EL TURNO DE CONDOLEEZZA

 

 Artículo de José Javaloyes
en “La Estrella Digital” del 20/01/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

El guión está servido. Para el segundo mandato presidencial de G. W. Bush, sin Colin Powell en la Secretaría de Estado, Condoleezza Rice, que le sucede en el cargo, ha esbozado ante el Senado el perfil de su programa. Hay un cambio cierto en la continuidad de la diplomacia de Washington. Del “eje del mal”, a los “bastiones de la tiranía”: actualizada nómina oficial de los proscritos internacionales. Iraq y Siria desaparecen del censo anterior, del que ya se había caído Libia al entregar sus planes y proyectos en las ADM (Armas de Destrucción Masiva), pero se incorporan al censo nuevo la Cuba de Castro, el clon totalitario bielorruso, la dictadura militar de Birmania y el africanismo confiscatorio y brutal de Zimbabue.

Pero son Irán y Corea del Norte los que se llevan la palma en la clasificación de las alertas diplomáticas, políticas y militares del nuevo ciclo político de EEUU, que hoy comienza con el segundo mandato presidencial de G. W. Bush. Implican riesgos regionales de mayor cuantía, en el caso iraní, y peligro estratégico más que regional en el caso norcoreano.

En lo que concierne a Irán, cuya degradación política en términos de añadidas pérdidas de libertad se acentuó gravemente con la purga, por el comité de teólogos del régimen, de candidatos aperturistas durante las últimas elecciones, pesa sobremanera el factor israelí. Y aunque no consta que Irán disponga aún de armas nucleares, sí se encuentra establecida la ocultación de aspectos relevantes en sus progresos tecnológicos hacia la bomba atómica. Consta también la disponibilidad iraní de misiles de alcance medio, capaces de llegar hasta Israel. Ello dispara sobremanera la ya alarmada atención estadounidense. Aunque también concita la preocupación europea y el celo fiscalizador de la Agencia Internacional de Energía.

Irán y Corea del Norte presentan doble título para estar en la nómina americana de los apestados internacionales de alto riesgo. Más allá de los distintos nieveles de riesgo nuclear que representan, son dictaduras muy herméticas, especialmente la norcoreana; pero una y otra componen las dos negaciones más representativas de la libertad política: la del totalitarismo comunista propio del siglo XX —junto al resto de los fascismos— y la del islamismo totalitario.

Este islamismo está disparado sobre el siglo presente con el integrismo suní movilizado por Ben Laden, resuelto como ideología del nuevo terrorismo. Pero esta movilización integrista había sido precedida por la revolución integrista del chiismo. Capitaneada por el imán Jomeini, arrasó la democracia que se levantaba tras la caída de la dictadura del Sha. Reza Palhevi fue aliado incondicional de Washington, con funciones de gendarme en el Oriente Próximo similares a las ejercidas actualmente por Israel.

Todo ello confiere a Irán la condición de enemigo estructural de Estados Unidos. Es tanto como decir que los ayatolás llevan en sus bolsillos todos los números de la rifa si se organiza otro sorteo bélico en Oriente Próximo, más allá del efecto expansivo que pudiera tener por sí mismo el conflicto de Iraq, donde los atentados terroristas crecen en razón inversa al tiempo que queda para las elecciones.

Bush no ha descartado la eventualidad de un choque con los antiguos persas, pero eso no es algo especialmente significativo. Figura en cualquier enunciado de presión diplomática relevante.

Irán es, por tanto, el punto más caliente de cuantos ha señalado la nueva titular de la Secretaría de Estado. La inclusión de Cuba ha sido poco menos que de trámite. No así la de Birmania, con el nacionalismo totalitario de su dictadura militar, ni Zimbabue, la antigua Rhodesia, en caída libre hacia la ruina económica y la negación de todas libertades. Tampoco ha resultado de trámite el señalamiento de Bielorrusia por sus graves carencias democráticas, puesto que se encuentra en la órbita tutelar del Kremlin de Putin, señalado al paso por los escasos quilates liberales de su deriva política.

No puede decirse propiamente que estemos en un más de lo mismo tras de lo expuesto ante el Senado de Washington por Condoleezza Rice. La inflexión de estilo en la política exterior norteamericana, al proponer más diálogo y multilateralismo, expresa en buena medida el reconocimiento de los muchos errores cometidos en Iraq, donde los ríos de sangre se han vuelto tan navegables como el Éufrates y el Tigris.