EUROPA, FRENTE AL NEGACIONISMO

 

  Editorial de   “ABC” del 23.04.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Tolerancia cero frente a cualquier atisbo de xenofobia o violencia racial. Europa se pone seria con el racismo. El continente que lo sufrió bajo los nazis como una práctica totalitaria que acabó con la vida de millones de inocentes, ha decidido desterrar de su geografía cualquier incitación a la violencia racial o, siquiera, a la revisión o negación del Holocausto judío. Con esta decisión, las autoridades europeas quieren ser ejemplares. Especialmente ahora, cuando la extrema derecha se organiza como grupo en el Parlamento europeo y se muestra, además, cada vez más agresiva en sus mensajes xenófobos, tal y como se puede ver cotidianamente en muchos países de la Unión Europea. Lo que sucedió en el siglo XX no puede volver a repetirse. Si Europa quiere tomarse en serio a sí misma como una unidad política que afronte los retos de la globalización y las tensiones e incertidumbres que penden de ella, debe empezar por defender inequívocamente los principios y los valores fundacionales que sustentan su proyecto como sociedad abierta. La Europa ilustrada y liberal no puede quedarse de brazos cruzados frente a los brotes de xenofobia o de revisionismo que, por ejemplo, cuestionan el horror del genocidio. Sobre todo si, como parece, la progresiva complejidad de sus estructuras sociales y la presencia de importantes comunidades de origen inmigrante dentro de sus fronteras, pueden generar tensiones que habrán de saberse encauzar eficazmente mediante políticas de integración que eviten la marginalidad de los inmigrantes y, al mismo tiempo, el respeto de los valores ciudadanos que aseguren la convivencia pacífica y tolerante dentro de las distintas sociedades europeas.

La cobardía moral que se prodigó frente al nazismo y el fascismo, cuando empezaban a dar sus primeros síntomas, fue el principio del camino de servidumbre que condujo finalmente al abrazo del horror totalitario. No se puede cometer el error de confundir la tolerancia con la pasividad. Especialmente en el terreno de las conductas y de las opiniones que puedan propiciar la banalización de la xenofobia y, con ella, la incitación al odio y la violencia racial, étnica o religiosa. Hay que felicitarse por tanto de que después de varios años de negociaciones dentro del Consejo, la Unión Europea haya logrado poner en marcha una iniciativa que pretende generalizar la persecución penal de esas conductas. Europa trata así de salvaguardar su continuidad como sociedad abierta y plural. Ser intolerante con los intolerantes ha de convertirse, por tanto, en una práctica de salubridad social imprescindible si los europeos queremos ser fieles a nosotros mismos.