es un mito»

 

El 'padre' del Estatuto y candidato socialista asegura que el plan Ibarretxe es «una pelea perdida» y que existe una alternativa y «otra forma de construir la Euskadi del siglo XXI»

 

J. J. CORCUERA/VITORIA,  en “El Correo del 05/12/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Cree detectar una pulsión en la sociedad vasca favorable al cambio político y asegura que existe una alternativa y «otra forma de construir la Euskadi del siglo XXI». Emilio Guevara, coordinador del documento del PSE para la reforma del Estatuto y ex dirigente del PNV, expulsado del partido por sus críticas a Arzalluz, ha decidido «dar un paso más en su «compromiso personal» al concurrir en las listas socialistas por Álava en las próximas autonómicas. «Lo hago por el mantenimiento de la vía estatutaria y del autogobierno», explica el ex diputado general alavés, dispuesto a tratar de demostrar que la «imbatibilidad electoral del PNV es también un mito».

-¿Cómo le han convencido para encabezar la candidatura del PSE por Álava para las autonómicas?


-Hace un año y medio me presenté a las Juntas Generales de Álava por un motivo ético, de conciencia y de solidaridad. Desde entonces, la situación ha tomado unos tintes más positivos, aunque todavía está ahí el ataque al Estatuto, la deslegitimación de las instituciones vascas o el plan Ibarretxe. He decidido dar un paso más en mi compromiso, por el mantenimiento de la vía estatutaria y del autogobierno.

-¿Cuáles son esos tintes positivos?

-Después de las generales se ha notado una cierta distensión en el país, en las relaciones personales y en el debate político. Las elecciones internas del PNV han traído un cambio de formas. Luego están los golpes a ETA, de una importancia enorme. El mito de la imbatibilidad de ETA se ha desmoronado y ahora hay que demostrar que la imbatibilidad electoral del PNV es también un mito. Pero persiste el grave problema del plan Ibarretxe. Se nos está llevando a un debate de ensoñaciones historicistas y etnicistas, y nos olvidamos de que el problema no es el Estatuto sino la concepción que se tenga del país y de cómo construirlo. Hay que hacer políticas reales para problemas reales.

-¿Su misión será entonces la de intentar atraer el voto autonomista que hoy se cobija en el PNV?

-Tiene razón la vicepresidenta del Gobierno cuando dice que ese plan está en vía muerta hacia ninguna parte. El mensaje principal es que existe una alternativa y otra forma de construir la Euskadi del siglo XXI. La política nacionalista está fracasando en lo más importante, en la capacidad de crear un espacio común de libertades, pluralismo y convivencia.

-¿Percibe la existencia de movimientos internos en el nacionalismo moderado?

-El portavoz en Madrid del PNV, Josu Erkoreka, lo dejó bien claro cuando dijo que si no hay una convulsión interna dentro del partido o pierden las elecciones no habrá un cambio de estrategia. Como la convulsión interna no va a existir, lo que tiene que ocurrir es lo segundo. En el mensaje y en los planteamientos no hay la más mínima fisura ni vacilación. Siguen insistiendo en lo mismo, y las mismas cosas las dice Imaz o cualquier otro.

-¿Y entre las bases?

-Desde hace ya mucho tiempo, cuando se me dice que muchos afiliados muestran en privado su inquietud, a mí ya no me vale. Casi prefiero no creerles, porque si fuera cierto, qué pena que no tengan el más mínimo coraje para salir y decirlo. No deja de ser una pose. A mí lo que me valen a estas alturas son los hechos. Ibarretxe tira de las riendas y no habrá arreglo si no pierden las elecciones.



Cabeza y sentimientos



-¿Cómo trataría de convencer a un votante del PNV de que existen otras ofertas?

-Vamos a tratar de prescindir por un momento de lo que son los sentimientos y vamos a pensar con la cabeza. Podemos ser perfectamente una nación sin Estado y defender todo lo vasco sin ninguna limitación, porque, de hecho, hoy en día, no la hay. Estamos en Occidente, en la UE, donde los Estados siguen siendo determinantes y España es un Estado democrático que respeta los derechos de las minorías, las lenguas, la identidad, la cultura, el régimen interno de autonomía y autogobierno. Todo el mundo, incluyendo Québec, dice que en este escenario no hay derecho a la secesión, que no se puede invocar el derecho de autodeterminación. Ir a una pelea por cuestiones que no podemos exigir ni son decisivas para nuestra permanencia como pueblo no lo puedo entender. No podemos estar permanentemente, o cada generación, como diría el lehendakari, poniendo en cuestión el marco jurídico. Eso, antes o después, se termina pagando. Si se opta por la vía Ibarretxe, este pueblo irá hacia el empobrecimiento humano, social e incluso económico. Cuando se ha llegado a decir no hace mucho que la independencia o la autodeterminación era para comer berza, lo entiendo menos. Me asombra que se pueda cambiar de esta forma.

-Arzalluz aseguró hace poco que usted y Joseba Arregi rechazan el plan Ibarretxe porque va demasiado lejos, lo que dijo no entender en un nacionalista.

-Es que si para ser nacionalista hay que ser independentista, pues entonces es que no lo soy ni lo he sido nunca. Me lo podían haber advertido hace años, ¿no? ¿Estábamos equivocados todos?

-¿Ha notado usted en el ambiente la retirada de Arzalluz de la primera fila de la política?

-No me alegré de aquello, aunque me parecía que ya era hora. Me pareció que la salida no fue muy digna para una persona que ha tenido la importancia que ha tenido. No obstante, ahora, con mejores modos, el mensaje sigue siendo el mismo. No hay que llamarse a engaño. El nacionalismo en estos momentos no va a dar su brazo a torcer, va a intentar hacer todo lo que dice. Y también está claro que el plan Ibarretxe es una pelea perdida. Esta España no es la de Franco ni siquiera la de la Transición. Es una España de la Europa del siglo XXI.

-Antes de dar el paso a la lista electoral fue usted impulsor junto con Arregi o Imanol Zubero de un grupo ciudadano a favor de la alternancia.

-Al aceptar el compromiso de ir en listas, ya no era correcto que siguiera ahí. Pero mi identificación con ese colectivo es absoluta y total. Lo importante de ese manifiesto es la idea rectora de que se necesita otra política para construir Euskadi. Ése es el verdadero debate.



Punto de inflexión



-¿Será inevitable que esa plataforma termine pidiendo el voto para un partido concreto?

-No sé lo que decidirán. Es una invitación a construir Euskadi entre todos, pero partiendo del respeto al Estatuto y de la alternancia. Para mí, al final, la oferta que más se va a ajustar a esa forma de entender las cosas será el PSE. Eso se verá cuando estén lo programas.

-¿Ve factible que Patxi López pueda ganar las elecciones?

-Los cambios siempre llegan antes o después para todos. No estoy en la vida activa de los partidos y sé que derrotar hoy al PNV es difícil. Es arriesgado hacer pronósticos, pero creo detectar que muchos empiezan a pensar que se necesita un cambio, que se ha llegado a un punto de inflexión. Que desde la vía de Lizarra, ya no hay recorrido y que hace falta algo diferente.

-Si la suma de PSE y PP diera mayoría suficiente, ¿qué habría que hacer?

-Desde mi punto de vista personal no tengo ninguna duda. No sé si será políticamente correcto decirlo en este momento, pero creo que el objetivo debe ser que el PNV pase a la oposición y que haya una alternancia. No hay que tener ningún complejo porque gobierne esa coalición, pero al que le toca liderar la alternativa es al PSE.

-¿Sería factible retomar los pactos de gobierno con el PNV?

-Después de la experiencia anterior, sería un error repetirla.

-¿Qué le pareció la última propuesta de Batasuna?

-No merece la pena... Creo que no aporta la más mínima novedad. Pero si la solución la tienen muy fácil, que hagan lo que hizo Aralar. Todo lo demás sobra. Están totalmente descolocados y no saben cómo encontrar otra vez espacio. Con la última sentencia del Constitucional lo tienen muy fácil para acudir a las elecciones. Sólo tienen que desmarcarse de ETA y decir que su candidatura sólo funcionará por las vías políticas.

-Sectores socialistas piden que se revise la ilegalización de Batasuna, el acercamiento de los presos de ETA o la oferta de un plan de paz a la banda, mientras que el Gobierno de Zapatero se mantiene firme. ¿Dónde se sitúa usted?

-Lo tengo clarísimo: con lo que dice el Gobierno de Zapatero y con lo que dicen la vicepresidenta y el ministro de Interior. Con el mayor de los respetos para las personas que han dicho lo contrario, que creo que se equivocan, no hay más solución por ahora que seguir aplicando el Pacto Antiterrorista, manteniendo la presión y dejando claro que hay unos límites, un Estado de Derecho y unas leyes que cumplir.

-¿Es cierto, como dice el PNV, que existen contactos entre los socialistas y Batasuna?

-No lo sé. Como me gustan bastante las novelas policiacas, las de John Le Carré, lo que hago es leer esas cosas.

-¿Cómo valora la situación de ETA?

-Quienes mejor pueden percibir la absoluta inutilidad y el fracaso de ETA son los que están dentro de la cárcel con unas penas muy largas por delante. ETA ha perdido y, además, ante la sana indiferencia de la inmensa mayoría del pueblo vasco.