PARA «TIPOLOGIA NOVEDOSA», LA DE LA XUNTA DE GALICIA

 

  Editorial de   “El Mundo” del 08.08.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Alrededor de 50 incendios permanecían activos ayer en la comunidad gallega. El fuego ha cortado diversas carreteras, Vigo vive desde hace días envuelta en una densa humareda y tres personas han fallecido ya presa de las llamas. Acorralado por la situación, el consejero de Medio Rural de la Xunta, Alfredo Suárez Canal (BNG), proclamó ayer que los fuegos de este verano responden a «una tipología novedosa». Desgraciadamente, quienes lean la información que hoy figura en la portada de EL MUNDO se darán cuenta de que lo que padecen los gallegos es una «tipología novedosa» de gobernantes. No sólo porque la inexperiencia les hace ver como extraordinaria la trágica costumbre de todos los veranos sino porque la discriminación lingüística y el sectarismo son los vectores que guían su política contra el fuego.

El PP denunció ayer que el Gobierno del socialista Emilio Pérez Touriño aprobó en mayo un decreto que impone el conocimiento del gallego como requisito para vigilantes, técnicos forestales y jefes de cuadrilla. La norma ha propiciado el despropósito de que agentes con cuatro o más años de experiencia hayan perdido el puesto por no poder acreditar sus habilidades lingüísticas. La nueva legislación suscita algunas preguntas de difícil respuesta. Por ejemplo, ¿qué hacer con los agentes que la Comunidad de Madrid decidió desplazar ayer a la zona? ¿Habría que darles un curso de gallego antes de desplegarles? Se da la paradoja de que puede ganar la plaza un belga o un alemán que sepa gallego, y no un español de Cuenca que lo desconozca.

Pero los errores de la política contra el fuego de la Xunta no están restringidos al ámbito lingüístico -que repite el modelo de normalización de otras regiones-. Sus decisiones pecan de un sectarismo imperdonable. El Ejecutivo de Touriño ha desmantelado la estructura del servicio antiincendios de la Xunta. Tras la caída de Fraga, los cuatro responsables provinciales y siete de los ocho jefes de logística fueron destituidos. Por si fuera poco, la bisoñez del nuevo Gabinete queda de manifiesto en la improvisada selección de personal, que no terminó hasta bien entrado el verano.

Este cúmulo de despropósitos es la enésima prueba de que el Estado autonómico no es eficaz en este asunto. El Gobierno de Zapatero debería articular un mando único que coordine la lucha contra el fuego para no dejar en manos de los prejuicios nacionalistas el futuro de nuestros montes.