SÍNTOMAS DE GUERRA

 

Los servicios de inteligencia militar franceses parecen haber llegado a la conclusión de que Líbano está al borde de una guerra abierta

 

 Artículo de Gabriel ALBIAC  en “La Razón” del 23.08.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

La resolución 1701 (2006) de la ONU para un alto el fuego en Líbano fue obra de la diplomacia francesa. Una semana después de aprobada, Francia se descuelga de su aplicación. Sin un solo argumento. Notificando que apenas cuatrocientos soldados suyos estarán en el despliegue. Y rechazando cualquier mando. El horizonte abierto no dice sólo el ridículo en que queda la política internacional gala. Dice algo sin comparación más grave: los servicios de inteligencia militar franceses parecen haber llegado a la conclusión de que Líbano está al borde de una guerra abierta de grandes dimensiones, y juzgan, no ya a Francia sino a Europa, militarmente incapaces de afrontarla con éxito.

La resolución 1701, que el Consejo de Seguridad aprobó de modo unánime hace diez días, reposa sobre cuatro pilares: a) el despliegue de las tropas de la Finul y la «retirada paralela» las fuerzas israelíes; b) la eliminación de cualquier milicia en la «zona azul», entre el río Litani y la frontera, bajo control exclusivo de la ONU y el ejército libanés; d) el «desarme de todos los grupos armados en Líbano», en especial Hizbulá, y la prohibición de cualquier venta o entrega de armas no gestionada por el gobierno de Beirut. Como ejecutora de la resolución, se constituye una fuerza internacional de 15.000 hombres que tomará «todas las medidas necesarias» para desmilitarizar la franja.

Una semana después de haber promovido el documento, Francia afronta una realidad tal vez demasiado dura para confesarla: a) la fuerza internacional no ha sido aún desplegada, dejando así en interrogante la «retirada paralela» de unas fuerzas israelíes que difícilmente podrían devolver, sin más, el terreno fronterizo a la milicia pro iraní; b) Hizbulá rechaza cualquier entrega voluntaria de armas, y aún más abandonar su línea de fortificaciones en la franja; c) Turquía ha interceptado cinco aviones iraníes y uno sirio con material militar para Hizbulá, incluyendo misiles; d) el acelerón que Teherán ha impuesto a su programa nuclear reduce a unos dos años el plazo en que Irán podrá dotar a esos misiles de cabezas nucleares.

La huida que los militares franceses han aconsejado a su gobierno, parte de una fría cadena deductiva: a) Irán no va a renunciar a tener a tiro de misil a Tel Aviv y Jerusalén, justo en el momento en que ve realizable su sueño de acabar el trabajo dejado a mitad por Hitler; b) pensar que Israel pueda ignorar eso o aceptarlo no es sensato; c) o bien las fuerzas de la Finul toman «todas las medidas necesarias» para desarmar a Hizbulá, en una operación militar de alto coste, o bien d) lo hará el ejército israelí. La Finul quedará entre dos fuegos.

Son los términos del dilema. Trágicos. Testarudos. La posición de Francia es cínica. Pero no ignorante. ¿La de España? ¿Existe?