"EL TRIUNFO DE LA ESPERANZA"
Contenido íntegro del artículo de JOSE MARIA AZNAR
“El Semanal Digital”, 6 de noviembre. Por el interés generado por este artículo, publicamos íntegro su contenido para conocimiento de nuestros lectores.
El ex presidente del
Gobierno José María Aznar publicó en el diario "The Wall Street Journal" un
análisis sobre la victoria de George W. Bush que ha tenido un amplio eco
político.
"Ha ganado la esperanza. Sé que a algunos puede sorprender esta afirmación, pero
estoy convencido de ella.
Ha ganado la esperanza y la confianza del pueblo americano en los valores y los
principios sobre los que se sustenta la civilización que compartimos a ambos
lados del Atlántico. George W. Bush decidió responder al ataque del terrorismo
totalitario con una vuelta a los principios básicos. Pudo haber escogido el
apaciguamiento. Pudo haber optado por la retórica. Decidió no hacerlo. Decidió
oponer firmeza y convicciones frente a la brutalidad. Ahora, una amplia mayoría
de su pueblo ha respaldado esa política. Ha dicho que hay esperanza en nuestro
modo de vida. Una esperanza que precisamente toma su fuerza de sus convicciones
esenciales. Una esperanza que se manifiesta en el deseo de defender la libertad
por encima de todo.
Muchos daban por seguro que necesariamente se iba a producir la derrota de Bush.
Han fallado. Lo malo de hacer caricaturas es creerse que la gente corriente va a
sustituir la realidad por la caricatura. El pueblo americano ha decidido que la
mejor alternativa es un nuevo mandato de George W. Bush. Si no, sería del todo
inexplicable los logros de estas elecciones: una amplia distancia entre los dos
candidatos, a favor del presidente Bush, en el voto popular; un aumento del
número de senadores; una mayoría holgada en la Cámara de Representantes. Bush ha
conseguido culminar un movimiento que se venía fraguando hace años: consolidar
una mayoría natural conservadora en su país.
George W. Bush ha tenido que enfrentarse no sólo a los enemigos de las
democracias, sino también a un frente de rechazo constituido por grupos
dispares. Una verdadera coalición negativa, unida sólo por el deseo de verle
derrotado. Algunos pensaban que la mayoría iba a pronunciarse ahora en contra de
la decisión de ir a Afganistán y a Irak para impedir que la amenaza siguiera
creciendo. La tentación de la comodidad es poderosa. Nuestras democracias están
poco preparadas para la realidad de que están amenazadas, y para enfrentarse con
un enemigo tan difuso como osado y letal.
Tras los terribles atentados del 11-S el Presidente Bush no se dejó llevar por
una lógica rabia pasional. Le conozco bien y sé de lo que hablo. Afganistán fue
un objetivo estratégico en la lucha contra el terror, no un acto de venganza.
Como también lo ha sido Irak.
La estrategia internacional de Bush incluye una política activa a favor de la
paz en el lugar más peligroso del mundo: Oriente Medio. Ha defendido su apertura
política, su liberalización económica y el respeto y la tolerancia religiosa. El
statu quo de una región que se ha convertido en un hervidero de terroristas y
fanáticos no puede ser ya aceptable. Se necesita un cambio profundo. Y eso es lo
que él persigue con su Iniciativa para el Gran Oriente Medio. Como digo, la
única opción y esperanza para millones de seres hoy hundidos en la desesperación
y en el odio. Y también para nuestra seguridad a largo plazo. Toda esa política
ha sido mayoritariamente respaldada por el pueblo americano.
Creo que la reelección de Bush abre un tiempo de esperanza para la comunidad
internacional. También los líderes de todo el mundo pueden participar de la
unidad en la defensa de nuestras democracias y nuestro modo de vida. Se abren
cuatro años más y los dirigentes occidentales pueden unirse al esfuerzo aliado
por construir un mundo más seguro y más libre. Es cierto, los gestos de
antiamericanismo primario, la hostilidad sin motivo, pondrá más difíciles las
cosas a aquellos dirigentes que se han dejado llevar por esa corriente. Pero el
mundo tiene ahora una oportunidad clara.
En estos meses hemos podido ver cómo se intentaban introducir y explotar los
asuntos y temas que más podían dividir. Se ha abusado de la fuerza y el daño de
la polarización. En lugar de comprensión se ha promovido el odio. En lugar de la
unidad, la división. Es reconfortante comprobar que esa estrategia ha provocado
la movilización de muchos más millones de americanos. Millones de americanos que
han ido a las urnas precisamente para lo contrario. Han ido a votar por una
política basada en principios. Una política sincera. Un liderazgo basado en
convicciones. Una política que no esconde la parte de la realidad que es
desagradable, sino que se enfrenta a ella, porque sabe que esa es la única
manera de superarla. Esa es una lección que todos podemos aprender: a los
intentos de división se puede oponer una política de principios. Y puede ser una
política triunfadora.