LA GRAN CRISIS DE ORIENTE PRÓXIMO

 

 Artículo de Gustavo de Aristegui en “El Mundo” del 06.01.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

El 2005 no ha sido especialmente propicio para la paz y la estabilidad en Oriente Medio: el proceso de paz en Oriente Próximo sigue estancado, si bien con el rayo de esperanza que supuso la retirada israelí de Gaza, el terrorismo ha golpeado con saña en Egipto, Irak, Israel, Líbano y Jordania entre otros, y se abren crisis políticas nuevas y las existentes parecen agravarse. Los analistas más reputados se muestran preocupados. Escribo estas líneas desde Amán tras una semana de estancia en Beirut. He podio hablar con algunos de los actores más importantes de la región, y sus evaluaciones, aunque dispares, coinciden en el pesimismo.

La situación en los territorios ocupados es grave; la Autoridad Palestina está en crisis política y económica, la solidez y credibilidad política del moderado y responsable presidente está en entredicho; la inseguridad en Gaza es preocupante; la influencia de Hamas crece, y la mala gestión y los casos de corrupción han disparado el déficit de la Autoridad Palestina que alcanza ya la astronómica cifra, para una administración tan pequeña, de 1.000 millones de dólares. Por eso el presidente palestino realizó una gira por los países del Golfo Pérsico, tratando de obtener nuevas aportaciones a sus agotadas arcas públicas. Las revelaciones del ex vicepresidente de Siria Abdelkhalim Khadam sobre la implicación de altos responsables en el asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri han removido los cimientos del régimen sirio, afectando directamente a la estabilidad de su pequeño vecino, el Líbano. Nadie en su sano juicio puede pretender un cambio de régimen en Siria. La alternativa, hoy por hoy, sería una dictadura islamista radical, y ésa sería la cerilla con la que se encendería la mecha de la bomba en que se ha convertido Oriente Medio, lo que es indispensable es que el régimen sirio cambie ya de comportamiento y aproveche la coyuntura para emprender un proceso de evolución política, a través de las imprescindibles y urgentes reformas políticas, legales, económicas y administrativas aún pendientes.Por otra parte el presidente Bashar Al Assad sigue rodeado, en buena medidad por la vieja guardia de su padre, muy reacia a los cambios y a las reformas. Esta sería un ocasión muy propicia para soltar lastre.

Los asesinatos de prominentes figuras políticas libanesas desde el ex primer ministro Hariri a último del presidente y editor del prestigioso periódico An-Nahar Gibran Tueni, son inaceptables y han destrozado la moral de los libaneses. Su vecino no acaba de entender que las circunstancias regionales y mundiales son muy distintas a las de los años 70 y 80, y que ahora debe permitir que la pequeña república levantina levante cabeza y recobre su plena independencia y soberanía. La situación en el Líbano es explosiva y los ánimos son muy sombríos, las principales figuras políticas y del periodismo, y algunos destacados miembros de la sociedad civil duermen todos los días en casas distintas o simplemente no salen de casas-búnker ni para tomar el sol. Hizbolah ha suspendido su participación en el Gobierno y no acepta desarmarse en cumplimiento de la resolución 1.595 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En estas revueltas aguas algunos desalmados han extendido el rumor que las demás milicias se están volviendo a armar. No hay ninguna evidencia o prueba de este extremo, y esto tiene como único fin provocar el desbordamiento de la situación.Hay quien sigue pensando en Siria que cuanto peor les vaya a los libaneses mejor para ellos y eso hoy sólo se les puede volver en contra.

La creciente radicalidad de las posturas del nuevo presidente iraní Mahmoud Ahmadineyad, son muy preocupantes, y la influencia de su país en Irak, tanto en ciertos sectores políticos chiíes como en amplias zonas del sur del país. Los errores en el diseño y ejecución de la posguerra en Iraq por parte de los estadounidenses, ha complicado la situación política, y los sectores extremistas atentan constantemente contra los reclutas de las fuerzas armadas y de seguridad iraquíes, paradójicamente, para prolongar la estancia de las fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos y el Reino Unido, y así seguir teniendo la excusa de Irak como uno de los elementos centrales de su discurso y que este país siga siendo, no generador de terrorismo como dice algún despistado o malintencionado, sino como «polo de atracción» de yihadistas.La formación de un nuevo Gobierno más equilibrado, que represente a todas las comunidades y que trabaje por la integración y reconciliación es imprescindible. Hasta ahora algunos dirigentes chiíes han abusado de sus posiciones y han ajustado cuentas con sus antiguos adversarios sunníes, hoy convertidos ocasionalmente en enemigos.

Las elecciones palestinas están previstas para el 25 de este mes, en las que no podrán participar los electores y candidatos de Jerusalén. Justamente esta es la razón esgrimida por el Comité Ejecutivo de Al Fatah (principal organización de la OLP) para aplazarlas, y en este sentido están tratando de convencer a Hamas que acepte su propuesta. Por su parte, Estados Unidos, Israel y algunos países de la UE han manifestado sus seria reservas por la participación en la elecciones de Hamas y de la Yihad Islámica palestina, que por cierto están incluidas en la lista de organizaciones terroristas de la UE. La verdad es que las organizaciones políticas palestinas tradicionales y moderadas están muy preocupadas por estas elecciones y creen que un avance sustancial de las organizaciones islamistas radicales podrían acabar envenenando sin remedio la situación política de los territorios palestinos, y que eso signifique el final del maltrecho proceso de paz. Para colmo de males, hay serias sospechas de que Hamas ha logrado penetrar los servicios de seguridad palestinos, lo que en gran medida se sospechaba desde hacía tiempo, la preocupante novedad es que han logrado infiltrarse en las organizaciones supuestamente controladas por Fatah como Las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, en la que tienen creciente influencia.

A todo este monumental lío se le ha venido a añadir un nuevo elemento de incertidumbre, el derrame cerebral de Ariel Sharon, que ya había sacudido las bases de la política israelí, sorprendiendo a propios y extraños creando un partido centrista, el Kadima, como respuesta a las resistencias que existían en el seno del Likud, especialmente por parte de su rival Benjamín Netanyahu.Sahron encabezaba las encuestas, por lo que su ausencia abre un inmenso interrogante sobre el resultado de las elecciones israelíes de finales de marzo. ¿Qué ocurriría de ganar Netanyahu que se oponía a la retirada de Gaza? ¿Qué ocurrirá con la siguiente fase del proceso de paz? El nuevo líder laborista Peretz no parece tener el carisma, el empuje o la popularidad suficiente como para ganar. La escisión del Likud, y del partido Laborista, pues su histórico líder Simon Peres y otros dirigentes laboristas se han integrado en el nuevo partido de Sharon, habían provocado la convocatoria de elecciones anticipadas en Israel, con lo que el proceso de paz va a sufrir una paralización de al menos cinco meses, pues no habrá nuevo Gobierno israelí hasta abril, y no se podrán esperar resultados hasta pasados por lo menos algunos meses. Esta paralización del proceso le va a costar muy caro a los políticos moderados palestinos. Va a erosionar gravemente la ya de por sí resquebrajada autoridad del presidente palestino, y eso sólo beneficia a los ultrarradicales de Hamas y de Yihad, cuyas campañas de terror encontrarán terreno abonado: la desesperación, la inseguridad y el creciente caos en los territorios palestinos.

Pocas veces en la reciente historia de esta convulsa región se había producido una coincidencia en un espacio tan corto de tiempo de tantos y tan intensos factores de inestabilidad: la crisis política israelí y la incertidumbre de sus elecciones, las acusaciones al régimen sirio y sus implicaciones internas y regionales, la inestabilidad libanesa, Irak y el terrorismo planeando sobre toda la región. Esta delicadísima situación requiere de inmensa prudencia, visión y un hábil manejo por parte de los actores regionales y de las primeras potencias mundiales, todos los problemas están relacionados y la interdependencia en este caso, lejos de ser un freno de seguridad ante una escalada, podría muy bien operar en el sentido inverso, como catalizador o incluso como el fulminante que haga que todo estalle. No estamos ante una crisis más; ésta es de las más graves que recuerdo, lo peor es que la sensación de calma tensa y el fatalismo optimista de buena parte de las principales figuras mundiales, que creen que por feas que se pongan las cosas al final nunca pasa nada, puede ser el mejor aliado del desastre. No hacer nada no es una opción, intervenir sin extremo cuidado, teniendo en cuenta todas las implicaciones y su consecuencias sería el desastre, y me temo que este caso no es sólo un recurso retórico; es un terrible y nada improbable escenario.