DIRIGENTES DEL PSE PREPARAN UN "PACTO A LA CATALANA" SIN EL PNV

 

 Editorial de  “El Semanal Digital” del 27/04/05

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 

Es una maniobra pensada a medio plazo, tras una investidura de Ibarretxe con el PCTV y el aval de una tregua. Los socialistas "moderarían" a la izquierda abertzale para gobernar con ella.



27 de abril.  Quedan aún semanas hasta que empiecen a despejarse las incógnitas que ha dejado el escenario postelectoral vasco y en la sombra los movimientos de unos y otros van in crescendo. El PP es la única formación que juega sobre seguro y que, aparentemente, tiene el partido más sencillo: seguir con la misma estrategia de siempre en defensa del Estatuto de Guernica y del espíritu constitucionalista.

En las filas socialistas hay sectores que han empezado ya a diseñar una estrategia con recorrido a medio plazo, y que apunta a la posibilidad de recrear en el escenario vasco el llamado "pacto a la catalana", con el PNV como gran damnificado. Los acercamientos de dirigentes del PSE al entorno abertzale son cada vez más notorios.

Parece que en un primer momento la balanza se inclina por una investidura de Juan José Ibarretxe mediante el aval del Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV), pero es una jugada con plazo perentorio según el análisis que se hace en determinados sectores socialistas vascos, convencidos de la viabilidad de trasladar a esta comunidad el modelo catalán, siendo el PNV el comodín que cumpliría el papel de CiU. Es un apuesta muy arriesgada, pues supondría tender la mano a la izquierda abertzale con el argumento de "ayudar a su democratización" y a su "moderación", y siempre que por medio haya una tregua de la banda ETA. La oferta es la negociación de un nuevo marco estatutario que sustituya al que nació del consenso original del 78: la paz lo justificaría todo.

El problema deriva del hecho de que, a falta de que se concreten estas hipótesis de trabajo, lo único cierto es que los comicios han servido para convertir a Batasuna en el árbitro de la política vasca –en sus manos está la investidura de Ibarretxe, que si en dos votaciones no logra superar la mayoría que representan PSE-PP estará abocado a convocar nuevamente elecciones– y para alentar un escenario más radicalizado que el que salió de las urnas hace cuatro años.

En medio se cruza la crisis interna en la que, de momento de manera más o menos soterrada, se está sumergiendo el PNV, una fractura que azuza desde fuera una EA fortalecida y cada día más convencida en bloque de sus ansias soberanistas. La cabeza de Ibarretxe es una pieza que cada día cobra más valor dentro y fuera de su organización política.