EL «PRESTIGE» DE LOS ERRORES

 

 Artículo de ALFREDO AYCART  en  “ABC” del 15/11/04

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 

Parece evidente que Galicia está condenada a sufrir las consecuencias de los errores, acumulados durante los dos años que han transcurrido desde que se hundiera un petrolero, que a todas luces no tenía las condiciones necesarias para el transporte de tan contaminante mercancía. Han sido errores teñidos en ocasiones de ingenuidad, pero en otros de soberbia y de hipocresía, que han multiplicado los perniciosos efectos de la catástrofe.

Se equivocó Aznar, y su Gobierno en pleno en las primeras jornadas, cuando intentó negar la evidencia de la marea negra, en uno de esos ejercicios de suicidio comunicativo a los que se entregó el entonces jefe del Ejecutivo. Los fallos en la cadena de medios para luchar contra la catástrofe y la polémica estéril sobre la decisión de alejar el barco no hicieron más que abonar el sentimiento de indignación ciudadana provocada por un comportamiento inicial evidentemente corto de miras.

Tampoco acertó «Nunca Máis», que desperdició el caudal irrepetible de respaldó social que generó como cauce de esa indignación ciudadana. La politización de ese movimiento y su utilización política por parte de PSOE y BNG para desgastar al Gobierno lo privaron de buena parte de su respaldo y, sobre todo, lo dejaron huérfano de legitimidad.

Mención aparte merece una oposición que declinó su responsabilidad y renunció a la unidad imprescindibe para luchar contra el desastre para aprovechar políticamente los efectos de la marea negra.

Pero si cabe, es más grave el imperdonable comportamiento del Gobierno socialista, empeñado en reducir a su mínima expresión el Plan Galicia con el que se pretendía minimizar las consecuencias de la catástrofe en la Comunidad gallega. El ninguneo de los proyectos, los retrasos injustificados y la priorización de sus acuerdos con el más rancio nacionalismo catalán, el representado por la ERC de Carod-Rovira, para impedir la asignación a Galicia de partidas presupuestarias imprescindibles para luchar contra los efectos del «Prestige», es uno de los casos más sangrantes que se recuerdan de desvergüenza política.

José Luis Rodríguez Zapatero ha dado una vez más medida de su talante y de su talento enviando a una representación institucional a la manifestación convocada por «Nunca Máis» en el segundo aniversario de la catástrofe. Lejos quedan los tiempos en que, entonces desde la oposición, encabezaba entre sonrisas las manifestaciones de la plataforma.