LIBERTAD, UN TRISTE DÍA

Artículo de Rafael L. Bardají  en “ABC” del 02 de octubre de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Ayer se volvieron a reunir las potencias occidentales con el encargado iraní para hablar del programa nuclear que Irán viene desarrollando desde hace veinte años y del que los demás nos vamos enterando con cuentagotas. Es más, el delegado norteamericano ha propuesto, incluso, una mesa de conversaciones bilaterales entre Washington y Teherán.

Es un día triste y penoso para la libertad y quienes la defienden en las calles de Teherán. Los occidentales han elegido el deshonor del paripé de negociar algo que los líderes iraníes consideran innegociable , olvidándose de que el régimen de Ahmadinejad ha perdido toda su credibilidad en casa: entre los estudiantes; entre buena parte de los ayatolás; y para elementos significativos del propio régimen, como Rafsanjani.

Lo que se ha negociado de verdad en esa mesa en Ginebra ha sido el rayo de esperanza y libertad que ha estado sacudiendo Irán desde el fraude electoral del pasado 12 de junio por un poco de tiempo en la carrera que lleva a Ahmadinejad hacia su bomba atómica. Él y sus guardianes de la revolución no quieren un Irán libre, pero sí ansían su arsenal nuclear.

Nadie quiere un ataque contra Irán porque se temen sus consecuencias estratégicas. Pero seguir confirmado en un régimen que se ha mantenido en la mentira y el engaño sistemático, justo en un momento donde es más débil políticamente que nunca, no es ya de ingenuos, sino de mentecatos: ¿Qué pueden esperar ahora todos los Ahmadinejads del mundo cuando saben que sus tropelías les salen gratis?

Y el problema no es únicamente Irán. Obama ya no quiere que sus diplomáticos se vean con la oposición en la Cuba de los Castros. Y su vicepresidente defiende que la democracia afgana no es el objetivo de las tropas norteamericanas. Por negar a Bush, vamos a acabar conjurando la liga de las totalicracias.