LA CATALUÑIZACIÓN DE GALICIA
Artículo de Luis Míguez Macho en “El Semanal Digital” del 18.05.2006
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
18 de mayo de 2006. Cuando
hablo de "cataluñización" de Galicia no aludo a la actuación del Gobierno
bipartito de la Xunta. Aunque el BNG ha hecho algunos pinitos dignos de ERC,
como sus ínfulas expansionistas, la Xunta de Emilio Pérez Touriño aún está muy
lejos del tripartito de Maragall.
La "cataluñización" se sitúa en un momento previo al delirio político y
constituye su presupuesto necesario. Consiste en la imposición de una opinión
monolítica a través de los medios de comunicación y demás manifestaciones
públicas por una alianza entre ideólogos nacionalistas y oligarquías locales,
dirigida a construir una sociedad cerrada sobre sí misma y controlada por una
red clientelar que vive de las prebendas y subvenciones autonómicas.
En Galicia este proceso ha sido desencadenado por la reforma estatutaria,
desbloqueada tras el cambio político producido en la Xunta. Como ya he explicado
en alguna ocasión, nuestra Comunidad autónoma se halla en una situación única,
pues el PP, a pesar de no gobernar, puede impedir la reforma estatutaria, que
requiere una mayoría de dos tercios en el Parlamento autonómico. Esto ha
concitado sobre él una presión desaforada para que no se atreva a hacer uso de
ese poder de veto y, de paso, convencer a la sociedad gallega de que una reforma
estatutaria como la catalana es necesaria e inevitable. El impresentable
argumento es que, dado que el Estado se desguaza, Galicia no se debe quedar sin
un trozo.
El PP gallego podría verse así ante un dilema irresoluble. Si impide una reforma
estatutaria que imite la catalana o la andaluza, se encontrará con una campaña
brutal para hundirlo por condenar a Galicia a ser una Comunidad de segunda. Si
transige, se enfrentará con la dirección nacional del partido, que tendrá que
oponerse a semejante reforma en las Cortes, y desconcertará a su electorado.
Conviene aclarar esto último. Hay un coste electoral que el PP va a pagar
inevitablemente en Galicia por estar en la oposición, y que es el de los votos
rurales sensibles a quien maneja el presupuesto autonómico. Si la última barrera
que puede frenar el trasvase de votos al PSdeG en ese ámbito, que es la
ideológica, cayese por la alineación del PP gallego con las tesis nacionalistas,
y esto provocase además que se pasasen a la abstención quienes por patriotismo,
liberalismo o las dos cosas no aceptan el nacionalismo, la debacle electoral
estaría servida.
Como la "cataluñización" es un fenómeno primero social y sólo después político,
únicamente la sociedad puede frenarlo. Un partido, por firmes que sean sus
convicciones, no se sostiene en el aire, sino que necesita sentir el respaldo
público de al menos una parte de los ciudadanos. Por ello, es urgente que se
deje oír en estos momentos la voz de quienes rechazamos la identificación de los
intereses de Galicia con los de la oligarquía que vive del presupuesto
autonómico, y que concebimos a España, nuestra patria común, como un espacio de
libertad y solidaridad.