BUSH YA NO ES TAN MALO

 

 Artículo de Carlos Elordi en “El Periódico” del 10-3-05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo siguiente para incluirlo en este sitio web (L. B.-B.)

 

Se trata sólo del editorial de un diario, aunque sea el de un diario tan significativo e influyente como LE MONDE. Pero la contundencia con que el periódico parisino ha tomado postura en el debate que agita las cancillerías y think tanks de muchas capitales --el de si hay que cambiar de actitud hacia Estados Unidos-- sugiere que el antibushismo militante y sin concesiones de los últimos años está perdiendo fuerza en ambientes cada vez más amplios del establishment europeo, aun cuando no esté claro por qué va a ser sustituido.

Le Monde empieza subrayando que en Oriente Próximo están ocurriendo cosas nuevas y esperanzadoras. Y añade: "Esta 'primavera árabe',
como dicen los medios norteamericanos, ha de ser defendida por todos los que creen que los derechos humanos son un valor universal. El mérito de Georges Bush es haber mantenido ese discurso desde el día posterior a los atentados del 11 de septiembre --más allá de algunos excesos verbales como el de 'la nueva cruzada'--.

Él desarrolló la idea de que los pueblos musulmanes tenían derecho a la libertad, a la democracia, a la prosperidad. Y no lo hizo únicamente por altruismo, sino también porque está convencido de que dicha evolución conviene a los intereses de la seguridad de Estados Unidos.

... Los europeos deberían evitar que los norteamericanos se hicieran con el monopolio de la retórica democrática. Tienen razón cuando dicen que no habrá democratización ni modernización duraderas en Oriente Próximo sin solución del conflicto israelí-palestino, pero sería un error convertir eso en una condición previa. Ambas cosas deben caminar juntas. Y el tiempo apremia, a fin de que los frágiles logros alcanzados no sean puestos en cuestión".

Cuando se escribían esas líneas aún no había noticias de lo que ocurrió el martes en
Beirut. Y las dimensiones de la manifestación de los otros libaneses ha sorprendido a todos, pero, en particular, a los diarios estadounidenses.

En un tono que podría calificarse de cándido, si no fuera porque los datos sobre la complejidad de la situación libanesa estaban a su alcance, Scott Wilson lo ha venido a reconocer así en The Washington Post:

"Hasta ahora, los shiís libaneses han estado fuera de escena. Las manifestaciones de la oposición, mayoritariamente de clase media, retransmitidas en directo por las televisiones locales afines, han dado la impresión de que la mayoría de los libaneses apoyaba una retirada siria del país.

... La manifestación de ayer revela la profunda y potencialmente peligrosa división que se ha creado en el país tras el asesinato del exprimer ministro Rafic Hariri". Sin embargo, el Financial Times cree que aún hay mucho margen para la política:

"Hizbulá no ha movido un dedo para salvar al Gobierno prosirio que dimitió hace unos días. Y ayer enarboló más la bandera libanesa --que es también el emblema de la llamada 'revolución del cedro'-- que la bandera del partido. Hizbulá está claramente tomando posiciones para ejercer un papel prominente en un futuro post-sirio.

Ello podría implicar un eventual desarme del grupo, pero Estados Unidos debería dejar ese asunto en manos del Gobierno que surgirá de las elecciones de esta primavera, en las que participará Hizbulá. La jugada consiste en lograr que Hizbulá sea parte de la solución del Líbano".